Denis Roberts, el periodista que quiere desacralizar a "Charlie Hebdo"
"Ver a esos millones de personas fue emocionante, conmovedor".
El que habla es el veterano periodista francés Denis Roberts y se refiere al rechazo masivo que siguió al ataque a la revista satírica Charlie Hebdo este año.
Los días posteriores a aquél funesto 7 de enero, decenas de miles de personas salieron a la calle a solidarizarse con los 12 muertos- entre ellos el editor de la revista, Stephane Charbonnier, Charb- y a gritar "Yo soy Charlie".
"El ataque fue tan violento e injusto que el país se volcó ante el drama. Nos olvidamos de nuestros odios y diferencias", concede.
"Fue una reacción sana y espontánea". Y no sólo fue un acto político, sino también de pura humanidad, insiste.
"Pero ahora que el luto ha pasado, es tiempo de pensar y sopesar el papel de cada quien en aquello en lo que se convirtió la revista, un medio al que todo el mundo tomó como estandarte de la libertad de expresión", agrega.
Roberts cree que la revista, tantas veces tachada de antiislamista y de racista, hoy es "menos incisiva" que cuando la fundó François Cavanna.
Y recuerda que éste ya dejó escrito que llegó a ser "demasiado educada, disciplinada y subordinada a la buena moral y el poder".
Así, para ayudar en esa tarea de reflexión, el periodista acaba de publicar, de la mano de la editorial Julliard, el libro Mohicans.
Pero Roberts no es el único que, a diez meses del ataque, quiere contar la verdad sobre la revista satírica.
Philippe Val, quien estuvo al frente de la publicación entre 1992 y 2009, publicará el 12 de noviembre C'etait Charlie (Era Charlie), con la editorial Grasset.
El excantante y editor asegura que escribió el libro "en memoria de los muertos y para honrar la vida".
Además, al menos otros tres trabajos sobre el tema verán la luz el año que viene: Ce que dit Charlie: treize leçons d'histoire (Lo que dijo Charlie: trece lecciones de historia), del historiador Pascal Ory.
También se publicará Terreur sur l'Hexagon (Terror en el Hexágono), del politólogo especialista en el islam y el mundo árabe Gilles Kepel; y Chérie, je vais à Charlie(Querida, me voy a Charlie), de Maryse Wolinski, la viuda de Georges Wolinski, artista gráfico que falleció en el ataque a la revista satírica.
"Sin legitimidad"
A Denis Roberts la idea le comenzó a retumbar en la cabeza mientras entrevistaba a François Cavanna, quien fundara en 1960 la revista satírica Hara-kiri, la misma que en 1992 pasaría a llamarse Charlie Hebdo.
Roberts, quien fuera durante años periodista de Libération, preparaba entonces el documental Jusqu'a l'ultime seconde j'ecrirai (Escribiré hasta el último segundo), con el que pretendía reivindicar la figura de Cavanna, y que llegó a las salas comerciales este julio.
En una de varias conversaciones, "Cavanna me dijo que entre bambalinasCharlie Hebdo se estaba refundando en función de la mezquindad y la codicia de algunos inversores", cuenta Roberts a BBC Mundo.
"Dejé aquello en suspenso; quería buscarle una forma, una escritura", recuerda.
"Y luego vinieron los ataques de enero y vi reaparecer en las pantallas de televisión en Francia, pero también en el extranjero, a algunos de estos personajes que en mi opinión no tenían legitimidad para evocar esta historia", cuenta.
"Es más, la historia que nos presentaron no tenía nada que ver con la que yo conocía sobre Charlie Hebdo".
Así que esperó a que las aguas se calmaran y se puso manos a la obra con una obra que "antes de un libro de denuncia, es un libro de explicaciones", dice.
En la primera parte reivindica el papel de los fundadores Cavanna y Georges Bernier, alias Choron.
"Somos millones los escritores, periodistas, humoristas y sobre todo lectores que somos más libres gracias a ellos", reconoce.
Pero después de hacer memoria, Roberts pasa a la denuncia.
"A su servicio"
"Luego cuento cómo un hombre, con la ayuda de un abogado, logra secuestrar la publicación y desviar su espíritu y su inocencia para covertirla en otra cosa", continúa Roberts.
"Se trata de descifrar la particular manera en la que actuaron Philippe Val,aquél cantante famoso en la Francia de los años 70, su abogado (Richard) Malka y algunos otros para dejar de lado a los fundadores de la revista, expulsar todos los elementos recalcitrantes y poner la revista a su servicio".
Roberts cree que la revista hoy es "menos incisiva" y recuerda que Cavanna ya dejó escrito que es "demasiado educada, disciplinada y subordinada a la buena moral y el poder".
Lea: ¿Cómo es Charlie Hebdo, la revista satírica que sufrió un mortal ataque en Francia?
Además, el periodista acusa a Val y a Malka de convertir a Charlie Hebdo "en una revista política con dibujos", en "una catapulta para su ambición personal".
Y no es la primera vez que les achaca actuar con esos fines.
Ya en 2008 les reprochó haber prohibido publicar en la revista cualquier artículo que mencionara el caso Clearstream, un escándalo financiero al que en 2001 le dedicó el libro Révélation$.
En él acusaba a la opaca entidad con sede en Luxemburgo, hoy propiedad del Grupo Deutsche Börse, de ser una organización de lavado de dinero y el centro neurálgico del crimen financiero internacional cometido por grandes bancos.
A raíz de la publicación, Clearstream demandó a Roberts, y el periodista fue juzgado por difamación y condenado a indemnizar a la compañía luxemburgesa.
Los cargos fueron desestimados por la Corte de Casación de París en 2011, quien concluyó que el trabajo de Roberts estaba protegido por la libertad de expresión y la de prensa.
Sin embargo, Roberts insistió en que esa libertad no se hizo efectiva en el Charlie Hebdo de Val, y que el editor bloqueó cualquier mención al caso.
Philippe Val lo desmintió con vigor en su editorial del 25 de junio de 2008, asegurando que ni él ni Malka ejercieron ninguna presión de ese tipo sobre el equipo, algo que suscribieron el periodista Michel Polac y el caricaturista Maurice Sinet, Siné.
La versión de Val
Como entonces, Val se alista para contar su versión.
El próximo jueves sacará a la luz C'etait Charlie, en memoria de los excompañeros que fallecieron en el ataque de enero.
BBC Mundo le solicitó una entrevista con él a la editorial, Grasset, pero a día de hoy aún no le ha sido confirmada.
Pero según señala el dossier de prensa del libro, Val también considera que lo que se ha contado de Charlie Hebdo últimamente no es la verdad.
"Después de los atentados del 7 de enero de 2015 me desperté en una pesadilla: nada de lo que escuché se correspondía con la realidad", señala el propio autor.
"A algunos, asustados por el horror o habitados por oscuros resentimientos, les es permitido reinventar nuestra historia", añade.
Hace referencia a los artículos publicados tras el ataque, en los que, según él, los refundadores de Charlie Hebdo fueron representados como "pequeños malvados que publicaron las caricaturas de Mahoma para ganar dinero y desaparecer con él", dice.
"Mientras mis amigos morían, yo fui interrogado en los medios por personas que se erigieron en fiscales", se queja.
"Históricamente habíamos tomado partido por los inmigrantes y luchamos contra los prejuicios raciales. Y de repente vimos que aquellos a los que habíamos pedido respeto y justicia blandían los puños y pedían nuestra muerte", denuncia.
Y acusa a una parte de la izquierda de haberlos insultado, tratándolos como "zombis que explotaron la pena y el apego a los valores democráticos que encarnaban las víctimas de los terroristas".
"En medio de esa confusión en el que reinan las mentiras y el miedo", hoy quiere dar a enterder "la magnitud del trabajo realizado durante más de 20 años por el genial equipo" de Charlie Hebdo, en que que también incluye a Cavanna, uno de los fundadores originales.
Sin embargo, el periodista Roberts no cree que el trabajo hoy sea de tal calidad.
Recuerda que le encantaba leer la revista cuando era estudiante, pero que a día de hoy sólo la mira de vez en cuando.
"Ahora, cuando la hojeo, me encuentro a veces con los recuerdos, con la calidad de la escritura y con la inventiva. Digamos que un 10% es así. Así que todavía queda trabajo", dice.
Cuando se le pregunta si la publicación ha sido sacralizada tras el ataque asiente: "Es evidente, nunca será una revista como las demás".
"El pequeño equipo que la produce todas las semanas tiene ese peso sobre los hombros", dice.
Y con su libro pretende, precisamente, desacralizarla.
"Ahora debe abstraerse del contexto y recuperar el hilo de su historia, una historia por inventar".