Rusia y Ucrania: 5 escenarios de cómo se puede evitar una guerra entre ambos países
La perspectiva de una guerra más extensa en Ucrania es terrible. Si Rusia fuera a invadir, miles de personas podrían morir. Muchas más podrían huir.
El costo económico sería severo, el costo humanitario devastador.
Y aún así, Rusia continúa acumulando sus fuerzas alrededor de Ucrania, y Occidente sigue amenazando con terribles consecuencias si cruzan la frontera.
Entonces, ¿hay alguna salida diplomática, una forma de salir de este enfrentamiento que sea pacífica y duradera?
Los diplomáticos hablan de una "vía de salida", una forma en que todos los bandos puedan salirse del camino de la guerra. Pero encontrar esa ruta no es fácil.
Cualquier compromiso tendría un precio. Sin embargo, aquí hay algunas salidas potenciales que no involucran un resultado militar y, por lo tanto, sangriento.
1. Occidente podría persuadir al presidente Putin para que retroceda
Bajo este escenario, las potencias occidentales disuadirían efectivamente cualquier invasión al convencer al presidente ruso, Vladimir Putin, de que los costos superarían los beneficios para su país.
Se vería persuadido de que las bajas humanas, las sanciones económicas y el retroceso diplomático serían tan grandes que el costo para él sería mayor incluso aunque logre avances militares en el campo de batalla.
Para ello tendría que temer el apoyo de Occidente a una insurgencia militar en Ucrania, lo que lo metería durante años en un pantano de una guerra costosa.
Putin tendría que creer que esto significaría un costo en su apoyo interno y que, por lo tanto, amenazaría su liderazgo.
Bajo esta narrativa, Occidente también tendría que permitir que Putin reclame una victoria diplomática, presentándose a sí mismo como un protagonista pacífico que no ha estado dispuesto a responder militarmente a las provocaciones de la OTAN.
El presidente ruso podría afirmar que finalmente ha captado la atención de Occidente y que sus líderes están abordando lo que llaman las "preocupaciones legítimas de seguridad" de Putin.
Rusia le recordaría al mundo que es una gran potencia y profundizaría su presencia en Bielorrusia.
La dificultad con esta narrativa es que sería igual de fácil argumentar que Putin fracasó.
Sus acciones podrían unir a Occidente, llevar a la OTAN a acercar sus fuerzas a las fronteras de Rusia, y alentar a Suecia y Finlandia a considerar unirse a la OTAN.
El problema es que si Putin desea controlar Ucrania y socavar a la OTAN, hay pocas razones por las que podría retroceder ahora.
2. La OTAN y Rusia podrían lograr un nuevo acuerdo de seguridad
Las potencias occidentales han dejado en claro que no comprometerán sus principios fundamentales, como la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, el derecho de ese país a buscar ser miembro de la OTAN y el deber de la organización de tener una "puerta abierta" a cualquier nación que desee unirse.
Sin embargo, Estados Unidos y la OTAN han aceptado que se puede encontrar un terreno común en cuestiones más amplias de seguridad europea.
Esto podría incluir una reactivación de los acuerdos de control de armas vencidos para reducir la cantidad de misiles en ambos lados, el refuerzo de las medidas de fomento de confianza entre las fuerzas rusas y de la OTAN, mayor transparencia sobre los ejercicios militares y la ubicación de los misiles, y cooperación en pruebas de armas antisatélites.
Rusia ya ha dejado en claro que estos problemas no serían suficientes para satisfacer su principal preocupación: la de que permitir que Ucrania se una a la OTAN va a tener un costo para la seguridad rusa.
Pero si, por ejemplo, los despliegues de misiles de la OTAN se reducen significativamente, esto podría abordar al menos algunas preocupaciones rusas.
De alguna manera, Putin ya ha logrado avances en ese sentido: Europa se comprometió recientemente a un diálogo de seguridad bajo los términos de Rusia.
3. Ucrania y Rusia podrían reactivar los acuerdos de Minsk
Este fue un paquete de acuerdos negociados en 2014 y 2015 en la capital de Bielorrusia, Minsk, que fue diseñado para poner fin a la guerra entre las fuerzas gubernamentales ucranianas y los rebeldes respaldados por Rusia en el este de Ucrania.
Obviamente fracasó. La lucha continúa. Pero al menos abrió un camino hacia un alto el fuego y un acuerdo político basado en una constitución más federal.
Los políticos occidentales han sugerido que revivir los acuerdos de Minsk ahora podría ser una solución a esta crisis.
El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que Minsk "es el único camino que nos permite construir la paz".
El secretario de Defensa británico, Ben Wallace, le dijo a la BBC que restaurar Minsk sería "una forma sólida de reducir la escalada".
El problema es que las disposiciones del acuerdo son enrevesadas y disputadas.
El Kremlin exige que Ucrania celebre elecciones locales para empoderar a los políticos prorrusos. Kiev quiere que Moscú primero desarme y elimine a los combatientes rusos.
La mayor disputa es sobre cuánta autonomía daría Minsk a los enclaves separatistas en Donbás.
Kiev dice que sería un modesto autogobierno. Moscú no está de acuerdo y dice que Donetsk y Lugansk deberían tener voz sobre la política exterior de Ucrania y, por lo tanto, un veto sobre la membresía de la OTAN.
Y ese es el gran temor en Kiev: que revivir Minsk es una forma abreviada de descartar que Ucrania se una a la OTAN sin que los miembros de la OTAN tengan que decirlo explícitamente.
Por lo tanto, el acuerdo y el apoyo popular en Ucrania es poco probable.
4. Ucrania podría volverse neutral, como Finlandia
¿Se podría persuadir a Ucrania para que adopte algún tipo de neutralidad?
Ha habido informes, posteriormente negados, de que funcionarios franceses sugirieron que Ucrania podría tomar a Finlandia como modelo.
Finlandia adoptó la neutralidad formal durante la Guerra Fría. Es un Estado independiente, soberano y democrático. Permaneció, y permanece, fuera de la OTAN.
¿Podría ser esto atractivo para Kiev? Evitaría un desenlace militar. En teoría, podría satisfacer el deseo de Putin de que Ucrania nunca se una a la OTAN.
Y la alianza no tendría que ceder en su política de "puertas abiertas": Ucrania habría tomado la decisión soberana de no unirse.
¿Pero Ucrania apoyaría esto? Probablemente no, porque la neutralidad dejaría efectivamente a Ucrania abierta a la influencia rusa.
Puede ser difícil hacer cumplir la neutralidad, ¿y respetaría Rusia sus términos? La neutralidad sería una gran concesión de Kiev, ya que tendría que abandonar sus aspiraciones euroatlánticas.
La neutralidad también podría alejar aún más su pertenencia a la Unión Europea.
5. El actual estancamiento podría convertirse en el statu quo
¿Sería posible que la confrontación actual se prolongue, pero que su intensidad disminuya con el tiempo?
Rusia podría retirar lentamente sus tropas a los cuarteles, declarando terminados sus ejercicios. Pero al mismo tiempo, podría dejar atrás una gran cantidad de equipo militar, por si acaso.
Moscú podría continuar apoyando a las fuerzas rebeldes en el Donbás. Y mientras tanto, la política y la economía de Ucrania continuarían desestabilizadas por la constante amenaza de Rusia.
A su vez, Occidente mantendría una presencia fortalecida de la OTAN en Europa del Este.
Sus políticos y diplomáticos continuarían interactuando esporádicamente con sus homólogos rusos, y las conversaciones continuarían, pero se lograrían pocos avances sustanciales.
Ucrania seguiría luchando. Pero al menos no habría una guerra a gran escala.
Y lentamente la confrontación se desvanecería de los titulares y volvería a unirse a la larga lista de conflictos congelados que desaparecen de la atención pública.
Ninguna de estas opciones es fácil o probable. Todas implican compromiso.
El temor en Kiev es que Ucrania sea el país que más se arriesgue. La cuestión, sin embargo, es si la amenaza de un conflicto devastador es real y, de ser así, qué se podría hacer para evitarlo.
El único vestigio de esperanza en este momento es que todas las partes todavía parecen dispuestas a hablar, aunque sea infructuosamente.
Y cuanto más tiempo siga hablando la gente, más tiempo permanecerá abierta la puerta para una solución diplomática, aunque al menos sea entreabierta.