Tres meses después de haber partido a Estados Unidos tras perder por poco la reelección, el expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro regresó este jueves a Brasil como figura opositora susceptible de desafiar al gobierno del izquierdista Lula da Silva.
Varios centenares de seguidores lo esperaron en el aeropuerto de Brasilia, donde aterrizó procedente de Orlando (Florida) antes de las 7H00 locales (10H00 GMT), constató la AFP. Algunos portaban la bandera de Brasil y cantaban "¡El capitán volvió!".
"Hemos estado esperando este momento durante mucho tiempo, desde el 1 de enero", dijo Eva Melgaço, una empleada de un salón de belleza, de 46 años.
Pero el ultraderechista, de 68 años, no pasó por el interior del terminal y se dirigió directamente a la sede de su Partido Liberal (PL), donde saludó brevemente a otro grupo de simpatizantes.
Sin perder tiempo, se reunió con varios de sus aliados, incluidos diputados y exministros, según imágenes divulgadas por la formación.
Esta semana, anticipó que pretende "recorrer Brasil, hacer política" y "mantener en pie la bandera del conservadurismo". Sin embargo, el miércoles dijo que "no va a liderar ninguna oposición", en declaraciones a CNN Brasil en el aeropuerto de Orlando.
Bolsonaro viajó a Estados Unidos el 30 de diciembre, dos días antes de la ceremonia de asunción de Luiz Inácio Lula Da Silva, a quien nunca felicitó por su victoria, que consideró "injusta".
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Anunció públicamente su regreso la semana pasada y el PL dio gran publicidad en redes sociales, aunque oficialmente no organizó un evento de bienvenida.
Aliados del expresidente, como el diputado del PL Gustavo Gayer, llamaron a sus simpatizantes a mostrarle un "sólido apoyo" en el aeropuerto.
Las autoridades reforzaron el dispositivo de seguridad en el terminal aéreo y llamaron a los seguidores a abstenerse de manifestaciones durante la llegada.
Los accesos a la Explanada de los Ministerios, escenario del asalto al poder del 8 de enero por parte de simpatizantes del expresidente, "serán cerrados en un plazo cortísimo" de ser necesario, según Sandro Avelar, secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal.
"Desafío" para Lula
Una vez que deje la sede del PL, se prevé que se dirija a su nuevo domicilio, una casa en Jardim Botanico, un acomodado barrio de la capital a quince minutos del Palacio presidencial del Planalto.
El exmandatario (2019-2022) asumirá la semana próxima la presidencia honoraria del partido, formación mayoritaria en la Cámara de Diputados (99 de 513 diputados) y segunda fuerza en el Senado.
"La derecha se aglutina cada vez más", afirmó Bolsonaro, advirtiendo que "no puede haber colaboración" con el gobierno de Lula.
Luego de un trimestre prácticamente "callado" y sin "hacer oposición", el regreso podría suponer un desafío para la presidencia del izquierdista, según Jairo Nicolau, politólogo de la Fundación Getulio Vargas.
Lula "tendrá que gobernar ahora con una oposición articulada, luego de meses de dispersión. Eso puede hacer una gran diferencia", aseguró Nicolau.
En las elecciones de octubre, el exsindicalista derrotó a Bolsonaro por un estrecho margen (50,9% frente a 49,1% de los votos).
Bolsonaro ganará un salario mensual de 41.600 reales (unos 8.000 dólares), según la asesoría de comunicación del PL. Trabajará junto a la ex primera dama, que recientemente asumió la conducción de la agrupación de Mujeres del PL y es promovida como una posible candidata en el futuro.
Frentes judiciales
Paralelamente, el expresidente enfrentará dificultades con la justicia.
Es objeto de cinco investigaciones susceptibles de penas de prisión en el Supremo Tribunal Federal, la más reciente abierta por su posible rol como instigador del asalto a los tres poderes el 8 de enero.
Además, corre riesgo de ser declarado "inelegible" si es condenado en alguno de los 16 casos que se tramitan en el Tribunal Superior Electoral, que investiga posibles abusos políticos y económicos en las presidenciales de 2022.
Si resultara condenado, se le podría prohibir disputar elecciones por ocho años, dejándolo fuera de los comicios de 2026.
Bolsonaro también deberá rendir cuentas por un conjunto de joyas regaladas por Arabia Saudita durante su mandato, que habrían ingresado a Brasil de forma irregular.
La Policía Federal lo convocó a prestar declaración el 5 de abril, confirmaron a la AFP fuentes de la fuerza.
El regreso de Bolsonaro, no obstante, entusiasma a parte de los brasileños, como la comerciante Cassia Christina.
"El gobierno necesita una oposición fuerte porque está sumergiendo al país en una debacle económica (..). Bolsonaro es el nombre de la derecha, olvidada hace muchos años", dijo esta mujer de 32 años, en Rio de Janeiro.