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Dilma Rousseff tras destitución: el Senado de Brasil consumó "un golpe de Estado"

Dilma Rousseff tras destitución: el Senado de Brasil consumó "un golpe de Estado"
T13
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Con 61 votos a favor y 20 votos en contra, el Senado de Brasil sentenció este miércoles la destitución de la Presidenta suspendida Dilma Rousseff.
AFP

El senado de Brasil consumó este miércoles "un golpe de estado parlamentario", dijo Dilma Rousseff, en su primera reacción tras ser destituida de la presidencia de Brasil.

Visiblemente afligida, señaló: "decidieron por la interrupción del mandato de una presidenta que no cometió crimen. Condenaron una inocente y consumaron un golpe de Estado".

"El Senado federal tomó una decisión que ingresa en la historia de las grandes injusticias", sentenció.

Por 61 votos a favor y 20 en contra, Rousseff quedó despojada del poder de Brasil. Bastante más de los 54 votos (dos tercios de los 81 senadores) que se necesitaban para que fuera condenada. 

Sin embargo, el Senado rechazó en una segunda votación la propuesta de que la ex guerrillera, de 68 años, quedara inhabilitada para ejercer cargos públicos

El voto cierra una sangría política que desde hace nueve meses mantiene en vilo a la mayor economía de América Latina, en vías a su peor pérdida de riqueza en 80 años y que tiene a los principales partidos embarrados en causas de corrupción.

Y es un final trágico para la primera mujer que llegó a la presidencia de Brasil, suspendida en mayo tras ser acusada de violar las normas fiscales de Brasil. 

Las maratónicas deliberaciones en el Senado reflejaron más una rabia por la gestión de Rousseff que por los crímenes por los que fue condenada.

"61 senadores sustituyeron la voluntad expresa de 54,5 millones de votos. Es un fraude contra el que vamos a luchar en todas las instancias posibles", afirmó Rousseff.

Los retos de Temer

Será el hasta ahora presidente interino Michel Temer (PMDB, de centro-derecha), de 75 años, quien asumirá la presidencia por lo que resta de periodo hasta 2018.

Temer, ex vicepresidente de Rousseff y ahora su peor enemigo, se juramentará este mismo miércoles en un acto ante el Senado antes de viajar a China para la cumbre del G20 de este fin de semana.

Pero le durarán poco las ganas de celebrar.

Con el desempleo en niveles récord (más de 11 millones de personas), la inflación galopante y un gigantesco déficit fiscal, la economía brasileña se contraerá un 3,16% este año, según los datos revelados este miércoles por el Banco Central, que revisó al alza sus previsiones. 

El nombre de Temer también saltó en las revelaciones en torno al megaescándalo de corrupción en Petrobras, en varias delaciones hechas por acusados que buscan reducir sus condenas.

El ex vicepresidente niega cualquier vinculación con la trama y la justicia nunca ha presentado cargos contra él.

Y también necesitará de gran habilidad para hacer alianzas en el fragmentado parlamento, mientras carga con la sombra de "usurpador".

Corrupción endémica

Lejos quedaron los días del milagro socio-económico que inició el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), padrino político de Rousseff, que sacó a 29 millones de personas de la pobreza y al país del mapa de hambre de la ONU.

La crisis económico-política se entrelazó con un escandaloso fraude que drenó más de 2.000 millones de dólares de la estatal Petrobras.

Aunque salpica a todas las fuerzas políticas, el escándalo conocido como Lava Jato terminó por cercar al gobierno. Y también empañó la imagen del político mejor valorado por los brasileños, el expresidente Lula, en la mira por obstrucción de la justicia y corrupción.

Brasil aparece en el puesto 76 del Indice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional, sobre un total de 168 países. De hecho, más de la mitad de los 81 senadores que juzgó a Rousseff están investigados o fueron acusados por causas de corrupción. 

A Dilma Rousseff se le ha criticado también por su incapacidad de negociar, su arrogancia y frialdad.

"Dilma va a pasar a la historia como una figura ambigua: va a ser vista como una villana del punto de vista de la gestión, fue una mala gobernante, que erró mucho, que no supo dialogar con el Congreso, que es responsable en parte por la economía y todo eso va a ser atribuido a ella", dijo a la AFP, Michael Mohallem, analista de la universidad FGV de Rio de Janeiro.

Pero "también va a haber una lectura sobre el proceso en sí, que fue usado para favorecer a un grupo político, para llevar a Michel Temer y al PMDB al poder de un modo no tan legítimo como serían las urnas", añadió.

Esta economista que fue guerrillera marxista en su juventud y sufrió torturas en la última dictadura (1964-1985) se mostró guerrera hasta el final. Incluso cuando reaccionó a su condena.

"Estoy segura de que la interrupción de este proceso mediante un golpe de Estado no es definitiva. ¡Volveremos!, afirmó en su despedida.

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