El candidato presidencial que propone "matar a los traficantes de droga" y bromea sobre violaciones
"A todos ustedes que andan con drogas, a ustedes, hijos del diablo, de verdad que los voy a matar".
Así gritó Rodrigo Duterte, el candidato presidencial de Filipinas que encabeza las encuestas, a los 300.000 correligionarios que se reunieron para escucharlo este sábado en la capital, Manila.
Era su último mitin antes de las elecciones de este lunes.
En los comicios, además de presidente y vicepresidente, se eligen 18.000 cargos públicos entre congresistas, gobernadores provinciales, alcaldes y delegados de los gobiernos municipales.
54 millones de personas están llamadas a las urnas las 7.000 islas del archipiélago.
Y en su último intento para ganar su voto, el exfiscal de 71 años, eterno alcalde y ahora candidato del partido Pdp-Laban a la presidencia añadió: "No tengo paciencia, ni término medio. O me matan a mí o los mato a todos, idiotas".
Salidas de tono
Fue una salida de tono más en una campaña sembrada de obscenidades que los expertos vinculan al estilo del candidato republicano a Casa Blanca Donald Trump.
Aunque Duterte haya dicho que el magnate estadounidense convertido en político es un "fanático", existen ciertos paralelismos entre ambos.
Los dos fueron rechazados por el establishment político al inicio de la contienda y ambos han incendiado a la opinión pública en varias ocasiones con sus declaraciones.
Como cuando Trump tachó a los inmigrantes mexicanos de criminales— "Están trayendo sus drogas, están trayendo su crimen. Son violadores y algunos, asumo, son buenas personas"—, Duterte se ganó el rechazo de miles de ciudadanos y de la opinión pública internacional cuando en un acto de campaña bromeó sobre la violación y el asesinato de la misionera australiana Jaqueline Hamil.
Hamil fue tomada como rehén en 1989, cuando estalló una revuelta en la prisión en la que trabajaba.
"Violaron a todas las mujeres", recordó Duarte.
"Entre ellas estaba esta misionera australiana... Y cuando vi su rostro, pensé: 'Mierda. Qué lástima'. La violaron, puestos en fila. Fue terrible que la violaran. Era tan hermosa... ¡El alcalde debió ser el primero!".
Mano de hierro
La tragedia ocurrió en la cárcel de Davao, una ciudad del sur de Filipinas de la que Duterte era entonces alcalde.
Lo sería también por otros siete mandatos más, 22 años en total.
En ese tiempo, aplicó la política de mano dura contra el crimen que propone hoy como candidato presidencial y logró convertir a una de las ciudades más peligrosas del archipiélago en una de las más seguras.
O así lo asegura al menos él, aunque otras estadísticas señalan Davao sigue en los primeros puestos del ranking de inseguridad.
Grupos pro derechos humanos denuncian si las cifras de criminalidad se redujeron drásticamente fue por la acción de los "escuadrones de la muerte" que habrían matado a miles de supuestos malhechores en la década de 1990.
Y señalan que estos grupos habrían tenido el apoyo del alcalde, algo que el candidato ha negado a veces y de lo que se ha jactado en otras ocasiones.
Sea como sea, por ello Duterte se ganó el sobrenombre de "Harry el sucio" o "El castigador".
Y hoy promete que si es elegido presidente reducirá el crimen a nivel nacional con la misma estrategia y en un tiempo récord: entre tres y seis meses.
También dice que terminará con la corrupción en un país en el que, a pesar de haber crecido un 6%, los más desfavorecidos siguen luchando para conseguir qué comer.
"Dictador en potencia"
Así, decenas de ciudadanos consideran que es el único candidato que será capaz de poner en orden el país.
Aunque otros, como el actual presidente Benigno Aquino III, lo ven como un"dictador en potencia".
Aquino incluso llegó a comparar el ascenso de Duterte con el de Hitler.
"Espero que hayamos aprendido las lecciones de la historia y que recordemos cómo llegó Hitler al poder", advirtió el presidente.
Así, en un intento desesperado para evitar cualquier posibilidad de que el país vuelva a caer en un régimen autocrático similar al que encabezó Ferdinand Marcos entre 1965 y 1986—incluyendo un período de nueve años bajo la ley marcial que impuso en 1972—, el viernes Aquino III llamó al resto de candidatos a formar una alianza contra Duterte.
Y es que bajo la ley electoral filipina, se proclama vencedor al candidato que obtenga más votos aunque ninguno haya logrado la mayoría.
El propio Aquino ganó las elecciones de 2010 con 42% de los votos. Y las encuestas más recientes señalan que Duterte lograría el 33% de los sufragios.
Además, el temor de los detractores de Duterte aumentó al ver quién se perfila como vicepresidente: Ferdinand "Bongbong" Marcos, un senador al que se le achaca nunca haber reconocido la corrupción y la violencia del régimen de su padre, Ferdinand Marcos, y quien acaba de declarar que el suyo fue "un gobierno notable".
Según Amnistía Internacional, durante el gobierno de Marcos apresaron a 70.000 personas, torturaron a 34.000 y mataron a 3.240.
Y la deuda de Filipinas pasó de ser de US$2.000 millones a US$30.000 millones, mientras los Marcos y sus socios se hicieron escandalosamente ricos.
Por el momento, Duterte ya amenazó con cerrar el Congreso si éste intenta censurarlo.
Y se mostró dispuesto a cortar las relaciones con Estados Unidos y Australia, los países que condenaron su broma sobre Jaqueline Hamil.
Aunque lo más llamativo de su retórica sigue siendo su postura hacia los traficantes de drogas.
"Olviden las leyes sobre derechos humanos", dijo en su última intervención.
"Si llego al palacio presidencial, haré lo mismo que hice como alcalde. Ustedes los vendedores de drogas, los ladrones y los vagos, mejor váyanse. Porque... los voy a matar".