AFP
Dos cardenales ultraconservadores denunciaron este miércoles "la plaga de la agenda homosexual" que azota a la iglesia e instaron a los obispos de todo el mundo convocados el jueves por el papa al Vaticano a combatir ese fenómeno.
"La plaga de la agenda homosexual se ha extendido dentro de la Iglesia, fomentada por redes organizadas y protegida por un clima de complicidad y silencio", denunciaron los dos cardenales, el estadounidense Raymond Burke y el alemán Walter Brandmüller.
La denuncia fue hecha en la víspera de que se inaugure en el Vaticano una cumbre excepcional de tres días con los presidentes de las 114 conferencias episcopales de todo el mundo para combatir la pederastia dentro de la Iglesia.
"Las raíces de ese fenómeno se encuentran, es evidente, en esa atmósfera de materialismo, relativismo y hedonismo donde la existencia de una ley moral absoluta, es decir, sin excepciones, es puesta en discusión abiertamente", sostienen los purpurados.
Los cardenales consideran que reina un "profundo desorden" y que el "mundo católico está desorientado".
Para los dos purpurados, conocidos por sus posiciones conservadores, reconocen que "el horrible crimen del abuso de menores" es grave y consideran que se ha extendido "no tanto por el clericalismo" y abuso de poder dentro de la Iglesia, sino por que se "ha alejado de la verdad del Evangelio".
El papa Francisco es uno de los mayores críticos del clericalismo que reina en la iglesia, es decir de la manera desviada con que se concibe ser del clero, como una casta superior, que actúa como amo y no como siervo.
"Ante ese fenómeno (la homosexualidad) tanto los cardenales como los obispos guardan silencio, ¿ustedes también callarán con motivo de la reunión convocada por el Vaticano el 21 de febrero?", lanzaron con tono de provocación a los presidentes de las conferencias episcopales del planeta.
Los dos prelados forman parte del grupo de cuatro cardenales ultraconservadores que criticaron enérgicamente en 2016 al papa Francisco por haber concedido en algunos casos la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar.
En una carta enviada a Francisco lo acusaron de sembrar confusión dentro de la Iglesia y le exigieron, sin obtenerla, una respuesta a sus "dudas" sobre sus recomendaciones sobre el tema de la familia.