El gobernante partido Fidesz, del polémico primer ministro, el conservador nacionalista, Viktor Orbán, ha logrado una victoria arrolladora en las elecciones generales de Hungría con el 48,9 %.
Según la Oficina Nacional Electoral de Hungría el ultraderechista partido Jobbik, liderado por Gábor Vona, alcanzó el 20 %, y la coalición de izquierdas, formada por los socialdemócratas y "Diálogo" que apoyó a Gergely Karácsony con un 12 %. Con estos datos, el Fidesz no solo logra cuatro puntos porcentuales más que en el año 2014 sino que podría conseguir la mayoría de dos tercios en el Parlamento, con 133 escaños.
"Una oportunidad para poder proteger a Hungría"
"Ganamos", dijo Orbán a sus seguidores poco después de que se conocieran los resultados. "Queridos amigos, tenemos una gran batalla detrás nuestro, nos hemos asegurado una victoria histórica...tuvimos una oportunidad, creamos una oportunidad para poder proteger a Hungría", señaló y añadió: "La alta participación deja cualquier duda en suspenso".
Orbán, fuerte detractor de la entrada de migrantes y el más duro crítico de la política migratoria de la Unión Europea (UE), habla continuamente del tema migratorio, acusando con frecuencia al multimillonario estadounidense de origen húngaro George Soros.
El primer ministro acusa a Soros, un superviviente del Holocausto, de mover los hilos de la UE y dirigir una masa migratoria de musulmanes a Europa. El objetivo de Soros sería robar al pueblo del Viejo Continente su "identidad nacional y cristiana", asegura el político.
El primer ministro ha convertido su teoría conspiratoria en un mantra en todo el país, que sirve también como medio para difamar a las organizaciones civiles críticas con el Gobierno, algunas de las cuales son apoyadas por Soros, un millonario de 87 años que aboga por la democracia y los derechos humanos en el mundo.
La oposición acusa a Orbán de desmantelar la democracia y de derivar recursos estatales y fondos europeos hacia oligarcas que le son afines.
Los analistas fallaron
En la campaña electoral, la izquierda y la extrema derecha confiaban en que podrían beneficiarse de un cierto desgaste de Orbán por acusaciones de corrupción en su entorno más inmediato. Además, los expertos vaticinaron que una movilización masiva de los votantes y una alta participación podrían ser una ventaja para la oposición, lo que al final no ha sucedido.
Por su parte, el líder del Jobbik desde 2006, Gábor Vona, anunció hoy su dimisión, con lo que cumplió su promesa de alejarse del liderato del partido si no gana las elecciones de hoy. "El Jobbik ha demostrado que es el mayor partido de la oposición", dijo Vona, en alusión a los resultados que lo confirman como segundo partido en el Parlamento.
En la UE se parte de la base de que un nuevo Gobierno de Orbán generará más conflictos entre Budapest y Bruselas, sobre todo por el tema migratorio.