Por Mariano Andrade (France Presse)
Ante la imposibilidad de que el Congreso de EE.UU. levante en lo inmediato el bloqueo económico a Cuba, el presidente Raúl Castro quiere que su homólogo Barack Obama acelere de aquí al final de su mandato las medidas para suavizar su alcance.
Raúl Castro y Obama se reunieron el martes en la Asamblea General de la ONU, el primer encuentro desde la reapertura de embajadas en julio pasado tras más de 50 años, y el segundo desde uno de abril, durante la Cumbre de las Américas en Panamá, que formalizó el acercamiento entre Washington y La Habana iniciado a fines de 2014.
En la sede de Naciones Unidas en Nueva York, en un "ambiente respetuoso y constructivo", Castro, presente por primera vez en la gran cita anual de la ONU, reiteró a Obama la condición de levantar el embargo para normalizar las relaciones bilaterales.
"El presidente cubano reiteró que para que haya relaciones normales entre Cuba y Estados Unidos debe ser levantado el bloqueo que causa daños y privaciones al pueblo cubano", dijo el canciller Bruno Rodríguez en una conferencia al final de esa reunión.
"El ritmo del proceso de normalización de las relaciones bilaterales dependerá del levantamiento del bloqueo, que la realidad del bloqueo sea modificada sustancialmente mediante las muy amplias facultades que tiene el presidente de Estados Unidos", agregó.
En efecto, y según las autoridades cubanas, Obama tiene la capacidad ejecutiva de cambiar "muchos elementos de la aplicación del bloqueo". "Las decisiones ejecutivas tomadas hasta ahora son de valor muy limitado, de alcance y profundidad limitadísimos, y no tocan ningún hecho significativo de la aplicación del bloqueo", precisó.
El Congreso es el único facultado para desmontar el embargo, un entramado legal vigente desde 1962 que está codificado en varias normativas, la más completa de ellas la ley Helms-Burton de 1996.
El Papa, cooperación, viajes
Pero Obama puede ordenar la modificación de aspectos del bloqueo, como ya lo ha hecho con el levantamiento de numerosas restricciones, más recientemente a mediados de mes cuando eliminó el límite de 2.000 dólares de remesas hacia la isla y autorizó a estadounidenses a tener empresas en Cuba.
En ese sentido, y tras la reunión del martes, el mandatario estadounidense puso de relieve los cambios regulatorios que "permitirán viajar y hacer negocios a más estadounidenses en Cuba", según un comunicado de la Casa Blanca.
Obama "destacó además pasos que Estados Unidos pretende tomar para mejorar los vínculos entre los pueblos estadounidense y cubano", reiterando su apoyo a la cuestión de "los derechos humanos" en la isla.
El canciller Bruno Rodríguez dijo esperar que entre las próximas medidas de Obama figura la de autorizar a todos los estadounidenses a viajar libremente a Cuba. "Los ciudadanos cubanos tienen absoluta libertad de viajar a este maravilloso país. Tengo la esperanza de que los ciudadanos norteamericanos pueden disfrutar de esa misma libertad en un plazo próximo", señaló.
Sobre la cuestión de Guantánamo, Rodríguez dijo que es "un elemento de alta prioridad en el proceso de normalización", exigiendo el cierre de la base y la devolución del territorio "ilegalmente ocupado".
Durante la reunión, los dos mandatarios "intercambiaron puntos de vista" sobre la reciente visita del papa Francisco a ambos países, resolvieron "continuar trabajando" en la agenda de temas acordada, abordando por ejemplo "la cooperación en terceros países, como Haití".
El Vaticano, a través del pontífice argentino, tuvo un papel fundamental en el acercamiento entre ambos países, y esa visita papal previa de diez días a Cuba y Estados Unidos allanó el camino al viaje de Castro a Nueva York, admitió Rodríguez.
"El presidente se sintió realmente muy cálidamente recibido", señaló, enumerando reuniones con el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, el alcalde Bill de Blasio y el expresidente Bill Clinton, los tres demócratas.