Mario Marazziti, cofundador de la Coalición Mundial contra la Pena de Muerte, denunció este martes (23.01.2024) que la ejecución con nitrógeno que se usará el miércoles en Alabama (Estados Unidos) para ejecutar a un reo es un método que se utiliza "para matar cerdos" y que provoca un gran sufrimiento al reo. Se trata de una forma de asfixia nunca antes empleada en personas, aunque habitual en el sacrificio de animales para consumo humano.
El estado de Alabama tiene previsto ejecutar a Kenneth Eugene Smith, condenado a muerte por asesinato desde hace más de tres décadas. Smith, de 58 años, es el segundo preso estadounidense que ha salido vivo de la cámara de ejecuciones, ya que en noviembre de 2022 el verdugo estuvo "más de 4 horas intentando" encontrar la vena correcta para administrarle la inyección letal, sin éxito.
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Si esta vez sí se produce la ejecución, el reo será obligado a respirar únicamente nitrógeno, lo que privará a su cerebro y resto de tejidos de oxígeno, ocasionando su muerte. "El mundo no se puede permitir que se mate de una forma tan bárbara", dijo Marazziti. "Los veterinarios no quieren que este método sea utilizado para matar animales", aunque hoy se usa "sobre todo para los cerdos, con una sedación previa", resaltó, algo que, aseguró el activista contra la pena de muerte, no se empleará con el preso estadounidense.
Tortura
Marazziti no es el único que ha puesto el grito en el cielo. También la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos dijo estar "alarmada" por la inminente ejecución de Smith. Ravina Shamdasani, la portavoz del Alto Comisionado, destacó que la hipoxia nitrogenada "podría constituir tortura u otros tratos crueles o degradantes, según el derecho internacional".
La ONU pidió a las autoridades de Alabama que suspendan la ejecución, y está preocupada porque Misisipi y Oklahoma han aprobado también este método de ejecución. La implementación del uso del gas nitrógeno responde a las dificultades para adquirir los fármacos que componen la inyección letal por parte de los estados que aún mantienen la pena capital, debido a la negativa de las farmacéuticas a que sean usados con este propósito.