AFP
Los altos funcionarios chinos recibieron este viernes a sus homólogos estadounidenses, en el segundo día de unos diálogos comerciales en los que hay mucho en juego, con el objetivo de evitar una guerra comercial que podría costar miles de millones de dólares en aranceles.
Estados Unidos y China están sosteniendo "discusiones muy buenas", dijo a los periodistas el secretario de Tesoro, Steven Mnuchin, antes de dejar su hotel para ir a la residencia oficial Diaoyutai, donde se desarrollan las conversaciones.
Sin embargo, tampoco dio más detalles.
Tanto Washington como Pekín han mantenido mucha discreción sobre el desarrollo de las discusiones.
"Yo me tengo que subir al ascensor y no estar hablando con los periodistas", dijo a un reportero de la AFP el asesor comercial de la casa blanca Peter Navarro, conocido por sus visiones intransigentes sobre la política comercial de China.
Estas discusiones generan expectativas de que se desinfle la posibilidad de una guerra comercial que podría lastrar el crecimiento global de la economía.
Estados Unidos amenaza a China con imponer aranceles a productos chinos importados por valor de 50.000 millones de dólares, una medida que podría ser efectiva a partir del 22 de mayo.
China está representada por el viceprimer ministro Liu He, cercano al presidente Xi Jinping y máximo responsable de la política económica del gigante asiático.
Estados Unidos pide reducir en 100.000 millones de dólares el déficit en las relaciones comerciales con China, que en 2017 representaron un total de 375.000 millones de dólares, y espera obtener además una mayor apertura del mercado chino a sus productos.
Washington también quiere reforzar la protección de sus propiedad intelectual y critica las transferencias de tecnología "forzadas" que China impone a las compañías extranjeras que trabajan en el país.