En los primeros 100 días de Donald Trump en la Casa Blanca, la relación de Estados Unidos con el resto del mundo tuvo varios cambios significativos que hicieron que el planeta esté pendiente de ellos.
Y los asuntos internos tampoco escaparon a las modificaciones, aunque algunos aspectos apenas son visibles otros generaron una polarización nacional.
En el mundo
Tensiones nucleares
Si bien también hubo roces con China, Japón y Corea del Sur, la principal tensión se centra en Corea del Norte ante el desarrollo de sus propias armas nucleares.
La presidencia de Donald Trump se enfrenta a la tarea de frenar ese plan, algo que esquivaron sus antecesores en el gobierno, una política que se denominó "paciencia estratégica".
La administración de Trump decidió terminar con esa política y envío una armada de buques de guerra hacia la península coreana elevando el espectro de la acción militar.
También anunció que profundizará las sanciones económicas contra Corea del Norte.
Corea del Norte respondió desafiante amenazando con pruebas de misiles "semanales", ejercicios militares con submarinos y aviones, y advirtió sobre una "guerra total".
El siguiente paso es desconocido, pero los primeros intentos de este impredecible presidente para enfrentar el estado más impredecible del mundo ya encendió una chispa de tensión que es probable siga vigente.
Uso de la fuerza
El presidente Barack Obama, cuando fue elegido, pretendía poner fin a las guerras estadounidenses en Irak y Afganistán, y era extremadamente reacio a involucrarse en otro conflicto en el Medio Oriente.
Si bien en un principio Donald Trump se había opuesto a la acción militar estadounidense en Siria, en abril ordenó ataques de misiles contra una base aérea del gobierno sirio.
Trump dijo que el ataque con armas químicas del que culpa al gobierno sirio había cambiado su actitud. "Ese ataque a los niños tuvo un gran impacto en mí", afirmó.
El disparo de misiles fue la primera vez que Estados Unidos atacó directamente al régimen sirio desde que comenzó el conflicto y se consideró como un profundo cambio de política exterior.
Y sólo pasaron días hasta que Trump volvió a usar sus músculos militares para golpear a los militantes del autodenominado Estado Islámico en Afganistán con un arma conocida como la "madre de todas las bombas", o MOAB, que nunca antes había sido utilizada por EE.UU.
Y con un mayor gasto de defensa estadounidense sobre la mesa, Estados Unidos parece, por lo menos por ahora, haber tomado un papel más contundente en los conflictos extranjeros.
Comercio
Con sus políticas comerciales, Donald Trump se ha embarcado en lograr el mayor cambio en décadas en la forma en que Estados Unidos hace negocios con el resto del mundo.
Amenazó con deshacer una serie de acuerdos de libre comercio ya existentes, incluido el Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre Estados Unidos, Canadá y México (NAFTA, por sus siglas en inglés), a quien culpa por las pérdidas de empleos.
Incluso sugirió retirar a Estados Unidos de la Organización Mundial del Comercio y amenazó a los fabricantes de automóviles con un arancel del 35% a los bienes fabricados en México.
Pero en concreto, en su primer día en el cargo, Trump firmó la orden ejecutiva para abandonar la Asociación Transpacífica (TPP), un acuerdo comercial de 12 naciones negociado por Obama y que representa el 40% de la producción económica mundial.
Aunque el acuerdo aún no fue ratificado por un Congreso dividido al respecto.
También puso el foco en el programa de visas de trabajadores extranjeros en el país ordenando revisiones al otorgamiento de permisos.
La estrategia detrás de esta política comercial es crear empleos en Estados Unidos, cerrar el déficit comercial y obtener "buenos contratos" para los estadounidenses.
En Estados Unidos
La figura presidencial
Lo que ha quedado claro desde que Donald Trump pronunció su discurso inaugural es que él cambió la presidencia más de lo que la presidencia lo cambió a él.
El vocabulario de Trump presidente, si no todas sus políticas, es muy similar al del Trump candidato. A la Casa Blanca llevó la misma agresividad y lenguaje llano que caracterizó su campaña.
Las redes sociales siguen siendo su canal favorito para comunicase con el pueblo estadounidense.
Twitter es Trump lo que la televisión fue a John Fitzgerald Kennedy (JFK) y la radio fue a Franklin Delano Roosevelt (FDR).
Pero es su forma de expresarse, más que la utilización de un nuevo medio, lo que marca tal ruptura con el pasado, analiza el periodista de la BBC Nick Bryant.
De su negativa a publicar sus declaraciones de impuestos a su rechazo a divulgar registros de visitantes en la Casa Blanca, Trump demostró que las reglas normales no se aplican a él.
Inmigración
Los cruces ilegales en la frontera sur entre Estados Unidos y México cayeron drásticamente un 40% durante el primer mes de la presidencia de Trump, según el Departamento de Seguridad Nacional.
Se trata de la mayor caída desde 2009.
Si bien hubo un significativo aumento en los arrestos y problemas de inmigración en general en el primer mes, hay una sensación entre sus partidarios de que Trump está cumpliendo su promesa de proteger la frontera de Estados Unidos, incluso sin haber construido aún su famoso muro.
Reputación
Un subproducto del lanzamiento presidencial de Trump fue el de suavizar o mejorar (dependiendo de quién) la reputación de sus predecesores.
Para los demócratas, la idolatría hacia Barack Obama se profundizó.
George Herbert Walker Bush, quien recientemente estuvo internado por neumonía, se convirtió en un venerado anciano nacional.
Su hijo, George W, apodado el "Texano Tóxico" (por el record de contaminación en su estado, Texas) fue sujeto a un rápido revisionismo histórico. Incluso sus declaraciones en la toma de posesión de Trump: "Eso fue una extraña m?", se han acercado a convertirlo en un héroe popular de la izquierda.
Poder de los estados y derechos civiles
Durante décadas, los derechos de cada uno de los estados del país fueron el grito de batalla de los supremacistas blancos decididos a defender la segregación en desafío a las órdenes judiciales federales que exigían la integración.
Ahora los estados progresistas están usando este principio, aunque con un propósito contrario.
Ciudades como Boston, Chicago, Los Ángeles, Nueva York y Washington DC están obstruyendo voluntariamente el freno de inmigración de Trump.
Así, las ciudades santuario se han convertido para la izquierda progresista lo que fueron las ciudades segregacionistas a la derecha racista, son campos de batalla en una guerra entre el gobierno local y el gobierno federal.
Y en términos individuales, las organizaciones defensoras de los derechos civiles, fueron testigo de una bonanza de recaudación de fondos desde la llegada de Trump.
La Unión de Libertades Civiles de EE.UU. (ACLU, por sus siglas en inglés) recaudó US$24 millones en donaciones por internet el primer fin de semana después de la primera prohibición de entrada a Estados Unidos a 7 países, seis veces la cantidad que normalmente recibe en un año.
La economía
El sector económico fue tal vez el que más resultados concretos mostró en los 100 primeros días de Trump en el gobierno.
A sólo tres días hábiles de que el nuevo presidente tomara juramento, el índice Dow Jones de Industriales, el principal indicador de Wall Street, rompió la marca de 20.000 puntos por primera vez en su historia.
Y es que los inversores especulaban con que Trump redujera los impuestos corporativos y suavizara las regulaciones de negocios, algo que aún no sucedió, aunque está en los planes que ha hecho públicos.
Sin embargo no todos los números fueron tan significativos.
La economía estadounidense agregó sólo 98.000 empleos en marzo, casi la mitad de lo que algunos economistas esperaban. La producción industrial y los inicios de viviendas fueron inferiores a los previstos.
Las ventas minoristas, que deberían haber aumentado con la mejora de confianza de los consumidores, cayeron 0,2% en marzo, su primera baja en más de un año.
Y la industria del turismo muestra un retroceso por el rechazo a la prohibición de viajar (medida que fue frenada por la justicia).
Los medios y la cultura
Los diarios The New York Times y el Washington Post vieron aumentar sus suscripciones significativamente desde la llegada de Trump a la Casa Blanca y sus continuos ataques a la prensa.
La cadena de noticias CNN incrementó su audiencia y Twitter, cuyo número de usuarios estaba estancado, volvió a registrar un crecimiento.
En tanto, los límites en la cultura están siendo un poco borrosos, una respuesta inevitable quizá a un presidente que convirtió la política en un nuevo género de reality show, califica Bryant de la BBC.
Los comediantes e imitadores ganaron espacio en las pantallas de la televisión estadounidense y se registró un aumento significativo en las ventas de clásicos de la literatura.
Tal es el caso de 1984 de George Orwell, con la ayuda de los "hechos alternativos" de la asesora de Trump Kellyanne Conway, que se coló en la lista de los más vendidos en Estados Unidos.
El complot en contra de Estados Unidos (The Plot Against America), de Philip Roth, que imagina como presidente a Charles Lindbergh, el aviador que se convirtió en el portavoz de la Primera Comisión de Estados Unidos (American First Committee) en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, también disfrutó de un renacimiento.
Y Hulu, un sitio web que ofrece programas y series de TV, está transmitiendo una versión deEl cuento de la criada (The Handmaid's Tale) de Margaret Atwood, que retrata un Estados Unidos totalitario.
Polarización
Viajar desde las principales ciudades costeras hacia el corazón de Estados Unidos, se siente ahora como visitar diferentes países, señala el periodista de la BBC.
Siempre hubo dos Estados Unidos, pero ahora parece que todo se resume a una pregunta: ¿apoyas al presidente? Y dependiendo de cómo es la respuesta, se determinará en qué Estados Unidos América se habita.
Barack Obama llegó al poder prometiendo reunir a los azules (demócratas) y los rojos (republicanos) en Estados Unidos, aunque no tuvo mucho éxito. Donald Trump ni siquiera ha tratado de ser una figura unificadora.
En tanto, mientras que los demócratas ven a su nuevo presidente como una vergüenza nacional, muchos de sus partidarios siguen viéndolo como un potencial salvador.
Cien días después de una presidencia semejante a la que este país nunca había visto antes, el estado de la unión es la desunión.