El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, está bajo presión.
El deslave del sábado que dejó al menos 273 muertos y casi 300 heridos se da cuando el presidente registra números récord de impopularidad.
Un escándalo de financiación ilegal en su campaña, un proceso de paz cuestionado por medio país y una situación económica compleja vaticinan un año complejo para el final de su segundo periodo, hasta agosto de 2018.
El presidente se ha puesto, literalmente, las botas para atender la emergencia, que se da en una remota área del país y afectada por la violencia.
Santos ha ido tres veces a Mocoa y hasta durmió allí una noche.
Al bajarse del avión tras su viaje del martes, BBC Mundo habló brevemente con él.
Presidente, en el cementerio, en los barrios de invasión que quedaron devastados, mucha de la gente criticaba al Estado; quizá no a su gobierno en particular pero sí es una figura amplia del Estado. Lo decían por dos razones: porque no había planificación y porque dicen que llegó tarde la operación de rescate. ¿Qué responde usted ante eso?
Pues que nunca se había hecho una operación de rescate tan rápida en la historia. Antes de 12 horas estaba funcionando el puesto único de mando con todas las organizaciones trabajando y esa organización ha sido producto de unas experiencias que hemos tenido.
Después del fenómeno de La Niña (un desastre de inundaciones al comienzo de su gobierno) creamos una institución que está trabajando muy bien. Por supuesto que hay que entender que la gente quiere la ayuda de forma inmediata y además masiva, pero eso tiene una complejidad. Yo creo que nunca se ha respondido tan rápido.
¿Y por qué es tan complejo?
Es un lugar remoto, impactado por la violencia.
¿Qué nos dice de Colombia esta tragedia?
El Putumayo es uno de los departamentos que más ha sufrido la violencia de la guerra. Afortunadamente hace un año el departamento cambió: antes nadie transitaba las carreteras, ahora todo el mundo está transitando por las carreteras.
Pero Mocoa es un sitio de difícil acceso: no tiene un aeropuerto y llegar allá no es fácil como usted lo vio perfectamente. Entonces llevar toda esa ayuda? porque fue que se destruyó el acueducto, toda la energía desapareció, los puentes, fue una avalancha que prácticamente se llevó la mitad de Mocoa y todos sus servicios públicos.
Restablecerlos toma su tiempo. Mientras tanto la ayuda humanitaria ha venido llegando. Todos los heridos han sido atendidos y los más graves evacuados. Los difuntos ya están en manos de sus familias, en tiempo récord.
Usted coge cualquier tragedia en cualquier parte del mundo y verá que aquí hemos respondido en tiempo récord.
Usted ha hablado del calentamiento global, un debate que siempre se da en estas tragedias. Pero sólo con ir a estas áreas uno se da cuenta de que Colombia no es un país particularmente explotado: la naturaleza en Colombia sigue muy virgen. ¿Qué piensa usted estas teorías, de estos debates, sobre cómo los países más pobres y menos explotados terminan siendo afectados por la intervención de la naturaleza de los países más ricos?
Yo estoy de acuerdo con esa teoría. Colombia es uno de los países más vulnerables frente al cambio climático. Esto que vivimos se produjo porque la lluvia fue de tal intensidad que en dos o tres horas llovió lo que llueve en un mes y eso precipitó la creciente de tres ríos y dos quebradas que produjeron la avalancha.
Esa concentración de lluvia se debe al cambio climático, de manera que ahí hay una prueba fehaciente de cómo países como Colombia sufrimos del cambio climático.