AFP
La ciudad estadounidense de Milwaukee vivió una segunda noche de protestas violentas, que dejó siete policías heridos y 11 detenidos, dos días después de que las fuerzas de seguridad abatieran a un afroestadounidense armado que intentaba huir.
Una multitud apedreó vehículos policiales e incendió comercios en esta ciudad de Winconsin (norte), donde fue desplegada la policía antidisturbios en el barrio de Sherman Park hacia las 11H00 de la noche del domingo (04H00 GMT del lunes) para restaurar el orden.
Debido a ello, un toque de queda fue decretado para menores de 18 años a partir de las 22H00 locales del lunes.
Siete policías resultaron heridos y 11 personas fueron detenidas, declaró el lunes el jefe de la Policía, Edwards Flynn, que precisó que durante los disturbios se escucharon unos 30 disparos.
Los tiros y las piedras iban dirigidos a los vehículos policiales. Un "proyectil" rozó a un oficial, que resultó ileso gracias a su casco, dijo la policía.
Flynn subrayó que la policía se abstuvo de abrir fuego para demostrar su disposición a evitar los enfrentamientos.
La protesta se inició la tarde del sábado después de que dos personas interceptadas por la policía en su automóvil se dieron a la fuga a pie, según la versión policial.
"En la persecución, un agente abrió fuego contra un sospechoso armado con una pistola semiautomática", que falleció en el acto, dijo en un comunicado el Departamento de Policía de Milwaukee.
Se trata de Sylville Smith, un negro de 23 años con un prontuario judicial voluminoso, de acuerdo con el informe oficial, en el que se detalla que la pistola que llevaba consigo había sido robada en marzo.
El sospechoso recibió un par de disparos, uno en el pecho y otro en el brazo. El incidente desató una protesta y durante la noche la situación "se salió de las manos", indicó Tom Barrett, alcalde de esta ciudad situada a 130 km al norte de Chicago.
Vehículo blindado
Cuatro policías fueron trasladados al hospital y al menos 17 personas habían sido arrestadas la primera noche de disturbios.
Los manifestantes prendieron fuego una gasolinera, un banco, una tienda de cosméticos y otra de repuestos de automóviles, según el Milwaukee Journal Sentinel.
Los incidentes ocurrieron en un contexto de tensiones por una serie de muertes en los últimos tiempos de negros desarmados en Minnesota y Luisiana.
Estas agresiones desencadenaron también el asesinato de varios policías en aparentes actos de represalia en ciudades como Dallas, en Texas, y Baton Rouge, Luisiana.
"No nos habían desafiado de esta manera desde hace años", sostuvo Barrett.
Durante la noche del domingo, el parabrisas de un vehículo blindado fue alcanzado por varios disparos, lo que produjo heridas de esquirlas de vidrio en los ojos de dos policías.
Las fuerzas de seguridad también utilizaron un vehículo blindado para rescatar a una víctima de un disparo que fue trasladada a un hospital.
Se había requerido la intervención de cerca de 125 miembros de la Guardia Nacional del estado, pero finalmente no actuaron.
Llamando a la calma, el gobernador Scott Walker recordó el domingo que Wisconsin "tiene una ley que exige una investigación independiente cada vez que un oficial de policía efectúa disparos mortales".
Perdí a mi hermano
"Perdí a mi hermano. Ya no lo puedo tener. Nunca. Nunca. Eso duele. Realmente duele", dijo desconsolada la hermana menor de Smith, Sherelle, durante una vigilia en su memoria.
"Ya no podré mirar a mi hermano a los ojos y decirle: te amo. Ni siquiera tenía Facebook para decirle a mi hermano que o quería", añadió.
El policía que disparó sobre Smith también era negro, según el jefe de policía de Milwaukee, Flynn. Temiendo por su seguridad el oficial se encuentra fuera de la ciudad, habiendo sido puesto en licencia administrativa, como es de rigor en estas situaciones.