AFP
Miles de soldados, seguidos de la artillería y tanques, desfilaron el domingo en Pyongyang para conmemorar el 70º aniversario de Corea del Norte, pero sin exhibir los misiles balísticos intercontinentales que le valieron al país múltiples sanciones internacionales.
El dirigente norcoreano Kim Jong Un prefirió mostrar su amistad con China, levantando la mano del enviado del presidente Xi Jinping cuando ambos saludaron a la multitud durante el desfile.
La República Popular Democrática de Corea (RPDC, nombre oficial de Corea del Norte) fue proclamada el 9 de septiembre de 1948, tres años después de que Moscú y Washington dividieran la península en el ocaso de la Segunda Guerra Mundial.
Esta fecha es una de las más importantes del calendario político norcoreano y suele ser una ocasión para alardear de material militar.
Pero una demostración demasiado ostentosa podría perjudicar los avances diplomáticos logrados en la península, después del encuentro de Kim con el presidente estadounidense, Donald Trump, en junio en Singapur; y antes de la cumbre prevista a finales de mes entre Kim y el presidente surcoreano, Moon Jae-in, en Pyongyang.
Tras una salva de 21 cañonazos, decenas de unidades de infantería desfilaron por la plaza Kim Il Sung, algunas equipadas con lentes de visión nocturna o lanzagranadas RPG, bajo la mirada de Kim Jong Un, nieto del fundador de Corea del Norte.
Li Zhanshu, uno de los siete miembros del comité permanente del buró político del Partido Comunista Chino, el organismo más poderoso del país, estaba sentado junto a Kim en la tribuna.
Siguieron transportes de tropas blindados, lanzacohetes múltiples y tanques, mientras en el cielo un grupo de biplanos formaron la cifra "70".
Cazas lanzando humaredas rojas, blancas y azules --los colores de la bandera norcoreana-- sobrevolaron la torre de Juche, monumento en homenaje a la filosofía política de Kim Il Sung.
- Ni rastro de los ICBM -
Luego aparecieron los misiles, el punto culminante de los desfiles. Pero solo se exhibieron el Kumsong-3, misil de crucero antibuque, y el Pongae-5, tierra-aire.
No hubo rastro de los Hwasong-14 y 15, misiles que pueden alcanzar el territorio continental de Estados Unidos y que, tras se probados el año pasado, dieron un vuelco al esquema estratégico internacional.
"Parece que los norcoreanos han intentado realmente minimizar la naturaleza militar" del evento, comentó Chad O'Carroll, director del Korea Risk Group.
"No hubo ICBM (misiles balísticos intercontinentales) ni IRBM (misiles de alcance intermedio), cuya presencia no habría sido muy conveniente en este clima en el que Corea del Norte se ha comprometido en la última desnuclearización. Creo que será bien visto", asegura.
Justo después de la parada militar, miles de civiles desfilaron, junto a carrozas con lemas económicos o llamados a la reunificación de la península.
En abril, Kim declaró que Corea del Norte había completado el desarrollo de armas nucleares y que la siguiente prioridad estratégica sería la "construcción económica socialista".
Aunque se enviaron invitaciones diplomáticas para el evento a lo largo y ancho del planeta, el único jefe de Estado que dijo que participaría fue el presidente mauritano, Mohamed Uld Abdelaziz.
Este domingo, entre los asistentes al desfile, se pudo ver al actor francés Gérard Depardieu, sentado debajo de la tribuna principal.
Tras el desfile civil, Kim y Li saludaron a la multitud.
Pekín es un protector diplomático clave de Pyongyang, además de su socio comercial. Tras años de frialdad por los ensayos de misiles y nucleares, las relaciones se reavivaron este año, cuando Kim visitó China en tres ocasiones para encontrarse con el presidente Xi Jinping
La decisión de Xi de no acudir personalmente a las celebraciones en Pyongyang, pero sí enviar a una figura muy cercana, puede ser una forma de expresar su respaldo a Pyongyang sin oponerse directamente a Trump, en un momento en que China y Estados Unidos están enredados en una guerra comercial.
También podría ser una forma de decir que Pekín quiere que Kim haga más esfuerzos para reducir las tensiones antes de que se produzca una vista presidencial.
El último presidente chino que visitó Corea del Norte fue Hu Jintao, en 2005.
Según O'Carroll, Pyongyang quiere poner de relieve su relación con Pekín.
"Esto tiene consecuencias sobre las negociaciones entre Washington y Pyongyang, por supuesto, ya que China sigue siendo un actor muy importante y su presencia aquí con una delegación de tan alto nivel sirve para recordárselo a Estados Unidos", considera.