Qué hará Steve Bannon, el "segundo hombre más poderoso del mundo", tras salir del gobierno de Trump
¿Es Steve Bannon el segundo hombre más poderosos del mundo? La pregunta fue planteada por la revista Time en febrero, cuando publicó en su codiciada portada al jefe de estrategia de la Casa Blanca.
Mucho se habló de quien, en agosto de 2016, asumió como jefe de campaña de Donald Trump.
Para empezar, se dijo que este defensor de la derecha nacionalista fue el principal responsable de la victoria presidencial del republicano.
También se dijo que era el alter ego de Trump, un personaje manipulador cuyas huellas estaban en cada decisión del gobierno: el ferozmente nacionalista discurso inaugural, la decisión de abandonar el Acuerdo de Cambio Climático de París, las fracasadas prohibiciones de entrada para ciudadanos de países mayormente musulmanes e incluso la guerra contra "los medios de comunicación falsos", a quienes Bannon memorablemente llamó el "partido de oposición".
Se rumoreaba que era el único asesor a quien se le permitía entrar a la Oficina Oval sin traje y corbata.
Y que era el más feroz partidario de la idea "dejen que Trump sea Trump", es decir, que el mandatario no precisaba ser más "presidenciable" porque había llegado a la Casa Blanca justamente por no ser un político tradicional.
Pero, ¿qué se dirá ahora de él, tras su partida este viernes de la Casa Blanca?
El Gran Manipulador
La portada de la revista Time mostró a Bannon en la cumbre de sus poderes. Pero también puso en marcha su eventual caída.
La revista lo llamó "El Gran Manipulador", una descripción que, se dijo, "molestó" a Trump, un presidente que no está acostumbrado a compartir el centro de atención ni a que lo presenten como un títere.
En la corte de Donald Trump, no iba a haber poderes detrás del trono.
En el campo de batalla del Ala Oeste, que a menudo hace ver a la serie "Juego de Tronos" como un paseo escolar, Bannon se convirtió en el combatiente más agresivo.
Así fue al menos hasta la llegada del entonces director de comunicaciones, Anthony Scaramucci, cuyo (breve) feudo personal con Bannon produjo el insulto más memorable (e impublicable) que se había registrado en la Casa Blanca.
Guerra interna
En la lista de enemigos de Bannon estaban los asesores de Trump que llamaba "globalistas": la hija del presidente Ivanka Trump, y su esposo, Jared Kushner, el asesor de Seguridad Nacional, H.R. McMaster, la subasesora de Seguridad Nacional, Dina Powell, y el asesor de economía nacional, Gary Cohn.
A principios de abril, el diario The New York Times informó que las relaciones entre Bannon y Kushner habían alcanzado "un punto de ruptura", sin ninguna esperanza de reconciliación.
"Aquí está la razón por la que no hay un compromiso", se informó que le dijo Bannon al influyente yerno del presidente. "Tú eres demócrata".
Para Bannon, los "globalistas" estaban obstruyendo su apreciada agenda de "Estados Unidos primero". Eran liberales peligrosamente moderados y metropolitanos, que realmente no querían que "Trump fuera Trump".
Durante su lucha de poder, Bannon formó una inverosímil relación de conveniencia con Reince Preibus, un miembro de la clase dirigente republicana que fue el primer jefe de gabiente de la Casa Blanca.
Sin embargo, cuando Preibus fue reemplazado de su cargo por el general retirado John Kelly, se pensó que pronto se le enseñaría a Bannon la puerta de salida.
Guerra desde afuera
Bannon abandonó la Casa Blanca este viernes y ese mismo día regresó a Breitbart News, la fuente favorita de noticias y opiniones de derecha de muchos de los leales simpatizantes de Trump.
Medios estadounidenses reportan que como director ejecutivo de Breitbart, Bannon no necesariamente comenzará a disparar contra el presidente, sino contra los "globalistas".
Jonathan Swan, del medio online Axios, informa que el sitio web se volverá "termonuclear" contra estos "globalistas".
Bannon aparentemente también le ha dicho a sus asociados que convertirá a Breitbart en una "máquina de matar".
Tal como explicó Maggie Haberman, la corresponsal de The New York Times en la Casa Blanca, "Bannon será un problema más grande para el personal de la Casa Blanca estando afuera que estando adentro".
Muchos de los más fervientes simpatizantes de Trump sin duda verán su salida como una traición: los nacionalistas más poderosos del gobierno ya no tienen oficinas en el Ala Oeste.
Y una Casa Blanca sin Bannon producirá una Casa Blanca con "menos" Trump.
Joel B. Pollak, editor en jefe de Breitbart, reaccionó a la noticia de la salida de Bannon con un tuit de una sola palabra: "#GUERRA". Luego escribió una columna advirtiendo que "esto podría ser el comienzo del fin de la administración de Trump".
El propio Bannon tiene una opinión distinta.
Después de su renuncia, le dijo a su biógrafo, Joshua Green: "Si existe alguna confusión, déjenme aclararlo: me voy de la Casa Blanca y me voy a la guerra por Trump y contra sus opositores en el Capitolio, en los medios y en el Estados Unidos corporativo".
Trump, por su parte, cree que puede seguir contando con la lealtad de la derecha de Bannon. Sus tuits a menudo parecen dirigidos a esa gente.
Pero Bannon le ayudó a amplificar su mensaje, operando como una influyente voz de la extrema derecha, un emisario clave entre sus votantes más fervientes.
Paradojas
Abundan las paradojas sobre el momento de partida de Bannon.
Ocurrió en la semana en que Trump parecía estar en su hora "más Trump", con su controvertida reacción a la letal violencia en Chalottesville, atribuyendo responsabilidades a "ambos lados" (supremacistas blancos y contramanifestantes) y defendiendo las estatuas de confederados.
Otra ironía es que fue Bannon el que catalogó a los supremacistas blancos como "una colección de payasos", precisamente el tipo de lenguaje que muchos republicanos esperaban que el presidente utilizara.
Steve Bannon ya no será presentado como el segundo hombre más poderoso del mundo o de Estados Unidos o de Washington DC.
Pero puede decirse que será la figura más influyente en la derecha insurgente, los electores en los que Trump está confiando para lograr un segundo período en la Casa Blanca.