Namgung Jin aguarda con nervios el inicio de su servicio militar en Corea del Sur, casi dos años de uniforme para vigilar al vecino nuclear del norte, con el que técnicamente aún están en guerra.
Pero para cuando el estudiante universitario de 19 años ingrese el 5 de marzo, solo cinco días después de la próxima cumbre entre Estados Unidos y Corea del Norte, la guerra de Corea podría haber acabado, estiman algunos analistas.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunirá con el norcoreano Kim Jong Un en Hanói, en una cumbre de alto perfil para avanzar en la desnuclearización de la península y en un posible tratado de paz.
Si eso sucede, el futuro del polémico sistema de reclutamiento de Corea del Sur, que obliga a los soldados a servir durante meses en lugares a menudo remotos a lo largo de la frontera militarizada, probablemente será objeto de debate.
Para muchos jóvenes surcoreanos como Namgung, será muy tarde.
"Definitivamente prefiriría no servir si me dieran la opción", dijo, describiendo el servicio militar como un "desperdicio de su juventud" que le demorará conseguir un trabajo en la sociedad hipercompetitiva de Corea del Sur.
Namgung, quien nació en 1999, casi 50 años después del fin de la guerra de Corea con un armisticio, dijo que rara vez asociaba su servicio con la amenaza del Norte.
"Nunca he considerado a Corea del Norte como un enemigo", dijo Namgung, quien estudia informática en Seúl.
"No tengo sentimientos duros contra el Norte. Simplemente creo que la vida debe ser difícil para quienes viven allí".
La mayoría de los 600.000 militares de Corea del Sur son reclutas, a los que se les exige que presten servicio durante unos 20 meses.
Al igual que Namgung, Han Sang-kyu, un joven de 18 años que comenzará su servicio militar el próximo año, dijo que no era hostil a Pyongyang.
"Siempre he considerado a norcoreanos y surcoreanos un solo pueblo, espero que los dos países puedan unirse un día", dijo.
¿El último en sufrir?
Lim Tae-hoon, director del Centro de Derechos Humanos Militares de Corea en Seúl, dijo que la Guerra de Corea y su legado todavía están muy presentes en la cultura militar del Sur.
"La guerra de Corea comenzó un domingo, y muchos soldados (del Sur) estaban fuera de la base cuando los tanques del Norte cruzaron el paralelo 38, el resultado fue traumático", dijo Lim a AFP.
"Esto es inseparable de por qué los soldados de hoy en el Sur están confinados en sus bases todo el tiempo".
Hasta este año se prohibía a los reclutas el uso de teléfonos móviles por razones de seguridad.
La regla de que no más del 25% de las tropas puede tomar vacaciones al mismo tiempo significa que los reclutas pasan largos periodos de tiempo encerrados juntos, lo que ha contribuido a la intimidación.
Se cree que unos 60.000 reclutas surcoreanos murieron desde 1953 por diversas causas, entre ellas el suicidio, los accidentes con armas de fuego y las negligencias médicas.
Ninguno de ellos murió en el campo de batalla.
Song Jun-seo, un estudiante de 18 años que se alistará este año o el próximo, dijo que quiere "algún tipo de compensación" en caso de que el sistema de reclutamiento sea abolido después de que termine su servicio.
"Estaría muy enojado. No quiero ser el último en sufrir", dijo.
Pero Kim Dong-yup, analista de la Universidad de Kyungnam, dijo que era demasiado temprano para hablar sobre la abolición de la conscripción, y que probablemente pasará mucho tiempo para que el país recurra a un sistema militar voluntario, aunque avance el acercamiento con Coreal del Norte.
"Corea del Norte no es la única amenaza de seguridad para la península de Corea", dijo Kim a AFP, citando a otros países vecinos y desastres naturales como posibles problemas.
Asustado y ansioso
Algunos hombres tomaron medidas extremas para evitar el reclutamiento, entre ellos 12 estudiantes de música que se hartaron de proteína en polvo antes de su examen médico esperando ser declarados demasiado pesados para el servicio.
Otros se sometieron a una cirugía innecesaria y hasta se rompieron huesos.
Song dijo que estaba decepcionado por el resultado de su examen médico a principios de este mes: fue colocado en la categoría superior, lo que significa que tendrá que servir en las fuerzas armadas sin cuestionarlo.
"Tengo una enfermedad crónica de la piel, por lo que esperaba ser colocado en trabajos menos exigentes físicamente, como en el gobierno local", dijo Song a la AFP.
Dijo que tiene miedo de unirse al ejército debido a lo que les ha pasado a algunos soldados mientras servían.
Song se horrorizó cuando leyó sobre el soldado gravemente herido en 2016 después de pisar una mina terrestre, otra reliquia de la guerra de Corea.
"Al menos si pudiera hacer el servicio en el gobierno local, no tendría que preocuparme por la posibilidad de perder mi pierna", dijo.