Con presencia del rey de España: Barcelona se manifiesta contra el terrorismo
AFP
Bajo el lema "No tengo miedo", decenas de miles de personas, entre ellas el rey Felipe de España, desfilarán este sábado en Barcelona en rechazo a la violencia tras los atentados yihadistas que dejaron 15 muertos hace nueve días. Será la primera vez en la historia de la joven democracia española que un monarca participe en una manifestación.
Pero Felipe VI no presidirá y ni encabezará la marcha, que homenajeara sobre todo a quienes acudieron en socorro de los afectados: policías, bomberos, médicos pero también vecinos y comerciantes que abrieron sus puertas a las víctimas heridas y conmocionadas.
Fue "una respuesta ejemplar" que "la ciudad les quiere agradecer desde lo más profundo de nuestro corazón" con un mensaje "a favor de la paz, contra la violencia, contra el terrorismo y sobre todo en solidaridad con las víctimas", explicó la alcaldesa, Ada Colau.
En segunda fila, entre las autoridades figurará también el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, al que muchos catalanes acusan de exacerbar el conflicto con el gobierno regional determinado a independizarse de España, pero que el viernes mandó un mensaje "de amor a la ciudad de Barcelona".
Momentos muy duros
La marcha comenzará a las 18H:00 y terminará con un acto artístico "breve y austero" en memoria de las víctimas, en la céntrica Plaza de Cataluña.
Tras una gran pancarta con el lema "No tengo miedo", marcharán de uniforme profesionales como Montse Rovira, de 53 años, jefa del servicio de emergencias sociales del ayuntamiento que tras el atentado, explica a la AFP, acogió y ayudó "a las personas que iban perdidas, a quienes no encontraban a sus familiares".
Entre su trabajo, acompañar a las familias en el reconocimiento de las víctimas y tratar el estrés postraumático de testigos y ciudadanos, pero también de médicos o bomberos.
"Están acostumbrados a este tipo de cosas pero no de esta manera ni a este nivel", dice.
"Estábamos listos a nivel logístico, pero a nivel psicológico no estás nunca preparado para algo así", afirma, reconociendo que "han sido momentos muy duros" y "hay mucha gente que está sufriendo".
Al volante de una camioneta, el 17 de agosto un joven marroquí se subió al paseo de las Ramblas de Barcelona, abarrotadas en plena temporada turística, y arrolló a cientos de personas matando a 13 e hiriendo a 120.
Aprovechando la confusión huyó a pie, antes de matar a puñaladas a un automovilista para escapar en su vehículo. Tras cuatro días prófugo, la policía lo localizó y mató el lunes a unos 50 km de la ciudad.
Mientras tanto, sus compañeros, cinco muchachos marroquíes de 17 a 24 años que crecieron en un pequeño pueblo de los Pirineos, intentaron otro atropellamiento masivo en la costera Cambrils matando a una mujer antes de ser abatidos por la policía.
También en esta turística localidad, 120 km al sur de Barcelona, más de 16.000 personas, según cifras de la policía, salieron a las calles el viernes para clamar contra la violencia y a favor de la convivencia.
Mensaje de unidad
Los atentados fueron reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Después se supo que la célula, al parecer adoctrinada por un imán que murió junto a otro hombre cuando explotaron por accidente las bombas que estaban preparando, pretendía cometer atentados muchos más mortíferos, contra grandes monumentos, antes de ver sus planes truncados.
"Hay que saber distinguir entre el islam y los yihadistas", dice Saray Goméz, de 18 años, que trabaja en uno de los quioscos de flores de las Ramblas cerca del lugar donde la camioneta terminó su macabro recorrido.
Consiguió refugiarse a tiempo, pero el puesto fue arrollado por el vehículo. Sus cortinas sirvieron después para hacer torniquetes a los heridos.
"Hay que mandar un mensaje de unidad y paz" porque "los terroristas lo que quieren es que odiemos, como ellos nos odian a nosotros", agrega esta representante de las floristas de las Ramblas, todo un símbolo de la ciudad, que desfilarán en la cabecera de la marcha.