Pocos pueden entrar y casi nadie puede salir sin tener que enfrentar graves consecuencias.
El asedio que la Policía de Hong Kong mantiene desde hace unos días en torno a la Universidad Politécnica (PolyU, como se conoce en inglés), donde se refugian centenares de manifestantes antigubernamentales, ha vivido momentos muy tensos.
Las autoridades mantienen un cerco en torno al campus universitario bloqueando todos los accesos para impedir que nadie entrara o saliera de allí mientras invitan a los manifestantes a rendirse y entregarse para ser procesados por la justicia.
"He estado atrapado con mis amigos y otros estudiantes y los periodistas dentro de la Universidad Politécnica durante más de 30 horas y nuestra situación es que no tenemos suministro de gas y la cantina se está quedando sin comida", le contó a la BBC uno de los estudiantes que se encuentran en la PolyU.
"No podemos irnos y estamos atrapados. Eso por culpa de una situación 'irracional' causada por la policía", agregó.
La ola de manifestaciones en Hong Kong se inició en junio pasado como respuesta a una polémica ley de extradición pero luego se convirtió en un movimiento de protesta antigubernamental.
Durante este tiempo, los centros de educación superior se habían mantenido relativamente libres de violencia. Sin embargo, eso cambió la semana pasada cuando la Universidad China de Hong Kong se convirtió en un campo de lucha.
La PolyU fue ocupada la semana pasada. En sus alrededores se han producido numerosos choques violentos en los que manifestantes y policías intercambian cocteles molotov por gases lacrimógenos y balas de goma.
El domingo, estos enfrentamientos alcanzaron uno de sus puntos más violentos. Desde entonces, la policía ha arrestado a unas 400 personas, lo que equivale a casi una décima parte de los 4.500 arrestos ejecutados desde el inicio de las protestas en junio.
Aunque este lunes los choques fueron menos intensos, unas 116 personas heridas recibieron atención sanitaria, de acuerdo con las autoridades hospitalarias.
Encerrados? ¿sin salida?
El asedio que la policía mantiene en torno a la PolyU impide que incluso los familiares de los estudiantes puedan ingresar al campus para ver a sus hijos, lo que ha generado mucha incertidumbre entre las familias.
"Más de 200 padres desolados están sentados a las afueras de PolyU y esperan ver a sus hijos. Varios centenares de estudiantes están encerrados en PolyU y estos padres están impotentes. Lo único que pueden hacer es esperar", escribió este lunes en un tuit Nathan Law, un joven dirigente político que en 2014 fue uno de los líderes de la "Revolución de los paraguas".
More than 200 devastated parents are sitting outside #PolyU and hoping to see their kids. Several hundred setudents are still locked in PolyU and these parent are helpless. They can only wait. #HongKong pic.twitter.com/Xp0ny1O3aI
— Nathan Law 羅冠聰 ? (@nathanlawkc) November 18, 2019
El domingo, las autoridades fijaron un ultimátum para que los manifestantes abandonaran el campus y se entregaran, al tiempo que advirtieron que podrían usar munición real si proseguían los ataques.
Este lunes, la policía permitió que unos 40 manifestantes heridos abandonaran el campus para recibir tratamiento médico tras lo cual podrían ser procesados penalmente.
Las autoridades advirtieron que los que salieran de la universidad iban a ser arrestado. Una fuente policial dijo a la prensa que quienes se entreguen sin resistencia podrían recibir castigos menos severos pero que todos deberán responder ante la ley.
Lágrimas y orgullo
Grace Tsoi, corresponsal de la BBC en Hong Kong
Los preocupados padres de los jóvenes atrapados dentro de la Universidad Politécnica de Hong Kong estuvieron entre los manifestantes que la noche de este lunes participaron en una manifestación pacífica en Tsim Sha Tsui, una zona turística ubicada apenas a unos 300 metros del campus sitiado.
La señora Ng -quien pidió ser solamente identificada por su apellido- descubrió el domingo por la noche que su hijo era uno de los que se encuentran encerrados en el campus. Desde entonces, ella se ha mantenido en las calles en torno a la universidad.
"Él está asustado porque no ha enfrentado solo una situación de emergencia", dice.
Pese a las circunstancias, la madre de este joven de 18 años de edad, afirma con los ojos llorosos que está orgullosa de su hijo.
"Mi hijo no lloró. Él es fuerte y le gusta ayudar a otros", asegura. "Yo le dije a mi hijo: 'Tú no hiciste nada malo y eres un muchacho estupendo. Yo no te culpo'".
Ng le dijo que se quedara dentro del campus y esperara hasta que ella fuera a recogerle.
La mujer considera que el gobierno debería cargar con la responsabilidad por el caos en Hong Kong.
"¡Nuestro gobierno es cada vez más insensato. Ignora las demandas mínimas de sus ciudadanos!", afirma.
"Yo no nací en Hong Kong pero amo tanto Hong Kong... es un lugar maravilloso pero se ha puesto en tal condición. Me rompe el corazón", lamenta.
Los intentos de mediación han fracasado. La policía impidió el ingreso en el campus de padres, legisladores, profesores y miembros de la directiva de la Universidad que han tratado de ir allí para buscar una solución pacífica a la situación.
Este lunes por la noche (hora local), la policía hizo una excepción al permitir la entrada del expresidente del Consejo Legislativo de Hong Kong Jasper Tsang Yok-sing; y de Eric Cheung Tat-ming, un académico de la Universidad de Hong Kong.
Fugas de película
Ante la falta de una posibilidad de abandonar el campus sin ser arrestados, muchos manifestantes han intentado evadirse de diversas maneras.
Un intento masivo de escape fracasó este lunes cuando la policía disparó numerosas rondas de gases lacrimógenos que obligaron a retroceder a los manifestantes.
Para intentar debilitar el asedio, miles de partidarios de los manifestantes se congregaron en los alrededores de la universidad y se enfrentaron a la policía.
Aprovechando la oscuridad, algunos realizaron una fuga de película al descender con una cuerda desde un puente ubicado a 10 metros de altura hasta una calle donde fueron recogidos por personas en motocicletas que les estaban esperando.
De acuerdo con testigos citados por Reuters, algunos de ellos luego fueron detenidos por la policía.
La aparente dificultad en conseguir un acuerdo para poner fin a esta crisis genera preocupación por la posibilidad de que la policía decida entrar en el campus y se produzca un baño de sangre.