Sidney, la ciudad más grande de Australia, prolongó un mes más su confinamiento impuesto hace dos meses, e introdujo un toque de queda parcial este viernes, en un intento por frenar la propagación del coronavirus.
La primera ministra del estado de Nueva Gales del Sur, Gladys Berejiklian, donde se encuentra Sidney, anunció la "difícil" decisión y advirtió a los cinco millones de habitantes de esa ciudad que llegó el momento de "refugiarse".
"Desafortunadamente, el número de casos continúa creciendo", declaró Berejiklian. "Así es como será la vida para la mayoría de nosotros hasta finales de septiembre".
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Durante la mayor parte de la pandemia de COVID-19 se registraron muy pocos casos en Sídney, pero ahora se reportan más de 600 diarios.
De este modo, la orden de quedarse en casa seguirá vigente en la ciudad hasta que termine septiembre. Quienes residan en zonas donde haya brotes del virus también tendrán que someterse a un toque de queda nocturno y solo podrán realizar una hora de ejercicio diario en el exterior.
Cerca de un millar de efectivos de las fuerzas militares están ayudando a la policía a hacer respetar las restricciones, pues cada vez más ciudadanos incumplen las normas.
Desde el inicio de la pandemia, en diciembre de 2019 en China, Australia, con 25 millones de habitantes, registró más de 40.700 casos de COVID-19, 970 mortales.