Cuba: Raúl Castro anuncia reforma constitucional
El VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), el primero en la nueva era de deshielo con EE. UU., comenzó este sábado en La Habana con el propósito de evaluar la evolución de las reformas económicas y sociales aprobadas en el pasado cónclave y definir el rumbo del país para los próximos años.
En presencia de la cúpula del Partido, encabezada por su primer secretario, el presidente cubano Raúl Castro, mil delegados y 280 invitados se reúnen hasta el próximo martes 19 en el habanero Palacio de Convenciones.
De la apertura del cónclave se encargó el número dos del PCC, José Ramón Machado Ventura, quien recordó que esta primera sesión se celebra 55 años después de la proclamación del carácter socialista de la Revolución Cubana por su líder, Fidel Castro, el 16 de abril de 1961. La primera parte de la jornada inaugural del cónclave es emitida en directo por la televisión y radio cubanas (la prensa extranjera acreditada en Cuba no tiene acceso a las sesiones).
En la primera jornada del congreso, Raúl Castro anunció que en los próximos años se llevará a cabo una reforma constitucional para incluir las transformaciones del plan de "actualización" socialista, pero sin alterar el "carácter irrevocable" de su actual sistema político y social. En su discurso, Castro indicó que ese proceso de reforma previamente deberá ser aprobado por la Asamblea Nacional (parlamento unicameral) y prevé una "amplia participación popular", incluido un referendo.
Asimismo, explicó que se fijará un límite de 60 años como edad máxima para ingresar al Comité Central del Partido Comunista (PCC, único) y de 70 para desempeñar puestos de dirección en la organización. Esos límites, junto a la propuesta que ya hizo en el anterior congreso comunista para ocupar responsabilidades políticas solo por un máximo de dos periodos consecutivos, "garantizará desde la base el rejuvenecimiento sistemático en todo el sistema de cargos partidistas", dijo Castro.
El objetivo es que ese relevo en las estructuras partidistas y gubernamentales "fluya con naturalidad", dijo Castro. Y añadió: "En mi caso, no es un secreto que en 2018 concluirá mi segundo mandato consecutivo como presidente de los consejos de Estado y de Ministros y cederé esa responsabilidades a quien sea elegido", añadió.
No se restaurará el capitalismo
El líder cubano admitió que en la isla han proliferado micro, pequeñas y medianas empresas privadas al calor de las reformas económicas emprendidas hace cinco años, pero advirtió que eso no implica la "restauración del capitalismo".
En su discurso, Castro recordó que la estatal seguirá siendo la forma principal de gestión económica en el modelo socialista cubano y abogó por dejar los "eufemismos" y "llamar a las cosas por su nombre".
El concierto de los Rolling Stones en La Habana fue un símbolo de la apertura que vive el país.
"No somos ingenuos, ni ignoramos la influencia de poderosas fuerzas externas que apuestan a lo que llaman el empoderamiento de las fuerzas no estatales de gestión, con el fin de generar agentes de cambio en la esperanza de acabar con la revolución y el socialismo en Cuba", aseveró Castro, en una referencia velada al apoyo expreso de EE. UU. a los emprendedores cubanos.
El presidente Castro explicó que el incremento de los trabajadores por cuenta propia, que suman ya casi medio millón, y la autorización de la contratación por estos de fuerza de trabajo "ha conllevado en la práctica" a la existencia de esas pequeñas empresas privadas, que "hoy funcionan sin la debida personalidad jurídica".
Al abrir espacios al sector privado, las reformas económicas aprobadas hace cinco años, cuya revisión iniciará hoy el Congreso de PCC, permiten por el momento solamente el trabajo autónomo a personas naturales o la creación de cooperativas no agropecuarias.
El presidente cubano, de 85 años, reiteró que en "la Cuba socialista y soberana, la propiedad de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción, es y continuará siendo la forma principal de la economía nacional y del sistema socio-económico", lo que constituye "la base del poder real de los trabajadores".