Por Jay Desmukh (France Presse)
Aunque todavía no han sido establecidas las causas de la caída del avión ruso de la línea Metrojet en el Sinaí, este episodio asesta un nuevo y duro golpe al turismo en Egipto, ya afectado por años de inestabilidad política.
Cinco días después de la catástrofe, las malas noticias se acumulan para los profesionales de ese sector clave de la economía del país. La pista de un acto terrorista es ahora oficialmente contemplada por el gobierno británico y por el de Estados Unidos, aunque hasta ahora para Rusia y Egipto se trata solo de especulación sin fundamento.
Reino Unido e Irlanda suspendieron los vuelos hacia la estación balnearia de Sharm el Sheij, de donde despegó el sábado el avión ruso con 224 personas a bordo, que murieron todas. También lo hizo Lufthansa, la línea aérea más importante de Alemania.
Si la crisis continúa, "eso representará un duro golpe para la industria del turismo en Egipto, ya afectada a causa de la incertidumbre política", advirtió Fawaz Gerges, profesor en la London School of Economics and Political Science.
Una niña llora durante el funeral de una de las víctimas en Rusia.
Los turistas evitaban ya el país desde la revuelta que sacó a Hosni Mubarak del poder en 2011, a lo que siguieron tres años de caos en Egipto. Solo 9,9 millones de turistas visitaron Egipto en 2014 frente a cerca de 15 millones en 2010, cuando esta actividad significaba 12% del PIB y 15% de los recursos en divisas del país.
"El turismo en Egipto morirá si se comprueba que la caída del avión obedeció a un ataque terrorista", indicó Hamada Nagi, de la agencia de viajes Hourghada. El impacto de la caída del avión se agrega a una serie de tragedias ocurridas a lo largo del año.
En septiembre, ocho turistas mexicanos murieron por error en medio de un vasto desierto occidental, muy apreciado por los viajeros, en el marco de un ataque aéreo del ejército egipcio que perseguía a yihadistas.
Un mes antes, la rama egipcia del grupo yihadista Estado islámico (EI) había reivindicado la decapitación de un croata que trabajaba para una compañía francesa, secuestrado cerca de El Cairo.
En junio, las autoridades frustraron milagrosamente un ataque suicida planeado por cuatro yihadistas en el templo de Karnak, en Luxor, uno de los sitios más visitados por los turistas en Egipto.
"El mal ya está hecho"
Horas después de la caída del avión el sábado en su bastión del Sinaí, la rama egipcia del Estado Islámico aseguró que "derribó" el avión, sin dar más detalles.
Expertos en aviación subrayan que la dispersión de los restos y cuerpos en una amplia superficie señala que el aparato se despedazó en pleno vuelo y optan también por la hipótesis de una bomba. Una tesis que también contemplan Reino Unidos y Estados Unidos.
"El mal ya está hecho. Incluso si fue un error de pilotaje o un accidente, todo el mundo aquí ya piensa que es una bomba (...) Estamos preocupados a mediano y largo plazo", declaró Jacques Peter, director de los hoteles del grupo Savoy en Sharm el Sheij.
Incluso si no hay cancelaciones para sus hoteles, "la curva de las reservaciones, que comienza a subir por lo regular para el periodo entre navidad y año nuevo, es ahora una línea plana, lo que no es habitual".
Agencias de viaje rusas informaron de una baja de entre 30% al 50% de las ventas, una "reacción" a la caída del avión, según la agencia de prensa rusa Interfax.
Hasta estos últimos días el turismo había resistido en Sharm el Sheij al incremento de la potencia del Estado Islámico en el norte de el Sinaí, donde los yihadistas realizan ataques casi diarios contra el ejército y la policía egipcias. Sharm el Sheij ya se había recuperado de una ola de atentados sangrientos perpetrados entre 2004 y 2006, en particular el 23 de julio de 2005, cuando cerca de 70 turistas murieron.