Brasil y Argentina apuestan por acuerdos con UE y Alianza del Pacífico
AFP
Los presidentes de Brasil y Argentina, Michel Temer y Mauricio Macri, anunciaron el martes en Brasilia acelerar las negociaciones comerciales del Mercosur con la Unión Europea y un acercamiento a la Alianza del Pacífico, para enfrentar el avance del proteccionismo
Los jefes de Estado de las dos mayores economías sudamericanas, que pusieron fin a ciclos de gobiernos de izquierda, se reunieron en Brasilia preocupados por los mismos problemas: falta de crecimiento económico y desempleo. Y enfocaron la relación bilateral en eventuales nuevos negocios.
"Frente a tantas dudas que nos plantea el mundo, lo que nos tiene que quedar cada vez más claro es que tenemos que ser aliados", dijo Macri en el Palacio de Planalto, en momentos en que las políticas proteccionistas anunciadas por el nuevo presidente estadounidense Doland Trump siembran desazón entre los aliados tradicionales de Washington e incertidumbres globales.
Macri sostuvo que el Mercosur -que integran ambos países junto a Uruguay, Paraguay y la suspendida Venezuela- debe intensificar y diversificar sus relaciones, "empezando por esta oportunidad que se abre con la Unión Europea, que ahora tiene un mayor interés en avanzar con el acuerdo".
La UE y el Mercosur mostraron últimamente disposición de avanzar en negociaciones que se iniciaron en 1999 pero que sufrieron años de interrupción o estancamiento. los sudamericanos esperan una mayor apertura a sus productos agrícolas por parte de los europeos, que reclaman mayor acceso para sus bienes industriales y de servicios.
La jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, respaldó el sábado pasado la reactivación del diálogo entre los dos bloques, diciendo que tiene que desembocar en un "acuerdo justo, en que los intereses de Europa sean tomados tan en cuenta como los de América Latina".
Mirando hacia el Pacífico
Temer subrayó, tras el encuentro con Macri, la voluntad común de un acercamiento con la Alianza del Pacífico, un grupo formado por Colombia, Chile, México y Perú. Esos países venían apostando por la liberalización del comercio mundial y podrían verse afectados por el nuevo vuelco de Washington; sobre todo en el caso de México, que vende el 80% de sus productos a la primera economía mundial.
"Levantamos el tema de una integración cada vez mayor de América Latina, en particular América del Sur, [y] México; inclusive para hacer una relación más próxima del Mercosur con la Alianza del Pacífico", apuntó Temer.
Macri, cuya elección a fines de 2015 puso fin a más de una década de gobiernos peronistas de izquierda, enfatizó su interés por acercarse a México y contó que la víspera le expresó al presidente Enrique Peña Nieto su predisposición para cooperar con la segunda economía latinoamericana.
"Este cambio de escenario hace que México gire a mirar al sur con mayor decisión", apuntó, antes de "desearle suerte" para llegar a "un acuerdo razonable con Estados Unidos en esta nueva etapa", en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que ambos países forman con Canadá.
Analistas confían en que los nuevos vientos que soplan en Washington tienen potencial para más y mejores negocios del Mercosur, tanto dentro de América Latina como con el resto del mundo.
Aliados con los problemas de siempre
Pero no todo es brillo. Vecinos y aliados, Brasil y Argentina pelean para rescatar sus economías. Y la opción de Temer y Macri por modelo económicos liberales no impide la persistencia de roces y reclamos.
Actualmente, Argentina tiene un fuerte déficit en la balanza bilateral con su gigantesco vecino.
En 2016, el intercambio totalizó 22.500 millones de dólares y dejó un déficit a Argentina de 4.333 millones, según datos del Ministerio brasileño de Industria y Comercio Exterior.
El volumen de comercio el año pasado fue el más bajo en diez años, de acuerdo con datos elaborados por la consultora argentina ABECEB, lo que agudizó las necesidades de explorar nuevos convenios comerciales.
Argentina tendrá la presidencia pro témpore del Mercosur hasta fin del primer semestre, cuando la transfiera a Brasil.
"La rivalidad la dejamos solo para el fútbol. El resto, a trabajar en conjunto", cerró Macri, que antes de entrar en la política fue presidente del club Boca Juniors.
Esta fue la primera visita oficial de un jefe de Estado a Brasilia desde que el conservador Michel Temer asumió el poder en 2016 tras la destitución de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, acusada de manipular las cuentas públicas.