Es una de las figuras más misteriosas y más poderosas de Rusia. Y, también, una de las más cercanas a Vladimir Putin.
Desde su oficina en el sureste de Moscú, Serguéi Naryshkin dirige una de las redes de espías más importantes del mundo: el Servicio de Inteligencia Extranjera (SVP, por sus siglas en ruso), sucesor de la antigua KGB.
Nadie sabe a ciencia cierta su alcance, pero se cree que tiene ramificaciones por todos los continentes.
La llegada de Naryshkin al máximo puesto del espionaje ruso, que tuvo lugar en 2016, fue un paso más en su ascendente carrera política y una muestra, tal vez, de la confianza que le tiene Putin.
Antes ya había ocupado puestos clave en el poder de Rusia, entre ellos, el de presidente de la Duma Estatal (Parlamento) y fue también de las figuras clave del gobierno de Dmitri Medvédev.
Nacido en la antigua Leningrado en 1954 y sancionado por EE.UU. tras la invasión rusa de Crimea, Naryshkin es conocido por ser una de las personalidades más esquivas del panorama político ruso.
Sin embargo, la semana pasada accedió por primera vez a recibir a un medio extranjero en las oficinas del SVP.
El corresponsal de la BBC en Rusia, Steve Rosenberg tuvo el raro privilegio de ser admitido allí para una conversación con Naryshkin, en la que hablaron de algunos de los temas más sonados que han marcado la política rusa en los últimos tiempos.
De Occidente a Rusia
Durante gran parte de la conversación, Naryshkin cuestionó el papel del gran rival de Rusia en la política internacional: EE.UU.
En su criterio, la Casa Blanca ha tratado de imponer su hegemonía nivel global y cree que esto puede tener consecuencias lamentables.
"Creo que algunos políticos de Occidente tienen expectativas falsas. Creen que el mundo puede gobernarse desde un solo centro: Washington", afirmó.
"La lección más importante del pasado es que si un solo país trata de gobernar el mundo por sí solo, esto terminará en un desastre", agregó.
Durante años, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética, cuyo derrumbe Putin y Naryshkin han lamentado públicamente, intentaron expandir su zona de influencia más allá de sus fronteras y en el caso de la URSS conllevó la anexión de territorios bajo la bandera del comunismo.
Desde que Putin tomó el poder, varios estudios y expertos han alertado de las intenciones del mandatario de intentar recuperar el poderío que tuvo su país a través de la influencia política y militar en diversas naciones, tanto de Europa del Este como de América Latina.
Naryshkin lamentó también lo que considera un olvido histórico intencional del papel de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial.
"Mucha gente en Occidente y en Europa oriental creen que fue EE.UU. solo quien derrocó a el nazismo y liberó Europa", afirmó.
"Esa ignorancia no es accidental, es deliberada, para crear la impresión que todo lo bueno que pasó en el presente y en el pasado está conectado a un país: EE.UU.", dijo.
Campañas de desinformación
Durante la conversación, Rosenberg cuestionó a Naryshkin sobre las sucesivas denuncias que ha enfrentado el gobierno ruso de intentar influir en países de Occidente, desde las elecciones de 2016 en EE.UU. hasta la actual crisis por el coronavirus.
De hecho, la semana pasada, la Unión Europea denunció que Rusia estaba liderando una campaña de desinformación en varios países de la región con el covid-19 como telón de fondo.
Naryshkin negó que se tratara de una campaña de desinformación.
"¿Cómo pueden decir desinformación? Rusia ofreció sinceramente ayudar a nuestra amiga Italia a combatir el coronavirus. Le mandamos medicamentos y miles de médicos militares. ¿Qué tipo de desinformación es esa?", afirmó.
Si bien es cierto que Rusia ofreció ayuda médica a varios países, incluidos algunos de América Latina, varias agencias de inteligencia y gubernamentales aseguran tener evidencia de que, desde suelo ruso, se han realizado numerosos intentos de difundir noticias falsas e intentar influir en estados de opinión sobre el coronavirus.
"A pesar de su impacto potencialmente grave en la salud pública, autoridades y fuentes respaldadas por varios gobiernos, incluidos Rusia y, en menor medida, China, han seguido fomentando ampliamente las narrativas de conspiración y desinformación, tanto en audiencias públicas en la UE como en el resto del mundo", indica un informe del servicio exterior europeo.
Todas las agencias de inteligencia de EE.UU., por su parte, aseguran que Rusia intervino en las elecciones de 2016 para favorecer la victoria de Donald Trump sobre Hillary Clinton, algo que el Kremlin también niega.
El caso de Serguéi Skripal
Uno de los momentos que renovó las tensiones entre Rusia y Occidente fue el envenenamiento en Salisbury, Reino Unido, del exespía ruso Serguéi Skripal.
El SVP ha sido acusado en numerosas ocasiones de ajustar cuentas con sus agentes que han abandonado el servicio y, según las agencias de inteligencia británicas, el Kremlin estuvo detrás del atentado contra Skripal, lo que ha motivado varias sanciones de Londres contra Moscú.
"No confiamos en lo que el gobierno británico ha dicho sobre Salisbury. A nosotros no nos convence que digan que es altamente probable que Rusia esté detrás", indicó el jefe de los espías ruso.