Cada vez que ve a un niño, a Susan Wanjiku se le caen las lágrimas.
El suyo se le robaron en 2016 en las calles de Nairobi, la capital de Kenia, cuando su hijo tenía tan solo 3 años y pocos meses.
Ahora, dice: "preferiría enterrarlo sabiendo que está muerto, antes de saber que se lo robaron".
A Rebecca Wanjiru, una mujer sin hogar, le robaron su bebé mientras dormía con sus hijos por la calle.
Nunca más volvió a saber de él.
Se estima que solo en Nairobi viven en la calle unos 60.000 niños, que en los últimos años se han convertido en los principales objetivos de los traficantes de niños.
Después de un año de investigación, la periodista Njeri Mwangi y el equipo Africa Eye de la BBC descubrieron pruebas irrefutables de una próspera red clandestina de bebés activa en el país africano.
Los implicados en este tráfico arrebatan los bebés a sus madres y los venden incluso por pocos centenares de dólares.
A raíz de esta investigación, la policía de Kenia arrestó a tres médicos que presuntamente dirigían una parte de este tráfico.