El coronavirus significó un terremoto en todo ámbito de la vida. La pandemia cambió nuestras rutinas y hábitos al relacionarnos; y lamentablemente dejó miles de muertos.
Pero dentro de este remezón a la normalidad actual, hay otros que, por fortuna, han podido cumplir con sus sueños —aunque de una forma distinta a como la habían imaginado—. Así fue lo que ocurrió con Carlos Muniz, un hombre de San Antonio, California, que contrajo la enfermedad la misma semana en la que se iba a casar.
Su salud empeoró rápidamente, y el 15 de julio ya estaba ingresado en la unidad de telemetría COVID-19 en el Methodist Hospital de la ciudad.
Muniz siguió decayendo y tuvo que luchar por su vida. Incluso, fue llevado a la UCI y puesto en una máquina de ECMO.
Pero su estado tuvo una leve mejoría que se intensificó con la motivación de casarse. Una enfermera escuchó que el hombre de 41 años debía contraer matrimonio esa semana, y le ofreció realizar la ceremonia en el hospital.
Así, el Methodist Hospital hizo una excepción y aprobó que Carlos Muniz y su prometida Grace se casaran dentro de sus dependencias, pese a que él continúa internado. De hecho, el vínculo se concretó con él en cama.
"Esta boda es realmente importante para nosotros como equipo de atención de este paciente", dijo la enfermera a KSAT, señal afiliada de ABC. "Hemos visto algunas victorias, pero hemos tenido nuestras derrotas. Fue muy especial para nosotros ser parte y ha sido un gran motivador para este equipo", agregó.
"Muestra que el COVID-19 realmente no puede detener el amor", señaló.
El centro médico también permitió que la familia cercana de Muniz fuese parte de la ceremonia, que fue oficiada por su suegro. Además, fue transmitida en vivo, para que el resto de sus amigos y cercanos participaran.