Cameron destaca "avances" en su plan de reforma de una UE dispuesta a un "compromiso"
Por Patricio ARANA
AFP
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, aseguró este jueves que los mandatarios del bloque están dispuestos "a buscar un compromiso" sobre las propuestas de reforma de la UE presentadas por el primer ministro David Cameron, que evocó "buenos avances" con sus colegas reunidos en Bruselas.
"Los mandatarios expresaron sus preocupaciones pero también demostraron su voluntad para hallar un compromiso" sobre los pedidos de reforma de Cameron antes del referéndum en 2017 sobre la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea, dijo Tusk en conferencia de prensa.
David Cameron aseguró por su parte que lograron "buenos avances" en esta primera cita europea en que se abordaba el pedido británico de reformas de la UE. "Será difícil (...) porque estamos intentando hacer algo muy difícil, algo que nunca intentó ningún país (...) renegociar nuestra posición dentro de la Unión Europea", añadió.
A la salida de la cena, el presidente del Consejo se declaró "mucho más optimista" sobre el tema de lo que estaba antes del debate. Al llegar a la cumbre, había afirmado que "algunas de las propuestas", calificadas de discriminatorias, parecían "inaceptables".
Con un referéndum a la vista antes de que acabe 2017, Cameron pidió reformas a la UE para que se protejan los derechos de los países del bloque que no usan el euro, que el Reino Unido quede fuera de los siguientes pasos para una mayor integración europea, o potenciar la competitividad del mercado único.
Pero el primer ministro británico pide además modificar la legislación europea para poder retirar las ayudas sociales a los inmigrantes durante sus primeros cuatro años en el Reino Unido.
¿Cambio de los tratados?
Esta controvertida reforma que pide Cameron, y que sus socios tienen dificultad en aceptar, apunta, sin decirlo, a limitar la llegada de trabajadores de los países del este del bloque, los últimos que se incorporaron a la UE.
Los mandatarios de Lituania, Hungría, Eslovaquia, República Checa y Polonia se pronunciaron todos este jueves en contra.
Pero Cameron insistió durante la cena con sus homólogos, al pedir "una respuesta efectiva" ante un flujo de inmigración "sin precedentes, incluyendo la presión que impone a las comunidades y los servicios públicos", según declaraciones difundidas por Downing Street.
Esto "merma el apoyo de los británicos a la Unión Europea", resaltó pidiendo, según la nota, "mayor flexibilidad para responder a las preocupaciones del Reino Unido".
"Nadie está dispuesto a aceptar una discriminación, esta no es la intención de nuestros socios británicos. Es por ello que debemos alcanzar un compromiso", estimó Tusk.
Las reformas que pide Cameron necesitan un "cambio de los tratados" europeos, indicó la canciller alemana Angela Merkel. "Todos convenimos que eso no tiene que suceder ahora (...) sino más adelante", añadió.
Aunque el presidente francés, François Hollande, dijo que no se deberían "modificar los tratados", admitió que el tema de la libre circulación de las personas "atañe a los tratados", por lo que urgió a trabajar primero "en el marco" legal antes de "una eventual modificación de los acuerdos", posteriormente.
"Esta noche fue un momento decisivo" para las demandas británicas, añadió Tusk. "Convenimos hallar soluciones para los cuatro puntos", sostuvo asegurando que en la cumbre de febrero podrá presentar un texto concreto a los mandatarios.
El problema de las fronteras
Antes de debatir sobre los reclamos británicos, los mandatarios analizaron los avances sobre las medidas adoptadas por la crisis migratoria.
Constataron, según las conclusiones publicadas, que su implementación "es insuficiente y necesita acelerarse".
Sobre la mesa tenían también la última salva de propuestas de la Comisión Europea, presentada esta semana por Juncker como "audaz", para frenar el flujo de migrantes.
En total, unos 950.000 migrantes, esencialmente refugiados sirios, llegaron a Europa en 2015.
Estas llegadas saturaron las capacidades de acogida en los Estados miembros de la UE, incluso de los más generosos como Alemania o Suecia, y centraron la atención en las fronteras exteriores del bloque y su falta de control, que amenaza el espacio de libre circulación Schengen.
Para paliar al problema, Juncker propuso crear un cuerpo de unos 2.000 guardias fronterizos europeos, con capacidad de despliegue rápido en aquellos países de la periferia que no logren controlar adecuadamente sus fronteras y aunque estos no lo deseen.
Si bien la mayoría de los Estados miembros coincide en la necesidad de controlar mejor las fronteras, en especial la de Grecia, por donde pasaron algunos de los presuntos autores de los atentados de París, su entusiasmo se ve limitado cuando se trata de aceptar una intervención europea en un sector que atañe a la soberanía nacional, según fuentes europeas.
En las conclusiones, los mandatarios invitaron al Consejo Europeo -una institución europea que representa a los Estados miembros- a "rápidamente examinar las propuestas de la Comisión" y se dieron seis meses, hasta julio, para "adoptar una posición" sobre la propuesta.