Avanza el reloj y se acerca el día en que, si no hay acuerdo, entrarán en vigor los aranceles del 5% anunciados por Donald Trump para las exportaciones de los productos de México hacia Estados Unidos.
Al hacer pública la medida, el presidente estadounidense dijo que los aranceles irán subiendo un 5% cada mes si el gobierno de México no pone freno a la inmigración irregular.
En plenas negociaciones para intentar evitar esos aranceles, hay un concepto del que cada vez se habla más y al que el propio canciller mexicano Marcelo Ebrard hizo referencia esta semana: el de "tercer país seguro".
¿En qué consiste?
Convención de los refugiados
Ebrard dijo el pasado lunes desde Washington DC, donde encabeza la delegación mexicana para negociar con su contraparte estadounidense, que el gobierno no está dispuesto a que México se convierta en un tercer país seguro, algo que sí le interesa al gobierno de Donald Trump.
La idea de "tercer país seguro" surge a raíz de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados que se firmó en Ginebra, Suiza, en 1951.
El concepto se resume en lo siguiente: cuando una persona abandona su país para solicitar asilo en otro, este segundo país puede negarse a recibirlo y remitirlo a un tercero que considere que puede darle las mismas atenciones.
No basta con tener buena voluntad para ser considerado tercer país seguro.
Según la Convención de Ginebra, hay unas condiciones mínimas que un país debe cumplir para poder tener esa categoría.
La principal es garantizar que los solicitantes de asilo no van a ser retornados a su país de origen, que se respeta el principio de "no devolución".
Además, deben asegurar:
- el derecho a la vivienda, seguridad social, servicios médicos, empleo y educación,
- el derecho a la reunificación familiar,
- que los solicitantes tienen un vínculo cercano con ese tercer país,
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) subraya que un país solo puede transferir la responsabilidad de acogida a otro país seguro si ambos países tienen sistemas de asilo que cumplen los mismos estándares.
La aplicación del concepto está sujeta a la premisa de que el solicitante va a ser admitido en el tercer país. Si eso no ocurre, la persona debe tener acceso al proceso de asilo en su primer país de destino.
En teoría, ayuda a aliviar la carga de los países que reciben más solicitudes de asilo y redistribuye a los solicitantes de forma más equitativa entre distintos países.
Históricamente, el principio de tercer país seguro ha sido aplicado generalmente en el seno de la Unión Europea.
¿Puede serlo México?
Si México fuera designado tercer país seguro, los agentes fronterizos estadunidenses podrían rechazar a aquellas personas que atravesaron el país para pedir asilo en Estados Unidos, en especial los migrantes procedentes de los países del Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador, Honduras).
Para la mayoría de los expertos en migración que se han expresado sobre el tema en México, esta posibilidad no tiene sentido.
"México no tiene la capacidad para volverse un tercer país seguro por varias razones", le dice a BBC Mundo Rodolfo Cruz, director del Departamento de Estudios de Población de El Colegio de la Frontera Norte.
"Uno, porque no tiene la infraestructura suficiente para seguir albergando y atendiendo a estos migrantes que ya sometieron su proceso de solicitud de refugio en Estados Unidos y que están del lado mexicano.
"Segundo, México tampoco tiene el marco legal que sustente el que puedan estar acá por tiempo indefinido", agrega.
Sistema desbordado
Actualmente hay entre 8.000 y 10.000 migrantes que están en esas condiciones; es decir, personas que solicitaron asilo en EE.UU. y que están en las ciudades fronterizas mexicanas esperando que haya una resolución de sus casos, pero el proceso de definición es largo.
Cruz señala que hay una tasa de alrededor de un 80-85% de rechazo de esas solicitudes de asilo en EE.UU. por parte de inmigrantes centroamericanos.
"Eso lleva a pensar que estas personas pueden pasarse seis, ocho, diez, 12 meses de lado mexicano, quizá hasta más. Realmente México no puede cumplir con esas características del fenómeno del tercer país seguro", sostiene.
Otra gran objeción que los analistas plantean a la designación de México como país seguro es el requisito de que se garantice la seguridad de los migrantes, algo que, dicen, no se puede ofrecer ni a los propios mexicanos.
"Hay que ser realistas, varias de las ciudades fronterizas no son lugares seguros, son de hecho de las ciudades más inseguras en México. Sabemos que la tasa de homicidios en las ciudades fronterizas es elevada, hay mayor riesgo, mayor vulnerabilidad de esas poblaciones migrantes", indica Cruz.
Para el experto de El Colegio de la Frontera Norte, las presiones de Trump sobre México para que aplique mano dura sobre la migración deben entenderse en clave electoral.
"Mi lectura es que eso está más enfocado a una cuestión electoral, él está iniciando una segunda campaña en EE.UU. Algo que le dio muy buenos resultados cuando le eligieron presidente fue el ataque hacia México, hacia los inmigrantes. Le resultó benéfico electoralmente a Donald Trump y por eso es que lo está volviendo a hacer.
"La capacidad de detener los flujos migratorios es una cosa que EE.UU. debería asumir porque tienen muchos más recursos. No vemos por qué México debe ser responsable de detener el flujo migratorio", concluye.