AFP
Diecisiete personas murieron en un incendio a primeras horas del domingo en una residencia para ancianos al norte de Kiev, anunció el servicio de emergencia de Ucrania.
El fuego se declaró en un edificio de dos pisos, que servía como residencia provisoria para ancianos, en el pueblo de Litochki, a 50 kilómetros al norte de la capital.
"Los cuerpos de 17 personas fueron hallados en el lugar del incendio", indicó en un comunicado el director del servicio estatal de Emergencia, Mykola Chechetkin.
"El fuego se declaró en un edificio privado", declaró a los periodistas, precisando que la residencia no cumplía la legislación existente.
Más de una decena de bolsas mortuorias fueron depositadas cerca de la valla que rodea el edificio, antes de ser colocadas en un camión, constató un fotógrafo de la AFP.
En una declaración televisada, el jefe adjunto de la policía nacional, Vadim Troyan, anunció la detención de un hombre, acusado de haber abierto esta residencia.
Según las primeras informaciones, unas 35 personas se hallaban en el edificio cuando se declaró el siniestro. De las 18 personas rescatadas con vida, cinco fueron hospitalizadas, agregó el servicio estatal de emergencia.
Más de 150 personas fueron movilizadas para apagar el fuego, que fue controlado durante la mañana.
A media mañana, todavía se desconocía la causa del siniestro pero, según una fuente, podría haber sido provocado por la explosión de un televisor.
Un testigo, Vasyl, explicó que una empleada de la residencia había rescatado a una persona y cuando volvió a entrar en el edificio para intentar salvar a otras, una estructura de madera le cayó encima.
"Todo estaba en orden aquí: estaba limpio, ordenado, no había quejas", contaba a la televisión Tamara, que tenía un allegado que vivía en la residencia.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, fue informado del siniestro y el primer ministro, Vladimir Groysman, creó una comisión para investigar las causas de esta "terrible tragedia", indicó el gobierno en un comunicado.
Muchas instalaciones vetustas de exrepúblicas soviéticas como Ucrania y Rusia siguen en uso, aunque adolecen de serias fallas de seguridad.