Según datos del International Agency for Research on Cancer (IARC), en Chile se presentan 55 casos de cáncer de mama por cada 100 mil mujeres, uno de los cánceres con mayor letalidad, según los datos del Ministerio de Salud, y uno de los factores que podría ayudar a esto es la contaminación lumínica.
Diversos estudios a nivel mundial se han enfocado en identificar las causas de esta enfermedad. En los últimos años, los investigadores han descubierto que existe una relación entre el exceso de luz artificial, especialmente la producida por lámparas LED y un mayor riesgo a desarrollar cáncer de mama.
Fundación Cielos de Chile es una organización que se dedica a informar sobre los efectos de la contaminación lumínica y prevenir su avance en el país. Daniela González, directora ejecutiva de la fundación, advirtió sobre el impacto que está teniendo esta forma de polución en la salud de la gente.
“Hay evidencia científica en que la luz azul está afectando la salud de las personas con enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión y obesidad. Las últimas investigaciones señalan que es un factor de incidencia en el desarrollo de cáncer de mama, incluso en personas sin antecedentes”, explica Daniela.
Cáncer de mama y contaminación lumínica
En 2002 se descubrieron las células ipRGC, ubicadas en la retina. Estas células son el principal sensor que tienen nuestros ojos para regular la producción de la melatonina, los ritmos circadianos y la regulación de otros sistemas no visuales. Las células ipRGC responden preferentemente a la luz azul, por lo que su funcionamiento se podría ver especialmente afectado por la luz artificial moderna.
Los ritmos circadianos regulan los cambios en las características físicas y mentales que ocurren en el transcurso de 24 horas. Son controlados por nuestro reloj biológico, el cual se encuentra en una región del cerebro llamada hipotálamo. Las señales de esta zona activan la glándula pineal, la cual responde a la falta de luz solar produciendo melatonina, una sustancia que nos ayuda a dormir.
Diversos estudios han indagado la relación entre cáncer de mama y la alteración de estos procesos biológicos. Por ejemplo, una investigación de 2015 demostró que la melatonina suprime el desarrollo de las células del cáncer de mama, por lo que previene esta enfermedad. Otras investigaciones han mostrado que las pacientes con una mayor duración del sueño tienen una concentración elevada de melatonina y un menor riesgo de cáncer de mama. En tanto, una decena de estudios han sugerido que la alteración de los ritmos circadianos sería una causa de esta enfermedad.
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Cómo prevenir el cáncer de mama
Un estudio de 2021 comprobó que existe una relación entre la exposición a luz artificial nocturna y el riesgo a tener cáncer de mama. Esta asociación se produce a nivel general, pero es mayor entre las mujeres jóvenes. Se ha encontrado, además, que la luz artificial nocturna puede influir en la duración del ciclo menstrual, lo que también implica un mayor riesgo de cáncer de mama antes de la menopausia.
En esta misma línea, un estudio de 2016 comprobó que quienes viven cerca de fuentes de luz artificial nocturna tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama. Sin embargo, este riesgo disminuye con:
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Un sueño nocturno más prolongado
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Una menor exposición a la luz que proviene desde el exterior a través del uso de cortinas y persianas.
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El hábito de leer antes de dormir.
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“Estas investigaciones nos demuestran que la contaminación lumínica está afectando la salud de las personas, especialmente de las mujeres. Pero es importante tener en cuenta que esto se puede prevenir sin necesidad de volver a la oscuridad”, afirma Daniela González, directora ejecutiva de Fundación Cielos de Chile.
De acuerdo a la institución, existen tres principios básicos para iluminar nuestras ciudades de una manera amigable con el el medio ambiente y la salud de las personas:
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Dirigir la luz al objetivo que se quiere iluminar a través de focos que apunten hacia abajo.
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Controlar la intensidad de la luz para que no sea más que la estrictamente necesaria
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Preferir colores cálidos con poco contenido de emisiones azules.
“A través de estas simples medidas podemos controlar los efectos de la contaminación lumínica en nuestra salud y en el desarrollo de la biodiversidad”, finalizó la directora ejecutiva de Fundación Cielos de Chile.