Canadá se convirtió este martes en ser el primer país del G7 en legalizar completamente la marihuana, luego de que el Senado aprobara el proyecto de ley C-45, también conocido como Cannabis Act.
La medida legaliza la posesión de marihuana con fines recreacionales, el cultivo de viviendas y las ventas para adultos. El gobierno federal supervisará las sanciones penales restantes—por ejemplo,la venta a menores—y la concesión de licencias a los productores. Mientras que los gobiernos provinciales administrarán las ventas, la distribución y las reglamentaciones relacionadas, tales como: las provincias podrán imponer reglas más estrictas, como elevando la edad mínima. El estatuto en gran parte sigue las recomendaciones hechas por un grupo de trabajo federal sobre la legalización de la marihuana.
Se espera que los gobiernos de Canadá y provinciales necesiten dos a tres meses antes de que las ventas minoristas y otras partes de la ley puedan implementarse.
Nada de esto puede parecer demasiado impactante en los Estados Unidos, donde ya nueve estados han legalizado la marihuana para uso recreativo y 29 estados lo han permitido con fines medicinales. Lo que diferencia a Canadá, sin embargo, es hacerlo como país. Anteriormente, Uruguay era la única que legalmente permitía la marihuana con fines recreativos.
Canadá, al igual que Estados Unidos, es parte de los tratados internacionales de drogas que prohíben explícitamente la legalización de la marihuana. Aunque los activistas han estado presionando para cambiar estos tratados durante años, hasta ahora han fracasado, y eso significa que Canadá, en efecto, violará el derecho internacional al legalizarla.
La legalización del cannabis fue una promesa de campaña de 2015 del primer ministro Justin Trudeau, quien ha admitido haber fumado un porro con amigos "cinco o seis veces", incluso tras haber sido electo parlamentario hace una década.
Los canadienses mayores de 18 años (19 en algunas regiones) podrán comprar un gramo de marihuana por unos 10 dólares canadienses (7,5 dólares) o menos, de un puñado de vendedores públicos y privados autorizados o por correo. La distribución estará a cargo de cada provincia o territorio.
La posesión estará limitada a 30 gramos por persona.
El mercado canadiense se estima en 5.700 millones de dólares canadienses (4.500 millones de dólares), según cifras oficiales basadas en el consumo del año pasado.
