"Es, antes que nada, una idea o, como ellos dicen, un movimiento".
Así es como la antropóloga brasileña, Karina Biondi, describe al Primer Comando Capital, el grupo criminal brasileño vinculado al "robo del siglo" ocurrido este lunes en Paraguay.
El robo ocurrió en la sede de Prosegur, una empresa especializada en el transporte de grandes cantidades de dinero en efectivo, en Ciudad del Este, la segunda urbe más poblada de Paraguay.
Se piensa que los 50 asaltantes que llevaron a cabo el atraco, en el que consiguieron unos US$40 millones, eran miembros del Primer Comando Capital o PCC, uno de los grupos criminales más conocidos de Brasil.
¿Qué es el Primer Comando de la Capital?
El PCC se originó en la década de los 1990 dentro del sistema penitenciario de Sao Paulo, Brasil.
Se formó como grupo de autoprotección para los prisioneros dentro de las brutales cárceles del país, inspirado en otro grupo criminal más antiguo, Comando Vermelho (CV), (Comando Rojo), que también se originó en las cárceles brasileñas durante los 1970.
Se piensa que el PCC emergió tras un motín en la prisión de Carandiru, San Paulo, en octubre de 1992, cuando las fuerzas de seguridad mataron a más de 100 prisioneros.
Al año siguiente, ocho reos que habían sido trasladados a la prisión de Taubaté formaron la banda con el objetivo inicial de buscar justicia por las muertes y presionar por mejores condiciones en las cárceles.
Mientras eso ocurría en las prisiones, los miembros de la banda en el exterior se organizaban para obtener fondos para financiar al grupo, organizar rescates de presos, comprar drogas y armas, y planificar robos.
Desde entonces su influencia se propagó hacia otras prisiones y a las calles del país, donde han librado una continua y sangrienta batalla con la policía.
Los fuertes golpes asestados por las fuerzas de seguridad brasileñas han obligado al PCC a operar en las zonas fronterizas brasileñas y países vecinos.
"Se cree que el grupo, ahora la organización criminal más grande y mejor organizada en Brasil, cuenta con miembros en la mayoría de los estados del país, y controla las rutas de tráfico de drogas entre Brasil, Bolivia y Paraguay", dice el sitio web InsightCrime (Centro de Investigación de Crimen Organizado).
En efecto, si se confirma la participación del PCC en el robo del lunes en Ciudad del Este, ubicada en la frontera con el estado brasileño de Paraná, quedará demostrado que la banda está ahora en control de una región fronteriza de 1.365 km que comparten Bolivia, Paraguay y Brasil.
Los expertos afirman que esta región es la entrada de drogas, armas y otras mercancías de contrabando desde y hacia Brasil.
Sin jerarquía
La antropóloga Karina Biondi, quien es autora de "Junto e Misturado: uma etnografia do PCC" (Juntos y mezclados: una etnografía del PCC), ha estado investigando a la banda durante los últimos 14 años.
Tal como le dijo a BBC Brasil, el grupo no tiene una estructura organizada, es más bien, "una metodología de vida" para sus miembros.
"Estas características fluidas permitieron que la ética de la facción se extendiera a otros estados sin necesidad de órdenes superiores", explica.
El pilar de esa ética, dice la investigadora, es que "los presos tienen que estar unidos, no pelear unos con otros, para enfrentar a un enemigo común: el sistema carcelario".
Así el PCC logró comunicar sus ideas por todo el país para convertirse en un grupo bien organizado, con su propio estatuto, que actualmente juega un papel importante en el mercado regional de drogas y cuyas ambiciones incluyen involucrarse en el narcotráfico transcontinental.
El grupo está basado principalmente en Sao Paulo, pero tiene facciones en todo el país y su influencia se extiende ahora por América del Sur.
"Salve geral"
Como explica la antropóloga Karina Biondi, cuando el PCC quiere dar una orden para que sus miembros ejecuten un acto criminal utiliza las palabras "salve geral" ("Sálvense todos", como en los "salves" o saludos religiosos).
Una de las peores olas de violencia del PCC estalló a fines de 2012 aparentemente tras un anuncio de los líderes de la banda que se propagó a los miembros fuera de las cárceles.
Se dice que el anuncio de "salve geral", que surgió después de que la policía de Sao Paulo matara a sospechosos de ser miembros de la organización, indicaba que por cada miembro que había muerto, un oficial de policía también debía morir.
En la violencia que se desató en la ciudad, unas 130 personas, incluidos varios policías, murieron en dos semanas en noviembre de ese año.
En enero de 2017 se desató otra ola de violencia en las cárceles brasileñas en la que más de 100 personas murieron en sólo una semana.
Como explica Karina Biondi, cuando algún miembro del grupo comete un error, no se habla de "juicio" o "castigo", se habla de "consecuencias".
"Y las "consecuencias" se llevan a cabo en nombre de la PCC y no de las personas que están aplicando el castigo".
Según InsightCrime, actualmente el PCC tiene cuatro líderes principales.
Marcos Willians Herbas Camacho, alias "Marcola", es quien se desempeña como el máximo líder. Los otros tres son Rogério Jeremias de Simone, alias "Gegê do Mangue", Edison Borges Nogueira, alias "Birosca", y Fabiano Alves de Souza, alias "Paca".
Hoy se considera que el PCC es el grupo criminal más grande de Brasil y cada vez hay más evidencia de que el grupo está incursionando en otros países del continente, incluidos Perú, para el tráfico de cocaína, y Uruguay, para la exportación de drogas a África y Europa.
El periodista británico Misha Glenny, excorresponsal de guerra de la BBC y autor del libro "McMafia: el crimen sin fronteras", publicado en 2008, explica que el PCC opera ahora como un sistema de franquicias, similar al del cartel de los Zetas en México, en el que alquila o presta su nombre a organizaciones delictivas locales.
"El grupo entendió que el conocimiento de los locales es muy importante. Por eso funcionan las franquicias", le dijo Glenny a BBC Mundo antes del robo en Paraguay.
"Es muy difícil para una organización externa llegar con su gente a un área urbana nueva para empezar algo como un sistema de protección por chantaje. O empezar a traficar mujeres o droga. Por eso necesitan a los locales", agregó.
Y remató: "Los grupos locales entienden que el nombre del PCC, Los Chechenes o los Zetas les da credibilidad. Y sobre todo, les da el factor miedo. La amenaza de que puedes ejercer violencia".
"Porque todo gran grupo criminal debe, por encima de todo, ser capaz de proyectar miedo. La mayoría de los grupos criminales, si son inteligentes, tratarán de evitar la violencia en la medida de lo posible. Pero si tienen que utilizarla, debe ser fuerte y decisiva", aseguró el autor.