El duro relato de niña que sobrevivió a masacre de Texas simulando su muerte con sangre de una amiga
Hasta el pasado martes, todo estaba tranquilo y abundaban las risas al interior de la escuela de primaria Robb en Uvalde, Texas (Estados Unidos), sin embargo, horas más tarde se convirtió en un infierno tras ser el escenario de un terrible tiroteo, donde murieron 19 niños y dos profesoras.
Salvador Ramos, de 18 años, fue quien protagonizó la matanza, que tuvo entre sus víctimas mortales a menores que estaban en la misma clase de cuarto grado, de la que sobrevivió una niña de 11 años: Miah Cerrillo.
El padre de la niña, Miguel Cerrillo, corrió hasta la escuela para ver a su hija y la escena con la que se encontró jamás la va a olvidar. La vio cubierta de sangre y siendo llevada por la policía.
Si bien pensó que estaba muerta, Miah salió ilesa del tiroteo, pues la sangre que llevaba encima no era producto de una herida de gravedad, sino la clave de su supervivencia.
Miah Cerrillo habló en exclusiva con CNN sobre su horrible experiencia ese día dentro de la sala de clases. Según contó al programa "New Day", ella y sus compañeros estaban viendo la película "Lilo y Stitch" cuando los profesores se enteraron de que había un atacante en el edificio.
En ese momento, la docente se acercó hasta la puerta para cerrarla, pero el atacante justo estaba ahí y disparó por la ventana de la puerta. Cerrillo relató que Ramos miró a uno de sus profesores a los ojos, dijo "buenas noches" y luego le disparó.
Luego, según contó, el sujeto siguió disparando al resto de la clase, mientras ella sentía como pasaban las balas por su alrededor. Una vez terminado el tiroteo en la sala, el atacante se dirigió a otro salón y comenzó a disparar.
Ahí, ella y un amigo lograron agarrar el teléfono de su profesora muerta y llamaron al 911 para pedir ayuda. "Por favor, envíe ayuda porque estamos en problemas", contó la niña que le dijo al operador.
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Tras dar el aviso, Miah dijo que estaba muy asustada de que el individuo volviera a la sala para dispararle a ella y a otros compañeros que aún estaban vivos, por lo que sumergió sus manos en la sangre de una compañera, que yacía a su lado, ya fallecida, y luego se untó la sangre para hacerse la muerta.
Así tuvo que soportar por casi una hora, el tiempo que las autoridades creen que Ramos estuvo parapetado en la escuela hasta que fue abatido por la policía.
La niña salió de la clase con heridas de fragmentos de bala en su espalda. Fue tratada en el hospital, pero pocas horas después ya estaba en casa.