La impactante revelación se produjo después de que las pruebas de la toxicidad de los gases de diésel con monos se hicieran públicas durante este fin de semana.
Según informes de los periódicos alemanes Stuttgarter Zeitung y Süddeutsche Zeitung, varias personas estuvieron expuestas a un gas encontrado en las emisiones de diésel durante un experimento que fue solicitado por un grupo financiado por fabricantes de automóviles alemanes "en algún momento entre 2012 y 2015".
Los fabricantes de automóviles dijeron que su interés era comprobar si el uso de la tecnología moderna hacía que las emisiones de diésel fueran más o menos inofensivas, añaden los informes.
Las pruebas fueron solicitadas por el Grupo Europeo de Investigación sobre Medio Ambiente y Salud en el Sector del Transporte (EUGT, por sus siglas en alemán), una organización ya desaparecida fundada por los fabricantes de automóviles alemanes Volkswagen, Daimler y BMW.
Los experimentos se centraron en la "inhalación de dióxido de nitrógeno a corto plazo por personas sanas", según los periódicos. Un hospital universitario con sede en Aquisgrán examinó luego a 25 personas después de que estas hubieran inhalado cantidades variables de gas durante varias horas.
Los experimentos se informaron después de las recientes revelaciones de un experimento donde, en pruebas igualmente inaceptables, se aplicó la inhalación de gas tóxico a monos de laboratorio.
"Repulsivo y superfluo"
En reacción a las acusaciones, Volkswagen dijo en un comunicado: "Estamos convencidos de que los métodos científicos elegidos en ese momento eran incorrectos".
Daimler, por su parte, manifestó el domingo que la compañía estaba "conmocionada por el alcance de esos estudios y la forma en que se llevaron a cabo". "Condenamos enérgicamente las pruebas", añadió el grupo empresario, y agregó que no había tenido voz ni voto en el método de prueba y que las medidas tomadas por EUGT eran "contrarias a los valores y principios éticos de Daimler".
El fabricante de automóviles, con sede en Stuttgart, dijo que había iniciado una investigación sobre las pruebas en monos y humanos que consideraba "superfluas y repulsivas".