Conservadores y laboristas virtualmente empatados en Australia
La coalición de Gobierno perdió muchos mandatos mientras que los laboristas crecieron, pero ninguno tiene una mayoría. Se estima que hasta el martes (5.07.2016) no estará terminado el recuento del voto por correo, señaló el jefe de Gobierno, Malcolm Turnbull, tras una reunión con representantes de la Comisión Electoral.
Escrutado el 93,33 por ciento de los votos, la Comisión Electoral Australiana concede 69 escaños a los conservadores y 69 diputados al laborismo de los 150 que formarán el siguiente Parlamento nacional.
Al menos cinco escaños han ido a parar a otros partidos más pequeños: los independientes obtuvieron dos escaños, uno los Verdes (aliado habitual del laborismo), otro Katter's Australian Party (rural, fundado en 2011 por el exparlamentario Bob Katter) y un quinto va para Nick Xenophon Team (centro, fundado en 2013 por el senador Nick Xenophon).
La candidata laborista Linda Burney ha sido en estas elecciones la primera mujer indígena en ganar un escaño en la Cámara baja. Mientras, se espera que la xenófoba Pauline Hanson, líder de Una Nación, gane un asiento en la Cámara alta.
El que obtenga 76 asientos contará con la mayoría absoluta y podrá formar Gobierno y, si ninguno lo consigue, el que más diputados tenga comenzará los contactos para negociar una alianza de Gobierno.
Todos se proclaman ganadores
Turnbull se consideró ganador y anunció que formará un Ejecutivo de coalición. "Tenemos todos los motivos para creer que lograremos una mayoría y formaremos el próximo gobierno", afirmó el dirigente de 61 años en la noche de este sábado, horas después del momento en el que se esperaba que ya hubiera resultados definitivos.
La pérdida de tantos escaños se debe al "engaño de los electores" por parte de los laboristas, opinó. La oposición extendió la mentira de que su gobierno pensaba privatizar la sanidad, aseguró. En las anteriores elecciones en 2013 la coalición liberal/conservadora alcanzó 90 diputados, frente a 55 de los laboristas liderados por Bill Shorten.
Shorten, de 49 años, habló también como un ganador. Los ciudadanos rechazaron el programa de Turnbull, aseguró ante sus seguidores. "No vamos a saber esta noche el resultado de las elecciones. Quizá no lo sepamos durante días. Lo que sí sabemos es que el Partido Laborista ha regresado", dijo Shorten en un rueda de prensa, en referencia a los trece diputados que han recuperado respecto a las elecciones anteriores.
Después de semanas empatados, la coalición había sacado algo de ventaja en las últimas encuestas. Los politólogos consideraron que se debe al efecto del "Brexit", porque en tiempos de inseguridad los conservadores son considerados como el partido que mejor dirige la economía.
Esperanza de poner fin a la inestabilidad política
Turnbull prometió en la campaña más crecimiento y empleo, Shorten, a su vez, defendió un sistema universal de salud, escuelas públicas y protección de los derechos de los trabajadores. El cambio climático, un tema que interesa a muchos votantes, casi no se debatió en la campaña. Los conservadores no quieren obligar a la poderosa industria del carbón a recortar las emisiones y los laboristas temen que se pierdan los más de 50.000 empleos del sector.
Un total de 57 partidos e independientes se presentaron a estas elecciones, con 994 candidatos para la Cámara baja y 661 aspirantes para la Cámara alta. El Senado, que renueva sus 76 escaños en esta ocasión, será clave para el próximo Gobierno, después de que en legislaturas anteriores fuera hostil al Ejecutivo debido a la mayor presencia en la cámara de independientes y partidos minoritarios.
Turnbull insistió hoy en que "solo un Gobierno estable de la coalición" puede asegurar el futuro del país, en un intento por reforzar su mensaje económico, pero también con la esperanza de poner fin a la inestabilidad política generada por la crisis de liderazgo que ha hecho que Australia haya tenido cuatro primeros ministros desde 2013. El mismo Turnbull le arrebató el Ejecutivo a su compañero de partido Tony Abbott (2013-15) el año pasado, en una maniobra parecida a la que Kevin Rudd (27 de junio a 18 de septiembre de 2013) aplicó a Julia Gillard (2010-13) en el laborismo.
La jornada transcurrió con normalidad y con algunos retrasos en los centros de votación que originaron largas filas, en parte por la confusión causada por los cambios del sistema para elegir a los senadores que aprobó el Parlamento poco antes de que se convocasen las elecciones de forma anticipada. La votación es obligatoria para los más de 15,6 millones de ciudadanos inscritos en el censo electoral en Australia.