El autodenominado Estado Islámico (EI) se está expandiendo, pero no en Siria ni Irak, donde está siendo atacado por la coalición internacional encabezada por Estados Unidos y la fuerza aérea rusa.
Su expansión está ocurriendo en Libia.
Cinco años después de que Muamar Gadafi fuera derrocado, Libia está sumida en el caos.
Y cada vez hay más pruebas de que EI se está aprovechando de esta anarquía para ampliar su base de poder, cada vez más cerca de Europa.
El grupo yihadista está usando al país como una zona estratégica para reclutar a combatientes que, por ahora, no pueden llegar a Siria.
Los aliados occidentales comienzan a mostrar signos de preocupación.
Libia, que cuenta con importantes reservas petroleras, no sólo está sumida en una cruenta lucha en la que varios grupos armados, incluido EI, se disputan el poder.
En el país hay dos gobiernos y varias autoridades rigiendo diversas partes del territorio. Y los esfuerzos para unificarlos hasta ahora han sido infructuosos.
"Amenaza urgente"
"Libia no tiene instituciones efectivas", dijo este miércoles Martin Kobler, el representante especial de la ONU en la nación norafricana.
"Este vacío político y militar está permitiendo que grupos terroristas y redes criminales establezcan raíces profundas", declaró ante el Consejo de Seguridad.
Kobler indicó que EI se ha aprovechado de esta situación y se está expandiendo hacia el occidente, oriente y sur del país.
"Da'esh (Estado Islámico) en Libia constituye una amenaza urgente y creciente para el país, la región y más allá" declaró.
En febrero, las naciones que están combatiendo a EI en Siria e Irak se reunieron en Roma para discutir cómo evitar que el grupo extremista amplíe su dominio en Libia.
En la conferencia de 23 países, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, declaró que "lo último que se quiere es un falso califato con acceso a miles de millones de dólares en ingresos de petróleo".
Dijo que tanto EE.UU. como sus aliados europeos y árabes deben incrementar el entrenamiento y ayuda militar para Libia "no sólo para despejar el territorio, sino también para crear un ambiente seguro para que el gobierno se ponga de pie y opere".
Reclutas extranjeros
Se cree que el grupo extremista ha estado activo en Libia durante más de un año.
Washington calcula que el grupo tiene unos 6.000 combatientes en ese país, principalmente extranjeros.
El grupo extremista ya tomó control de la ciudad norteña de Sirte, en la costa del Mediterráneo, y estableció su base allí.
Se informa que en esta ciudad hay unos 1.500 combatientes que están imponiendo su propia ley, códigos de conducta y vestimenta, segregación en los colegios y el establecimiento de una "policía religiosa".
También han tomado control de la estación de radio estatal, desde donde transmiten discursos de los líderes religiosos de EI.
Además, han estado avanzando hacia los yacimientos petroleros en Sidra y Ras Lanuf, que son una atractiva fuente de ingresos para los yihadistas.
La semana pasada surgieron informes de que Estado Islámico mató a 17 personas, decapitando a varias de ellas, en lo que se dice son castigos comunes en su nueva base de Sirte.
Refugio seguro
Ismail Shukri, jefe de inteligencia en la cercana ciudad de Misrata, le dijo a la BBC que en meses recientes ha habido un influjo de combatientes extranjeros a Sirte.
"El 70% de los combatientes que controlan Sirte son extranjeros, la mayoría tunecinos", dijo Shukri.
"También hay iraquíes y sirios. Los iraquíes provienen de los ejércitos disueltos de Sadam Hussein".
Según el funcionario, entre ellos están varios altos comandantes de EI que se trasladaron desde Irak y Siria.
"Esto ha sido una consecuencia inevitable de la presión que se ha ejercido sobre Siria e Irak. Muchos de los miembros, especialmente figuras de alta jerarquía que han servido mucho tiempo, se han refugiado aquí".
"Para ellos Libia es un lugar seguro", señala Ismail Shukri.
Se piensa también que EI está recibiendo apoyo de otros grupos extremistas en la región.
En febrero pasado el general de brigada Donald Bolduc, comandante de operaciones especiales del Comando África del ejército de EE.UU., sorprendió a muchos cuando dijo que Estado Islámico estaba colaborando "estrechamente" en Libia con Al Qaeda en el Maghreb Islámico (AQMI), su antiguo enemigo.
"Hemos observado cómo se ha manifestado esa colaboración", dijo el militar en una conferencia de prensa en Senegal.
"Sabemos que en Libia (Al Qaeda en el Maghreb Islámico (AQMI) y Estado Islámico) están colaborando más estrechamente que nunca" declaró.
"Es más que sólo una influencia. AQMI realmente está siguiendo las instrucciones de ellos (EI)".
Ayuda internacional
Las tropas del gobierno reconocido internacionalmente, conocido como Cámara de Representantes y que sólo mantiene un frágil control en la región oriental de Cyrenaica, están mal equipadas, mal entrenadas y están combatiendo a una variedad de grupos yihadistas en las principales ciudades del país.
También se enfrentan a las "fuerzas armadas" del Congreso General de la Nación (CGN) -una alianza pro islamista- que formó su propio gobierno, se instaló en el Parlamento y mantiene control de la capital Trípoli.
Mohammed al Bayoudi, comandante del Batallón 166 -una agrupación pro CGN- le dijo a la BBC que sin ayuda internacional, será imposible derrotar a EI.
"Ciertamente aceptaríamos el apoyo de la OTAN. Pero las incursiones aéreas no serán suficientes para derrotar a EI. Lo que el ejército necesita es apoyo logístico", dijo.
Estados Unidos ha reconocido que en meses recientes ha enviado pequeños grupos de fuerzas especiales al país.
También ha habido informes de que Francia ha enviado asesores.
Pero la posibilidad de una participación militar internacional en Libia es un asunto sumamente polémico.
Durante la conferencia en Roma ninguna de las partes de la coalición se mostró resuelta a lanzar una nueva intervención militar en el país africano.
Y cinco años después de su primera intervención, Libia sigue sumido en el caos, la incertidumbre y la violencia.