Los bomberos han avanzado para controlar los devastadores incendios del norte de California, que ya figuran entre los más trágicos en la historia del estado, mientras se teme que aumente la lista de muertos cuando se explore en profundidad el terreno arrasado por las llamas.
De acuerdo con los últimos datos ofrecidos este viernes por el Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California, al menos 32 personas han muerto y unas 5.700 casas y negocios han sido destruidos por unos fuegos que han arrasado alrededor de 86.000 hectáreas desde el pasado domingo en unas tierras que son mundialmente conocidas por sus viñedos.
Difíciles labores de rescate
La tarea de los equipos de rescate fue dificultada por el clima, con vientos de 100 kilómetros por hora y una baja humedad que propagan el fuego. Según el servicio meteorológico, las condiciones se extenderán al fin de semana.
Una de las complicaciones que enumeró la policía para poder encontrar a los desaparecidos es la falta de comunicación debido a la saturación de las líneas telefónicas. "Si ve a alguna persona perdida, por favor, avísenos", pidió a la población el sherif Rob Giordano.
Giordano, además, comentó que la identificación de los cadáveres es difícil. "Encontramos algunos cuerpos ilesos, pero otros son sólo restos de cenizas y huesos", explicó el policía.
"Ni siquiera cerca" de solucionar la situación
En una rueda de prensa, el director de la Oficina de Servicios de Emergencia del gobernador de California, Mark Ghilarducci, afirmó hoy que la situación no está "ni siquiera cerca" de solucionarse, pero subrayó los "grandes progresos" obtenidos en las últimas horas.
"Sabemos que vuestras vidas han cambiado para siempre por estos sucesos. Esto es difícil. Estamos comprometidos para usar cualquier recurso disponible para ayudaros, para ayudar a las comunidades y para ayudar a nuestros servicios de intervención inmediata para mitigar esta situación", dijo en un apartado de su intervención referido directamente a los afectados por los incendios.
Las autoridades explicaron que están recibiendo el apoyo adicional de cientos de bomberos de otros estados, como Nevada, Oregón o Washington, que se han desplazado hasta el norte de California para ayudar en las labores de extinción. Al menos 3.500 edificios de todo tipo, incluyendo viviendas y comercios, han quedado destruidos tras el paso de las llamas, que ha dejado barrios enteros en ruinas.