AFP
Unas 4.000 personas, tanto civiles como milicianos yihadistas, serán evacuadas este sábado de tres barrios de Damasco, al día siguiente de la muerte de un líder rebelde en un bombardeo aéreo del régimen sirio.
La evacuación se llevará a cabo en el marco de una sorprendente tregua negociada entre el gobierno de Bashar al Asad y representantes de la población, para permitir la salida del campo de refugiados palestino de Yarmuk y de los barrios de Qadam y Hajar al Aswadde de civiles y de combatientes del grupo Estado Islámico (EI) y del Frente Al Nosra.
Estos tres barrios del sur de la capital han sufrido una profunda degradación de sus condiciones de vida debido al asedio impuesto por el ejército desde 2013, señala el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una oenegé con sede en Londres.
Se trata del primer acuerdo de este tipo que involucra al EI, tras el fracaso de cuatro intentos previos de negociación para evacuar a la población, según una fuente del gobierno.
La operación se llevará a cabo en un contexto de tensión acrecentada por la muerte de Zahran Allush, líder de Jaish al Islam (Ejército del Islam), principal grupo armado de la región de Damasco, en un bombardeo reivindicado por el ejército de Asad.
La desaparición de Allush supone una amenaza para el frágil proceso de negociaciones de paz entre el régimen y los rebeldes que debe iniciarse en enero en Ginebra, estiman algunos expertos.
La organización Jaish al Islam, vinculada a Arabia Saudita, controla la mayor parte de la periferia este de la capital, bombardeada regularmente por las fuerzas gubernamentales y por la aviación rusa.
El gobierno sirio acusa a ese grupo de bombardear la capital.
Allush "murió en un ataque contra la localidad de Al Marj, en Guta oriental, junto a comandantes de Jaish al Islam", confirmó a la AFP el viernes uno de los responsables del movimiento.
Unas horas después, la organización armada designó como líder a Abu Himam al Buwaydani, de 40 años. cuya familia tienen estrechos vínculos con la cofradía de los Hermanos Musulmanes, informó a la AFP Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
En una declaración televisada, un portavoz del ejército indicó que las fuerzas del régimen habían llevado a cabo bombardeos y mostraron vídeos del ataque.
Un responsable de seguridad explicó a la AFP que los ataques provenían de dos aviones sirios con misiles suministrados por Moscú. La reunión, según esta fuente, tenía por objetivo reorganizar las fuerzas militares tras la toma de la localidad de Marj al Sultan.
Varias decenas de dirigentes y guardaespaldas fueron abatidos, entre ellos doce de Jaish al Islam y siete de Ahrar al Sham, otro destacado grupo rebelde, añadió.
Golpe para los diálogos de paz
Generalmente vestido de faena y portando una barba negra, Zahran Allush, de 44 años, era hijo de un predicador salafista que vive en Arabia Saudita. Había sido detenido por el régimen en 2009 y liberado en junio de 2011 en el marco de una amnistía general, tres meses después del inicio del conflicto sirio, que ya ha dejado más de 250.000 muertos.
El movimiento que dirigía, Jaish al-Islam, de inspiración salafista, es profundamente antialauita (la rama del chiismo profesada por el presidente Asad). Aunque en principio se mostró partidario de la implantación de un Estado islámico, recientemente adoptó una retórica más moderada.
Hostil a la organización EI, el grupo ejecutó en julio a una veintena de yihadistas, imitando la escenografía macabra de sus adversarios; en noviembre, utilizó a civiles alauitas y a soldados del régimen como escudos humanos para evitar los bombardeos.
La muerte de su líder llega poco después de que el ejército sirio, que desde el 30 de septiembre cuenta con el apoyo de los bombardeos rusos, anunciara el inicio de una gran operación para reconquistar el este de la capital.
Jaish al Islam forma parte de las organizaciones que participarán en enero en los diálogos organizados por la ONU en Ginebra para lograr un acuerdo que ponga fin al conflicto.
Para el experto Aron Lund, la muerte de Allush "podría afectar al proceso de paz, desestabilizando a Jaish al Islam y debilitándolo".
"Las negociaciones necesitaban una implicación por parte de extremistas como Zahran Allush para que fueran creíbles", añadió, precisando que "en el seno de la rebelión siria, Allush era uno de los pocos que había logrado centralizar (el poder)".