Dos hombres condenados a muerte fueron ejecutados con inyección letal este martes en Estados Unidos, uno de los cuales había defendido su inocencia y recibido el apoyo de grupos de activistas de derechos civiles.
Marcellus Williams, un afroestadounidense de 55 años, fue sentenciado en 2001 en el estado de Misuri (centro) por el asesinato en 1998 de la periodista Felicia Gayle, acuchillada en su casa durante lo que pareció ser un hurto.
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El hombre, antes condenado por robo con allanamiento de morada y atraco, fue declarado culpable tras el testimonio de un antiguo compañero de celda y una exnovia, aunque no se encontró su ADN en la escena del crimen.
Su ejecución fue suspendida en 2015 y de nuevo en 2017 tras el descubrimiento de un ADN masculino en el cuchillo que no era el suyo. El gobernador de aquel entonces, Eric Greitens, ordenó una comisión investigadora, que luego fue desactivada por su sucesor, Michael Parson, en 2023.
Este año, la fiscalía local inició un procedimiento para anular su condena. Sin embargo, el lunes, el Tribunal Supremo de Misuri dictaminó que no detendría la ejecución.
Pese a los reclamos de grupos de derechos civiles como NAACP e "Innocence Project", el gobernador Parson tampoco interrumpió la pena, alegando que "ningún jurado ni ningún tribunal (...) ha encontrado nunca fundamento a la alegación de inocencia" de Williams.
La defensa de Williams acudió entonces a la Corte Suprema de Estados Unidos, de mayoría conservadora, que el martes negó un último pedido para retrasar la ejecución. Los abogados alegaron que el jurado que halló culpable a Williams se integró de forma discriminatoria, con 11 miembros blancos y solo un afroestadounidense.
El multimillonario británico Richard Branson, que apoyó la causa de Williams el lunes con un aviso a página completa en un diario, aseguró en la red social X que era "un día vergonzoso para Misuri y para el gobernador Parson, que no cumplió con su deber de proteger de la injusticia a un hombre inocente".
El segundo ejecutado el martes fue Travis Mullis, de 38 años, condenado en Texas por matar a su hijo de tres meses en 2008.
"Incluso en el corredor de la muerte es posible demostrar que uno puede rehabilitarse y no ser considerado una amenaza. Hemos cambiado, no somos los mismos (...). Lamento la decisión de quitarle la vida a mi hijo, pido disculpas a su madre", dijo Mullis, antes de su ejecución.
Con estas suman 16 las ejecuciones en Estados Unidos en 2024. Aún hay agendadas otras nueve.
La pena de muerte ha sido abolida en 23 estados del país, mientras que otros seis -Arizona, California, Ohio, Oregón, Pensilvania y Tennessee- tienen moratorias vigentes.