AFP
La Torre Eiffel permaneció cerrada el martes al público debido a una nueva jornada de movilización social en Francia contra una reforma laboral que genera manifestaciones desde hace cuatro meses en el país.
Esta nueva jornada de movilización coincidía con el voto del proyecto de ley en el Senado, donde la derecha tiene mayoría, que fue aprobado con 185 votos a favor y 156 en contra.
Para evitar los altercados y enfrentamientos de las anteriores manifestaciones, unos 2.500 policías y gendarmes fueron movilizados para esta jornada, según la prefectura de policía de la capital.
Cinco días después de una marcha sin incidentes, que recorrió un perímetro muy limitado y con accesos seleccionados, se autorizó a los detractores de la reforma un itinerario más clásico de 2,8 km de largo entre dos plazas del este de París.
Cerca de 15.000 personas, según la policía, 55.000 según los organizadores, salieron a manifestarse en la capital francesa, sin incidentes importantes.
La policía arrestó a 38 personas, incluyendo a 27 a las que se les impidió acceder al perímetro de la manifestación porque llevaban objetos que potencialmente podían ser utilizados como proyectiles.
También hubo manifestaciones y acciones de los sindicatos en Marsella (sureste), Lyon (centro este), Rennes (oeste) y Havre (noroeste), todas ellas sin incidentes.
En París, la Torre Eiffel permaneció cerrada al público por la huelga de una parte de su personal, anunció la dirección del monumento.
La Torre Eiffel, visitada por siete millones de personas en 2015, entre ellas 80% extranjeras, ya fue cerrada el 14 de junio por los mismos motivos.
Enfrentado a una revuelta en sus propias filas, el gobierno socialista hizo uso de un instrumento constitucional para obtener la adopción del texto en primera lectura sin el voto de los diputados.
El ejecutivo socialista, que bate récords de impopularidad cuando queda menos de un año para las elecciones presidenciales, explicó que con esta reforma quiere combatir un desempleo endémico, facilitando los contratos. Los detractores, por su parte, creen que solo aumentará la precariedad laboral.
Además de las manifestaciones, en estos cuatro meses se intensificaron las huelgas en los sectores del transporte, de la energía y de la limpieza, haciendo temer perturbaciones durante la Eurocopa de fútbol, que se desarrolla por ahora con normalidad.
En este contexto, las fuerzas de seguridad, muy solicitadas desde los ataques yihadistas de 2015 y para asegurar la competición deportiva, denuncian su estado de agotamiento.