Ha sido descrito como "un experimento democrático" en medio del caos que reina en Medio Oriente, "una nueva sociedad secular" creada al lado del califato del autodenominado Estado Islámico (EI).
En medio de la sangrienta guerra de seis años que se libra en Siria, los kurdos sirios han establecido en el norte del país una federación autónoma que es vista como un experimento político sin precedentes en la región.
Se trata, dicen los kurdos sirios, de "una democracia representativa promovida por las comunidades, que está basada en la igualdad, el pluralismo y la autosuficiencia".
Rojava, también conocido como Kurdistán sirio, se ha visto impulsada en meses recientes por el apoyo de Estados Unidos y Rusia, que consideran a estos combatientes como sus aliados más valiosos en la lucha contra EI en la región.
De hecho, el gobierno de Donald Trump anunció este mes que proveerá armas a los kurdos.
Pero la federación de Rojava no es reconocida por el gobierno sirio, que la considera ilegal.
Además, está amenazada por Turquía, país que rechaza cualquier movimiento que aliente el separatismo de su propia minoría kurda.
Este martes, el presidente de Turquía, Receep Tayyip Erdogan se reúne con su par estadounidense, Donald Trump, en la Casa Blanca y muchos se preguntan si podrá sobrevivir esta "utopía secular" en una región sumida por las divisiones y sectarismos.
"Modelo" democrático
"Los kurdos tienen poblaciones en varios países de la región, principalmente Irak, Irán, Siria y Turquía", explica Murat Nisancioglu, editor de BBC Turquía.
"Son poblaciones que históricamente han estado reprimidas y no han sido reconocidas".
"Con la guerra en Siria, sin embargo, las cosas cambiaron y los kurdos, apoyados por Estados Unidos y Rusia, lograron formar esta región autónoma, que es una especie de democracia que, comparada con el resto de la región, tiene muchos signos positivos", le dice Nisanciouglu a BBC Mundo.
La federación autónoma kurda de Rojava fue proclamada en marzo de 2016 por representantes de partidos kurdos, árabes, asirios y turcomanos.
Está basada en un modelo de democracia directa en el que la región es administrada por una serie de asambleas populares bajo el Comité Supremo Kurdo.
El territorio está protegido por las Unidades de Protección Popular (YPG en sus siglas en kurdo), que son las fuerzas que combaten contra EI y han sido calificadas como una "fuerza formidable" en la guerra que los aliados de Occidente libran contra el grupo yihadista.
Turquía, sin embargo, que comparte una extensa franja de territorio con Rojava, cerró esa frontera para evitar cualquier movimiento desde y hacia el país.
Desde hace décadas Turquía libra una violenta lucha contra la organización separatista kurda denominada Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
Como explica Nisancioglu a BBC Mundo: "Turquía catalogaal PKK como terrorista y siempre se ha pensado que los kurdos de Siria y los de Turquía, que son poblaciones muy similares, son parte de un mismo grupo".
"Por lo tanto, Turquía afirma que Rojava es una extensión del PKK. Y el anuncio de que Trump va a armar a los combatientes kurdos sirios es visto como un plan para armar también a los terroristas del PKK".
En consecuencia, agrega Nisanciouglu, "Turquía ha prometido acabar con Rojava y evitar que los kurdos establezcan cualquier tipo de territorio kurdo a lo largo de su frontera".
Las fuerzas kurdas, con ayuda de Estados Unidos y Rusia, han logrado tomar control de unos 26.000 km2 en el norte de Siria, incluida una franja de territorio de 400 km a lo largo de la frontera con Turquía.
También han logrado recuperar varios territorios que estaban bajo control de EI.
Turquía, sin embargo, ha estado conduciendo ataques aéreos a través de la frontera e incluso existen informes de varias bajas de soldados kurdos, lo cual ha causado alarma entre las fuerzas estadounidenses.
¿Y después de Raqqa?
Los comandantes militares estadounidenses argumentan que la mejor forma de poder recuperar Raqqa, la capital del autoproclamado califato de EI, es armando a las fuerzas kurdas. Y Trump apoya el plan de los generales estadounidenses.
Pero con la oposición de Turquía y sus amenazas de dejar de cooperar con Washington en la lucha contra EI, ¿seguirá Estados Unidos apoyando a los kurdos?
Y, ¿qué ocurrirá una vez que Raqqa sea recuperada? ¿Seguirán las potencias apoyando a Rojava?
La reunión de Trump y Erdogan este martes en la Casa Blanca está siendo observada detalladamente en ambos lados del conflicto.
Según los analistas, Erdogan tratará de convencer a Trump de que cambie sus tácticas en Siria. Si no lo logra, podría incrementarse la tensión entre Estados Unidos y el único miembro de mayoría musulmana de la OTAN.
Tal como explica Nisancioglu, Trump, sin duda, enfrenta un dilema: "Los kurdos son necesarios para Estados Unidos en su guerra contra EI, pero Turquía ya amenazó con invadir Rojava y destruir el territorio kurdo".
"En esta guerra ha habido un constante cambio de alianzas y de pactos, y quienes tienen el control son las potencias. Pero hemos visto también que las cosas pueden cambiar rápidamente".
"Así que es difícil saber qué pasará con Rojava", agrega el periodista. "La decisión está en manos de Estados Unidos y Rusia".