¿Qué busca el narcotraficante "El Mini Lic" al huir de México y entregarse en Estados Unidos?
Dámaso López Serrano tiene una vida corta y una reputación fiera.
Le dicen El Mini Lic, integró una banda de jóvenes sicarios llamado Los Ántrax y en los últimos meses estaba enfrentado con los hijos del mayor narcotraficante de la historia de México por el control del cartel de Sinaloa.
Llegó incluso a secuestrar a los hijos de Joaquín "El Chapo" Guzmán, quien está preso en Estados Unidos y es su padrino. López Serrano hizo todo esto antes de cumplir los 30. Y tomó una decisión inusual que abre la puerta a varias interrogantes y pocas certezas.
El jueves 27 de julio llegó a la frontera con Estados Unidos y se entregó a las autoridades. Lo consideran el líder de más alto rango de un cartel en hacerlo.
Lo hizo a través del puerto de entrada de Calexico West, 180 kilómetros al este de Tijuana. Llegó hasta los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por su sigla en inglés) y luego quedó en manos de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por su sigla en inglés).
La justicia asegura que en 2005, cuando no había cumplido 18 años, ya se dedicaba a traficar heroína, metanfetaminas y cocaína hacia California.
"El Mini Lic", de 29 años, también ganó fama por presumir en redes sociales de una vida de lujos y excesos. Un popular cantante le dedicó un narcocorrido visto 213 millones de veces en YouTube.
"Es un muchacho muy exhibicionista, muy presumido, alguien con ese perfil se hace difícil que vaya y se entregue a Estados Unidos", le dice a BBC Mundo el analista en seguridad José Reveles.
"No se pudo haber entregado así nomás, tiene que haber existido una negociación, incluso por iniciativa de la DEA", agrega.
Pero para un veterano de esta agencia existieron otros motivos. "Es muy inusual, me sorprendió", le comenta a BBC Mundo Mike Vigil, ex jefe de Operaciones Internacionales de la DEA, quien durante 13 años trabajó en México.
"Lo hizo porque temía que lo mataran", agrega. "Sabía que era una cuestión de tiempo hasta que lo encontraran (los hijos del Chapo) y lo mataran".
Los Dámaso: padre e hijo
El Mini Lic se declaró no culpable en la primera audiencia este lunes, algo esperado en el comienzo del proceso hasta que se determine qué tipo de información puede proveer.
Lo que diga en las etapas posteriores o deje de decir, lo que acuerde o deje de acordar, puede tener consecuencias para la guerra interna en el cartel de Sinaloa y la batalla entre los distintos grupos del crimen organizado en el país.
Pero para él, quizá tenga una implicancia más personal. Su padre, El Licenciado, fue hombre de confianza y mano derecha del Chapo hasta que cayó detenido en mayo en Ciudad de México.
Dámaso López Núñez tiene una vieja relación con Guzmán. Se lo considera el responsable de la primera fuga del Chapo de una cárcel. El Licenciado era el subdirector de seguridad del penal de Puente Grande en 2001 y se cree que fue él quien preparó su escape.
Desde ahí no se separaron. Pero con la captura de Guzmán en enero de 2016 (seis meses antes se fugó a través de un túnel de la cárcel del Altiplano) y su posterior extradición a EE.UU. un año después, su rol en el cartel cobró más prominencia.
Allí comenzaron los enfrentamientos con Jesús Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán, hijos del Chapo, por el control de la organización.
Con su caída en mayo, El Mini Lic debió hacerse cargo de ese bando. Y algo entre junio y julio lo llevó a decidir que sería mejor estar preso en Estados Unidos que libre en México.
"Responde a una propuesta de la DEA o de alguna otra instancia del gobierno de Estados Unidos con miras a una negociación", le dice a BBC Mundo el experto en delincuencia organizada Ricardo Ravelo, "sobre todo cuando están interesados en el desmantelamiento de alguna organización criminal".
"Seguramente lo hizo por seguridad y quizá haya sida atractiva la oferta. Por ejemplo, cuando se les ofrece no tocar familiares, capitales, patrimonio, suena más atractivo que seguir luchando", añade el autor de varios libros sobre el narcotráfico en México.
Ravelo considera que el El Mini Lic puede ofrecer información y convertirse en un testigo protegido y cambiar de identidad o recibir una pena menor.
López Serrano no solicitó salir bajo fianza el lunes y quedará detenido hasta su próxima audiencia el 2 de noviembre. En el mismo anuncio hecho por el Departamento de Justicia de EE.UU. se acusó al Licenciado de cargos relacionados con narcotráfico. Las autoridades pedirán su extradición cuando se le formulen cargos el 4 de diciembre.
"Hoy marca otro paso importante en el desmantelamiento del cartel de Sinaloa", aseguró la fiscal Alana Robinson, al hablar de una investigación de cinco años que involucró a nueve dependencias del gobierno estadounidense, donde participaron varios países y que derivó en acusaciones contra 125 personas. Incautaron 2.214 kilos de cocaína, 1.397 de metanfetamina, 95 de heroína y 17,2 toneladas de marihuana: droga por valor de US$27,8 millones.
"Pueden ser testigos colaboradores importantísimos"
"No hay narco mexicano que se entregue voluntariamente al gobierno de Estados Unidos sin negociación de por medio", escribió en su columna del diario El Universal Alejandro Hope, un experto en seguridad y exfuncionario de la inteligencia mexicana.
Los términos del acuerdo y las consecuencias, apuntó, las desconoce. Entran, evidentemente, en el terreno de la especulación. "Hacer juicios categóricos con algunos retazos de información", concluyó, "es tarea muy peligrosa".
Una de las posibilidades es que El Mini Lic se entregó para ayudar a la justicia en el caso contra el Chapo. Para Ravelo, más allá de lo que pueda declarar contra Guzmán, importa lo que revele sobre un cartel con presencia en 50 países.
"Tratará de cerrar un trato y mostrar el funcionamiento interno del cartel de Sinaloa", señala Vigil, "la infraestructura, las rutas, los funcionarios corruptos, las fuentes de abastecimiento, los activos".
Si ambos cooperan, para el cartel "potencialmente podría tener un impacto devastador".
Guerra por el control
Esto ocurre en un contexto donde la violencia está disparada en el país. En junio, se cometieron 2.234 homicidios dolosos, la cifra más alta en la historia reciente y 2017 va camino a ser el año más violento de las últimas dos décadas.
Desde el año pasado Los Dámaso disputan a los hijos de Guzmán el control de la organización. La batalla tiene lugar en el "Triángulo Dorado", una región montañosa que comparten los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua, una de las zonas con mayor producción de amapola y marihuana del país.
Pero también existen otras tres facciones en pugna: Aureliano, el hermano del Chapo; el hijo del Azul, uno de los fundadores de la organización, quien se fugó de la cárcel en mayo; y el misterioso "Mayo" Zambada, capo de la vieja escuela y único de los grandes narcos que nunca fue detenido.
El conflicto entre estos bandos dejó enfrentamientos impensados poco tiempo atrás: un ataque contra la casa de la madre del Chapo en Sinaloa, el asesinato de amigos cercanos al grupo familiar, el secuestro de Los Chapitos a manos del El Mini Lic y la quema de ranchos y casas del hijo del Licenciado en Sinaloa.
Ravelo asegura que "por ahora no se ve una alianza, una tregua (...) la violencia no se va a terminar de tajo porque tienen otra amenaza en frente, el cartel de Jalisco Nueva Generación", el de mayor crecimiento, que ha aprovechado las luchas internas en Sinaloa para adentrarse en un lucrativo y crucial territorio.
"Seguramente esta lucha con el cartel pueda ser una razón por la que se vean obligados a unirse", opina Ravelo, "lo que está en juego es mucho más importante".
Las consecuencias de abrir la boca
Existen antecedentes de capos mexicanos que una vez en EE.UU. negociaron y ello tuvo consecuencias en México.
Osiel Cárdenas, hasta 2003 jefe del cartel del Golfo, fue detenido y extraditado, y acordó beneficios a cambio de entregar información, "de allí surgieron expedientes contra gobernadores" coludidos con el narco, explica Ravelo y menciona el caso de Tomás Yarrington, arrestado en abril pasado.
En el oscuro mundo de los carteles mexicanos, aventurar consecuencias de un hecho como la entrega del Mini Lic es hacer futurología. Pero es probable que su inesperada decisión tenga secuelas que ahora no se pueden adivinar.
"Hay un viejo dicho entre los carteles", recuerda Vigil, "'No olvidamos y no perdonamos'. Así que si (Los Dámaso) hablan, pueden ir tras sus familiares. Llevaría a más violencia".
"Las peleas internas en el cartel de Sinaloa", agrega, "y la lucha entre ellos y el cartel Jalisco Nueva Generación equivale a más violencia".