Corte egipcia condena a tres años de cárcel a periodistas de Al-Jazeera
Un tribunal egipcio condenó el sábado a tres años de cárcel a tres periodistas de la cadena catarí Al-Jazeera, haciendo oídos sordos a la campaña internacional que pedía su absolución.
Aparte de los periodistas, tres coacusados egipcios fueron condenados a tres años de cárcel, juzgados por pertenencia a los Hermanos Musulmanes y por haber intentado "dañar la imagen de Egipto".
El australiano Peter Greste, el canadiense Mohamed Fahmy y el egipcio Baher Mohamed fueron declarados culpables de haber "difundido informaciones falsas" y de haber trabajado en El Cairo sin las autorizaciones necesarias.
En su veredicto, el juez Hasan Farid afirmó incluso que "no eran periodistas", ya que no se habían registrado como tales ante las autoridades pertinentes.
La justicia egipcia considera que han apoyado con su cobertura a los Hermanos Musulmanes, la formación del presidente islamista Mohamed Mursi derrocado por el ejército en 2013.
Los reporteros pueden interponer un recurso ante el Tribunal de Casación, que podrá confirmar la sentencia o anularla. En caso de anulación deberá examinar de nuevo el caso.
Greste, quien era juzgado en rebeldía después de haber sido expulsado a Australia en febrero en virtud de un decreto presidencial, instó el domingo al presidente egipcio a perdonar a los tres periodistas.
"En ausencia de cualquier evidencia de actos reprensibles, la única conclusión a la que podemos llegar es que este veredicto fue motivado políticamente", dijo desde Australia Greste, para quien "el presidente Sisi tiene ahora la oportunidad de deshacer esa injusticia, de corregir esa injusticia".
"Los ojos del mundo están en Egipto", añadió.
Fahmy y Mohamed estaban presentes en el tribunal y fueron detenidos después del veredicto. La esposa de Fahmy lloraba, sentada al lado de Amal Clooney, abogada de su marido.
Amal, esposa del actor estadounidense George Clooney, declaró a la prensa que prevé reunirse con responsables gubernamentales para pedir un indulto presidencial o la expulsión del país de su cliente.
El periodista renunció a la nacionalidad egipcia y se quedó con la canadiense, que ya tenía, para poder ser expulsado como su colega australiano. Pero por el momento fue en vano.
Canadá pidió el "regreso inmediato" de Fahmy, mientras que Al-Jazeera dijo que el veredicto era una afrenta "deliberada" a la "libertad de prensa".
"Es un día oscuro para el sistema judicial egipcio", afirmó Giles Trendle, director general del servicio en inglés del canal en una rueda de prensa en Doha.
"Más que defender la libertad y medios libres y justos, los jueces egipcios han comprometido su independencia", aseguró, tachando la condena de "escandalosa y repugnante".
Es "un revés para la libertad de expresión en Egipto", comentó por su parte la Unión Europea (UE). "Los medios de comunicación libres, diversificados e independientes son necesarios en una sociedad democrática", señaló una portavoz de la UE.
Washington sumó también su peso a la creciente indignación internacional.
"Urgimos al gobierno de Egipto a tomar todas las medidas a su disposición para rectificar este veredicto, que socava la libertad de expresión necesaria para la estabilidad y el desarrollo", dijo el portavoz del departamento de Estado, John Kirby.
'Precedente peligroso'
En un primer juicio en junio de 2014, Fahmy y Greste habían sido condenados a siete años de cárcel, y Mohamed a diez. Pero la Corte de Casación anuló las condenas y ordenó un nuevo juicio.
En febrero, en la apertura del nuevo juicio, Fahmy y Mohamed quedaron en libertad condicional después de más de 400 días de detención.
La nueva condena "sienta un precedente peligroso en Egipto que se pueda encarcelar a periodistas simplemente por difundir informaciones y que se puedan usar los tribunales como instrumentos políticos", afirmó Amal Clooney.
El principal abogado de Al-Jazeera, Farah Muftah, dijo en Doha que recurría la sentencia ante la Corte de Casación cuando el juez la publicara.
La oenegé Amnistía Internacional (AI) denunció "una afrenta a la justicia" en un caso "politizado".
El ministro británico para Medio Oriente y el Magreb, Tobias Ellwood, dijo que las sentencias "minan la confianza en el avance de Egipto hacia una estabilidad a largo plazo basada en implementar los derechos garantizados por la Constitución egipcia".
El caso estalló en plena crisis entre Egipto y Catar, enemistados por el derrocamiento de Mursi.
El Cairo reprocha a Doha su apoyo a los Hermanos Musulmanes, sobre todo a través de Al-Jazeera, que en su canal en árabe denunció el derrocamiento de Mursi y la represión sangrienta contra sus partidarios que causó más de 1.400 muertos.
El presidente egipcio Abdel Fatah al Sisi, antiguo jefe de las fuerzas armadas que derrocó a Mursi, reconoció que habría sido mejor expulsar a los reporteros que juzgarlos.