¿Cómo quedó la ciudad patrimonio de Palmira tras el paso de Estado Islámico?
Desde que el autodenominado Estado Islámico (EI) tomara en mayo del año pasado la ciudad de Palmira, uno de los sitios con mayor riqueza arqueológica preislámica de Medio Oriente, solo era posible ver la destrucción causada por el grupo yihadista a través de imágenes satelitales.
Monumentos históricos, incluido un arco del triunfo de más de 2.000 años de antigüedad, fueron dinamitados por EI y uno de los arquéologos más reconocidos de la ciudad fue decapitado.
El ejército sirio retomó el control este domingo de la estratégica ciudad ubicada en el centro del país, luego de una serie de operaciones realizadas en cooperación con grupos de defensa y respaldadas por la Fuerza Aérea de Rusia.
El presidente sirio, Bashar al Asad, calificó la recuperación de Palmira como un "logro importante" en la "guerra contra el terrorismo".
Nuevas imágenes han surgido desde el lugar declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1980.
unque monumentos de amplio valor histórico han sido destruidos, permanecen intactas muchas de las ruinas de la antigua capital política y comercial del Medio Oriente durante el siglo II.
El jefe de antigüedades del país, Maamoun Abdulkarim, señaló que las autoridades "esperaban lo peor" al momento de entrar en la ciudad.
Pero "el paisaje, en general, está en buena forma", indicó a la agencia AFP.
Esta ciudad en mitad del desierto sirio fue parte del imperio romano y las huellas de su esplendor se descubrieron en el siglo XVII.
El Templo de Bel, conocido como el gran santuario de los dioses de esa localidad, fue, hasta su destrucción en agosto, uno de los edificios religiosos más importantes del siglo I en Oriente.
El Estado Islámico ha arrasado con estos monumentos por considerarlos "lugares para la idolatría".
La destrucción también le ha servido al grupo radical de propaganda. La organización ha hecho explotar estructuras simbólicas como el Palacio Noroccidental en Nimrud, en Irak, otras edificaciones preislámicas así como también santuarios islámicos en Irak y Siria.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, un grupo de monitoreo con sede en Inglaterra, dijo que al menos 400 combatientes yihadistas fueron asesinados en la batalla por recuperar Palmira, que duró tres semanas.