"Mamita, no llores", dice Brayan.
El niño, conocido porque Colombia lo vio gritar de dolor frente al cadáver de su madre María del Pilar Hurtado el pasado viernes, esta vez trata de consolar a su abuela.
Juana, madre de la activista asesinada, enterró a su tercer hijo este fin de semana.
Pero esta vez su desgracia causó conmoción en todo el país.
Hurtado recibió varios disparos de dos sicarios ante la mirada de dos de sus cuatro hijos en la ciudad de Tierralta, en el departamento de Córdoba (noroeste).
BBC Mundo visitó Puerto Tejada, en el departamento de Cauca (suroeste), donde la familia de la víctima vive hace más de 25 años y donde ella fue enterrada.
Huyendo de la pobreza
Mamá Juana, así le dicen, llegó a esta pequeña población cuando María del Pilar tenía menos de 7 años.
Los vecinos recuerdan que su situación de pobreza era tal que durante más de diez años vivieron en un par de cuartos prestados.
"Eso no le quitaba la alegría a la niña", recuerda Carmela Giraldo, quien le facilitó las habitaciones a Juana y sus hijos.
Con lágrimas en los ojos, la mujer recuerda que Hurtado era "extrovertida y siempre iba de frente".
"Yo la cuidaba de niña, luego la vimos crecer y se fue de Puerto Tejada pensando que tendría un futuro mejor para sus hijos", lamenta Giraldo.
El mayor recuerdo que ella conserva de María del Pilar es cómo se las arreglaba para vender lotería con dos bebés en sus brazos.
"Ella era feliz"
Mamá Juana tuvo seis hijos, pero solo le quedan tres vivos.
Uno de los mayores falleció mientras servía en el Ejército de Colombia y otro fue asesinado.
Con los años, y mucho trabajo, logró comprar una casa propia en Puerto Tejada.
Pese a la desconfianza de dos de sus hijas, le abrió las puertas de su domicilio a BBC Mundo.
Apenas días antes, lloraba en el entierro de María del Pilar, pero ahora se encuentra preparando el almuerzo para los cuatro niños que dejó su hija.
El mayor tiene 14 años, le siguen dos mellizos de 12 y el más pequeño con 5 años.
Brayan, el muchacho que no paraba de gritar frente al cuerpo de su madre el viernes, asoma el rostro de rato en rato, curioso ante la visita.
Cristian Camilo es el menor de los hijos de mamá Juana, con 22 años. Mientras habla de su hermana, se le quiebra la voz.
"Me pidió que yo sea el padrino de bautizo de su hijo menor", recuerda el joven.
Según los testimonios de los presentes en el entierro de María del Pilar Hurtado, el joven era el más afectado.
"Levántate hermanita", gritaba Cristian Camilo frente al ataúd de la mujer.
Ahora sueña con cumplirle la promesa a su hermana y apadrinar al menor de sus hijos.
"Ella siempre me mantuvo en juicio, me decía que no deje de estudiar, que no me pierda con las pandillas", relata el joven.
Y recuerda que a Hurtado le encantaba bailar salsa y vallenato, además de la música mexicana.
"Ella era feliz. No sé por qué le inventan enemigos, si en Puerto Tejada siempre salía sin ningún miedo, igual que nosotros", dice.
Líder comunitaria
"Sueño que mis sobrinitos crezcan con la profesión que ellos deseen y sean felices", afirma Cristian Camilo.
El joven explica que si le tocara convertirse en el padre de ellos no lo dudaría ni un segundo.
"Al mayor le gusta la tecnología, ojalá encuentre camino por ahí", concluye.
El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar informó a BBC Mundo que los cuatro menores recibirán el apoyo del Estado colombiano por su condición de huérfanos.
"Están estables y contarán con todo el apoyo psicosocial de nuestra parte", señaló Juliana Pungiluppi, directora de la entidad.
Hurtado fue parte de un grupo de familias que instalaron un asentamiento en el municipio de Tierralta, en el departamento de Córdoba.
Su rol de negociadora ante los dueños de esos predios le valió ser reconocida como líder comunitaria.
El objetivo de los ocupantes era reclamar el acceso a terrenos para tener viviendas propias.
La mujer, según los testimonios recogidos por este medio, era uno de los rostros más visibles del movimiento.
Por ello también, defensores de derechos humanos denunciaron que en sus últimos dos meses de vida se encontraba amenazada por el grupo paramilitar conocido como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia.
Ellos señalaron que todos los que permanecieran en el asentamiento desde el mes de junio eran automáticamente considerados "objetivos militares".
El asesinato de Hurtado despertó múltiples muestras de indignación en Colombia; sin embargo, BBC Mundo constató que en la ciudad donde se produjo, Tierralta, no fue tomado con sorpresa por la fuerte presencia que allí tienen los paramilitares.
"Ellos controlan todo", llegó a afirmar el activista de la región Andrés Chica, quien tuvo que abandonar la ciudad el sábado, después de recibir amenazas de muerte contra él y su familia.
En Puerto Tejada aseguran que María del Pilar nunca buscó problemas con las autodefensas o narcotraficantes, pero sí reconocen que la mujer siempre defendió sus derechos.
Así la recuerdan mamá Juana, su hermano Cristian Camilo o su vecina Carmela Giraldo, quienes aseguran que siempre la recordarán por su alegría e irreverencia.
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