Renuncia de Evo Morales: el inesperado protagonismo de México en la crisis de Bolivia
El gobierno de México concedió asilo político al ya expresidente de Bolivia Evo Morales por considerar que en su país su vida está en riesgo.
Es una decisión que no se había tomado en décadas y que, según especialistas, representa un parteaguas en el camino que la diplomacia mexicana había tomado en los últimos años.
Durante casi todo el siglo pasado, México tuvo una activa política de asilo. Pero la tradición pareció perderse a partir de los años 90, cuando se modificó la forma de mediar en los asuntos de la región.
El enfoque de solidaridad y refugio se hizo a un lado, recuerdan analistas como Rodrigo Salazar Elena, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
"Desde 1994, o tal vez desde antes, la política exterior empezó a girar alrededor del comercio, comenzó a tomar ese giro", le dice Salazar a BBC Mundo.
"La relación con el resto de Latinoamérica pasó a segundo término. Ahora ese modelo está cambiando".
Pero ¿por qué cambia ahora y precisamente con Evo Morales?
Vieja historia
La tradición de asilo en México proviene desde 1853 cuando se firmó un acuerdo con el gobierno de Colombia para no extraditar a perseguidos políticos.
Desde entonces el país recibió a personajes como Giuseppe Garibaldi, héroe de la liberación de Italia, o León Trotsky, uno de los principales impulsores de la Revolución Rusa.
Entre 1939 y 1942 asiló a más de 25.000 españoles que huyeron de la guerra civil, entre ellos el poeta León Felipe, por ejemplo.
Décadas después, en 1976, recibió en su embajada en Argentina al expresidente de ese país, Héctor José Cámpora quien permaneció tres años en la representación diplomática. En 1979 viajó a México.
Ese mismo año el Sha de Irán, Mohamed Reza Pahlevi, se refugió en este país después de ser derrocado por la Revolución Islámica.
En los años 70 el gobierno mexicano recibió a refugiados de Argentina, Chile y Uruguay que huyeron de los regímenes militares en sus países.
Entre los exiliados se encontraba la familia del presidente chileno Salvador Allende, así como de otros integrantes de su gabinete destituido por un golpe de Estado militar.
En los años 80 miles de indígenas de Guatemala que escaparon de masacres por la guerra civil recibieron asilo en la frontera sur mexicana. Lo mismo sucedió con familias provenientes de Nicaragua y El Salvador.
Sin embargo, en los siguientes 24 años la diplomacia mexicana fue distinta, y los gobiernos de Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón llegaron a tener controversias con gobiernos de izquierda, como Cuba y Venezuela.
Fox, por ejemplo, pretendió evitar que el presidente cubano Fidel Castro compartiera mesa con el estadounidense George Bush en un encuentro realizado en México.
Y el gobierno de Peña Nieto promovió en el Grupo de Lima una posición crítica al régimen del presidente Nicolás Maduro de Venezuela.
¿Por qué asilar a Evo?
El siguiente caso de asilo a un prominente personaje político ha sido el de Evo Morales.
El canciller Marcelo Ebrard aseguró que la decisión es parte de la diplomacia del actual gobierno. "Nuestra tradición ha sido siempre por la protección de los perseguidos políticos", dijo.
"Es uno de los timbres de orgullo de la política exterior de México y la vamos a mantener contra viento y marea", precisó.
Para algunos, el asilo a Morales equivale a un punto de inflexión en el comportamiento diplomático de México en las últimas décadas.
"Es un acto de soberanía, una ratificación de la independencia en la política exterior de México", le dice a BBC Mundo John Ackerman, académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Otros como el analista político Salvador García Soto ven incluso un viraje en el comportamiento del país hacia el resto del mundo.
También hubo críticas. El expresidente Vicente Fox publicó en Twitter que Evo Morales "es una persona non grata para México".
En esa misma red el presidente del conservador Partido Acción Nacional (PAN), Marko Cortés, dijo que el gobierno mexicano no debería refugiar "a quien violentó la voluntad popular para perpetuarse en el poder".
El canciller Ebrard aclaró que México no reconocerá un gobierno de Bolivia que no sea elegido de forma democrática y con apego a la constitución de ese país.
Una posición similar a la que el presidente López Obrador asumió con Venezuela, cuando Juan Guaidó se proclamó "presidente encargado" de ese país el pasado 23 de enero.
En aquel momento AMLO, como se conoce al presidente en México, advirtió que la política exterior de su gobierno se basa "en la historia de la diplomacia" del país.
"Para no equivocarnos, lo mejor es ceñirnos a lo que establece la Constitución" dijo.
"Conjugar en armonía cuatro principios básicos: no intervención, autodeterminación de los pueblos, solución pacífica de las controversias y respeto a los derechos humanos".
¿Un problema de política exterior?
En la polémica algunos advirtieron que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador asume un riesgo al conceder el asilo a Evo Morales.
Por ejemplo, dice García Soto, la determinación puede generar controversia con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien aplaudió la renuncia de Morales ante las presiones del ejército.
Algo difícil que suceda, dice el investigador Ackerman. "No tiene por qué causar problemas, las decisiones de política exterior se toman en México".
Más allá de la polémica, lo cierto es que la determinación de México es ajena al personaje, le dice a BBC Mundo el exembajador Jorge Eduardo Navarrete.
"Es víctima de persecución y acoso que pone en riesgo su integridad física. Están comprometidas sus condiciones de supervivencia en su país", advierte.
"El asilo no tiene nada que ver con los antecedentes de filiación política del solicitante, es una situación de protección humanitaria que se deriva de una causa política".
"Es un ejercicio de esa tradición que no es vieja ni obsoleta", afirma Navarrete. "Es una tradición bien plantada de una política exterior de mucho tiempo".
Por lo pronto Evo Morales abandonó Bolivia a bordo de un avión de la Fuerza Aérea Mexicana. En su cuenta de Twitter dijo que volverá a su país.
"Siempre estaré pendiente. Pronto volveré con más fuerza y energía", escribió.