Un hecho verdaderamente insólito sucedió en Toronto, Canadá, luego de que un policía se comiera un trozo de chocolate de marihuana incautado, que provenía de una redada policial.
Según constató The Globe and Mail, el uniformado se comió el dulce pensando que no le causaría mayor efecto. Sin embargo, y para su ingrata sorpresa, comenzó a sudar y a sentirse al borde de un desmayo a los 20 minutos de haberlo ingerido.
De ahí en más, y conforme avanzaban los minutos, el agente sintió que si no recibía ayuda iba a morir en el acto, por lo que solicitó asistencia de sus propios compañeros a través de su radio con el código 10-33, que se usa sólo en caso de emergencias.
Finalmente, fue declarado culpable de manipular pruebas policiales y renunció a las fuerzas de seguridad.
No conforme con lo anterior, la jueza a cargo del caso calificó al agente como un "completo idiota", además de asegurar: "Desde el punto de vista del interés público, el impacto es profundo. La conducta aquí no se puede describir como algo más que estúpido".
