La crisis era totalmente predecible... ¿pero era inevitable?
El pasado 4 de julio, las autoridades de Gibraltar -ayudadas por un destacamento de la infantería de marina británica- detuvieron frente a sus costas el Grace 1, un tanquero de bandera panameña, bajo sospecha de que transportaba crudo iraní con destino a Siria, lo que sería una violación de las sanciones de la Unión Europea contra algunas entidades e individuos sirios.
Gibraltar y Reino Unido insistieron en que actuaron legalmente, pero Teherán calificó el episodio como "piratería", aseguró que la embarcación estaba en aguas internacionales y acusó a Reino Unido de seguir órdenes de Estados Unidos.
Y desde que la embarcación fue detenida, los iraníes amenazaron con capturar un barco con bandera británica como represalia.
Un intento de la Guardia Revolucionaria de Irán de desviar un tanquero británico hacia aguas iraníes solo se pudo evitar gracias a la poderosa intervención de un barco de guerra de la Marina Real británica: la fragata Tipo 23 HMS Montrose.
Pero hay un límite a lo que un barco de guerra puede hacer, como se pudo comprobar el viernes con la captura de un tanquero británico en el estrecho de Ormuz.
Esta vez parece que la protección no llegó al lugar lo suficientemente rápido y ahora el Stena Impero y su tripulación están en manos iraníes.
Un segundo barco, el Mesdar, que también fue detenido por los iraníes el viernes, pudo seguir su travesía, con lo que se refuerza la idea de que la captura del Stena Impero es una respuesta directa al arresto del tanquero en Gibraltar.
Diplomacia, no fuerza
Entonces, ¿qué pasará ahora?
Lo primero que cabe recordar es que este choque específico entre Teherán y Londres es solo un aspecto más dentro de una situación ya altamente volátil en el Golfo.
La decisión del gobierno de Donald Trump de retirar a Estados Unidos del acuerdo nuclear que Irán firmó en 2015 con seis potencias mundiales y reinstaurar las sanciones tiene un impacto enormemente perjudicial en la economía iraní.
Irán está contraatacando.
EE.UU. y sus aliados creen que Irán fue responsable de atacar varias embarcaciones de Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita con minas lapa a mediados de mayo.
También derribó un sofisticado dron estadounidense.
Por su parte, Estados Unidos alega que recientemente derribó un dron iraní, algo que Irán niega.
Así que, como primer paso, habría que intentar calmar las tensiones y evitar la escalada del conflicto.
El secretario de Relaciones Exteriores británico, Jeremy Hunt, ha dejado claro que quiere que este problema se resuelva cuanto antes, pero que la única forma de avanzar será a través de la diplomacia y no de la fuerza.
Hunt habló ya con su homólogo estadounidense, el secretario de Estado Mike Pompeo, y también intentó conversar, sin éxito, con su homólogo iraní.
Es probable que en las próximas horas y días se den muchas más conversaciones bilaterales, en un intento de Reino Unido de construir una coalición de países tan amplia como sea posible para convencer a Irán de que ponga en libertad el Stena Impero.
Si bien Reino Unido no querrá presentarlo como un simple intercambio de embarcaciones -el país europeo sostiene que las acciones de Irán, al contrario que las suyas, son ilegales- es muy probable que el destino del Grace 1, el tanquero detenido frente a Gibraltar, esté presente en cualquier arreglo.
Dado que las amenazas de Irán hacia los barcos de bandera británica eran bien conocidas, este episodio es bastante bochornoso para el gobierno británico.
Preguntas sin respuesta
La prioridad ahora es asegurar el retorno seguro de la embarcación y su tripulación.
Pero algunas preguntas difíciles necesitarán respuesta, en relación con las decisiones que se han tomado y los recursos disponibles.
Vista la frágil y cambiante situación en el Golfo, junto con la necesidad desesperada de dar un impulso al agotado acuerdo iraní, ¿fue sensato detener el tanquero con petróleo iraní en las costas gibraltareñas?
¿Se examinaron adecuadamente las potenciales consecuencias?
¿Qué creyeron los ministros que haría Irán?
¿Y de verdad creyeron que ese arresto del Grace 1 podía aislarse de la crisis más amplia en el Golfo?
Además, ¿por qué no estaba protegida de forma adecuada la embarcación británica en el Golfo?
Hay un reducido número de barcos con bandera británica que atraviesan el estrecho de Ormuz, pero, tal como demuestran los eventos, son demasiados para que un único barco de guerra y su tripulación puedan garantizar la seguridad.
Hay un segundo barco de guerra británico en camino, el destructor Tipo 45 HMS Duncan.
Nos dicen que la decisión de anunciar el envío de un segundo barco fue muy analizada, haciendo equilibrios entre la necesidad de reforzar la seguridad con el deseo de no hacer nada que pudiera agravar la tensión.
Sin embargo, Irán estaba ventilando sus intenciones bien alto. No fue disuadido o desalentado de su intención de capturar un tanquero británico.
Asuntos incómodos
Este episodio plantea algunas cuestiones incómodas sobre el rol marítimo que juega Reino Unido globalmente.
Los británicos pretenden jugar un rol naval significativo en el Golfo.
Esto se traduce actualmente en una base naval, una fragata, un barco anfibio de desembarco de la Flota Real Auxiliar y cuatro embarcaciones antiminas, que se solían conocer como dragaminas.
Un destructor está de camino y otro navío se encaminará hacia las aguas del Golfo en su debido momento.
Esta fuerza no se configuró para proteger a la embarcación británica.
Expertos navales creen que la Marina Real simplemente no tiene ya suficientes "caballos de batalla" (fragatas y destructores) para ser capaz de enviar embarcaciones hacia el Golfo cuando estalle una crisis.
Claramente no puedes estar en todas partes a la vez.
Reino Unido debe diseñar sus fuerzas armadas de acuerdo a sus recursos. Pero esta crisis no surgió ayer.
Y, por la razón que sea, la presencia naval no fue suficiente para evitar la captura de un barco mercante británico.
¿Es posible que las advertencias de Irán no se tomaran lo suficientemente en serio?