420 piezas de ropa interior esparcidas por Copacabana. No por un desfile de modas, sino manchadas de "sangre".
Una de las playas más tradicionales de Brasil, en Río de Janeiro se cubrió el lunes de sangre para representar el número de mujeres que denuncian abusos cada tres días.
"Las estadísticas son alarmantes: nuestro país recibe unas 50.000 (denuncias) por año. El IPEA (Instituto de Investigación Económica Aplicada) estima que 50.000 puede representar sólo un 10% de las violaciones reales que se producen", aseguró Antonio Carlos Costa, fundador de Rio da Paz, la ONG que organizó la manifestación, citado por la cadena O Globo.
Junto a la ropa interior se instalaron gigantografías con rostros de mujeres con marcas de manos rojas sobre la boca. Las imágenes son parte del trabajo "Nunca callaré", del fotógrafo Marcio Freitas, un ensayo sobre la angustia experimentada por mujeres abusadas, para el que posaron más de 20 modelos.
El objetivo de la instalación fue combatir la impunidad y que las denuncias sean investigadas, aclaradas y los culpables castigados.
La protesta de Copacabana se realizó dos semanas después de que se conociera el caso de la violación colectiva de una adolescente de 16 años, en la que se investiga la participación de más de 30 hombres.