Los juicios por asesinato se celebran a veces en ausencia de cadáver, como el caso del chileno Nicolás Zepeda, acusado del asesinato de la estudiante japonesa Narumi Kurosaki, que comienza el martes en Besançon, este de Francia.
He aquí tres casos franceses anteriores, en los que nunca se encontró el cuerpo de la persona desaparecida y el acusado siempre afirmó su inocencia.
Jacques Viguier, absuelto
Suzanne Viguier, profesora de danza de 38 años, desapareció el 27 de febrero de 2000 en Toulouse, en el suroeste de Francia.
Su amante fue el último en verla viva, al amanecer, cuando la acompañó a casa.
Inmediatamente sospechoso, el marido de la joven, Jacques Viguier, profesor universitario, permaneció en prisión preventiva durante nueve meses.
Fue juzgado por asesinato y absuelto en dos ocasiones, 2009 y 2010.
En el libro "Inocente", publicado en 2010, Jacques Viguier habla de "10 años de sufrimiento y lucha", el subtítulo de la obra.
Se rodó una película sobre el caso titulada "Una convicción íntima".
Condena de Maurice Agnelet
La desaparición a los 29 años de Agnes Le Roux, heredera de uno de los casinos más prestigiosos de Niza, en el sureste del país -durante el fin de semana de Todos los Santos de 1977-, marca el comienzo de una telenovela judicial.
El abogado Maurice Agnelet, que una vez fue su amante y era cercano al dueño de un casino competidor, es sospechoso, pero se beneficia de un sobreseimiento en 1985.
Absuelto en 2006 por un tribunal penal gracias a una cortada aportada por su segunda esposa, es finalmente condenado a 20 años por asesinato al año siguiente.
En 2013, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos consideró que el juicio no había sido justo, ya que el veredicto no gozaba de un motivo.
Tras un tercer juicio, Maurice Agnelet fue condenado de nuevo en 2014 a veinte años de prisión.
El Tribunal de Casación desestimó su recurso.
Murió a los 82 años, en enero de 2021, en Nueva Caledonia, archipiélago francés del Pacífico donde se había reunido con su hijo después de su liberación, menos de un mes antes, por razones médicas.
Este caso inspiró una película de André Téchiné en 2014 llamada "El hombre que amamos demasiado".
Guillaume Seznec, condenado y luego indultado
El caso de Guillaume Seznec sigue siendo uno de los grandes enigmas judiciales del siglo XX en Francia
Comerciante de madera, Seznec deja Rennes, en el oeste de Francia, el 25 de mayo de 1923 con su amigo Pierre Quémeneur, consejero general de Finisterre, para hacer negocios en París.
Tres días más tarde vuelve solo, afirmando haber dejado cerca de París a Pierre Quémeneur, que prefería terminar el viaje en tren.
Este último no volvió a dar señales de vida.
El 4 de noviembre de 1924, Guillaume Seznec fue condenado por asesinato a trabajos forzados de por vida.
Pasó 20 años en la cárcel de Guyana.
Indultado por el general de Gaulle en 1946 por buen comportamiento, regresó a la metrópoli el 1 de julio de 1947, a los 69 años.
Atropellado en París en noviembre de 1953 por una camioneta que se dio a la fuga, murió tres meses más tarde.
Su familia siguió luchando por su rehabilitación, pero catorce solicitudes de revisión del juicio fueron rechazadas, la última en 2006.