Por qué soy independentista: las diferentes razones de catalanes que quieren separarse de España
El pasado 1 de octubre, más de dos millones de catalanes votaron a favor de separarse de España en un referéndum que había sido declarado ilegal por el Tribunal Constitucional.
Pero no hace muchos años, encontrar a un independentista en la capital de Cataluña, Barcelona, no era una tarea tan fácil.
En las universidades, los jóvenes independentistas hacían ruido, se reunían en asamblea y colgaban pancartas, pero eran una minoría.
Desde la Generalitat, el gobierno autónomo de Cataluña, el presidente Jordi Pujol buscaba acuerdos de financiación más favorables con el gobierno español sin poner en duda la pertenencia al estado.
Y en las manifestaciones del 11 de septiembre, el día nacional de Cataluña, no más de 20.000 personas salían a la calle, mientras que en la última hubo al menos medio millón.
¿Cómo se ha llegado hasta aquí? BBC Mundo habló con distintas personas, mayores y jóvenes, para preguntarles por qué son independentistas y qué esperarían de un hipotético nuevo estado catalán.
"No te creas que me han hecho tantas veces esta pregunta", asegura a BBC Mundo Benet Salellas, diputado de la CUP, un partido anticapitalista que sostiene al gobierno en el parlamento catalán y que siempre ha hecho bandera de la independencia.
"Yo creo que en mi despertar político siempre he sido independentista, porque he entendido que el marco político español nacido de la transición (a la democracia) no era apto para realizar las aspiraciones de emancipación política de la izquierda en la que yo me inscribo".
Críticas a la Transición
La transición española a la democracia, en la que se cerró el régimen autoritario del general Francisco Franco, fue considerada modélica por estudiosos y observadores por su carácter pacífico y por haber logrado un pacto entre fuerzas antagónicas, como lo eran el Partido Comunista y políticos salidos del régimen que tumbó a la Segunda República Española tras una sangrienta Guerra Civil (1936-1939).
En los últimos años, sin embargo, partidos como el izquierdista Podemos han pedido acabar con lo que denominan "el régimen del 78" (año en que se aprobó la Constitución) para renovar un país que consideran que no ha roto lo suficiente con el franquismo.
"No sé si con esto te estoy dando pistas de que yo no tengo un sentimiento identitario. Es cierto, me siento catalán, pero me siento también muchas otras cosas", dice Salellas.
-"¿También español?"
-"Español para nada", contesta sin dudar este abogado de profesión nacido en Girona, una ciudad conocida por su militancia independentista.
"Por eso yo digo siempre que soy independentista pero no soy nacionalista. Nunca he sido nacionalista, siempre me he sentido muy ajeno al nacionalismo que ha gobernado en Cataluña en el último periodo, sobre todo vinculado a la derecha".
La importancia del idioma
Los argumentos relacionados con la reivindicación de una historia, costumbres y lengua propia, sin embargo, salen a relucir con frecuencia entre los independentistas.
Un factor que ha generado tensiones, aunque en Cataluña hay un consenso importante en apoyarlo, es el conocido como "modelo de inmersión lingüística", que implica utilizar el catalán de forma mayoritaria en las aulas.
El asunto ha llegado incluso a los tribunales y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña dictaminó que al menos el 25% de las clases debían ser en castellano en las aulas donde lo pidiera la familia de algún alumno.
Además, el gobierno catalán tiene que pagar ayudas a las familias que pidan que sus hijos sean escolarizados en español.
"Nuestro sistema educativo refuerza la lengua catalana y me parece fantástico, porque si no se utiliza cae en desuso y desaparece", le dice a BBC Mundo Judit, estudiante de la Universidad de Barcelona.
Para ella, el defender la lengua es uno de los principales motivos que la llevan a ser independentista. Pero hay otros.
"El Estado español es unificador. Cataluña ha sido un territorio más o menos independiente pero en 1714, no sabría citártelo históricamente, hubo una invasión. Cataluña apoyaba a un rey concreto y España a otro. Perdió la guerra y fue invadida", asegura esta estudiante.
1714 es una fecha importante en el imaginario independentista, hasta tal punto que en los partidos en casa del Futbol Club Barcelona desde hace unos años cuando se alcanzan los 17' y 14'', los gritos por la independencia inundan el estadio.
Lo que pasó en 1714 fue que ese año cayó Barcelona frente a las tropas borbónicas en medio de la conocida como guerra de Sucesión. La victoria de las tropas borbónicas implicó la supresión de los fueros e instituciones catalanas, pero la lectura independentista del conflicto no la comparten otros historiadores, que consideran que no se trató de una guerra de secesión ni de una nación contra otra.
Nacida en Andalucía y catalana
Concepción Barrero tiene 83 años y nació en la provincia andaluza de Jaén, aunque vive en Cataluña desde la adolescencia.
No parece la persona que uno se imaginaría al pensar en el independentismo. No habla catalán porque nunca lo ha aprendido del todo, debido a la dislexia y a una vida dedicada al trabajo y sin la posibilidad de estudiar.
Sin embargo, le cuenta a BBC Mundo sentada en un banco en el barrio de Sants, en Barcelona, se emociona cuando escucha una sardana, la música que acompaña el baile típico catalán.
Y el pasado domingo 1 de octubre votó sí a la independencia en el referéndum.
Dice que no le dan miedo las consecuencias de una hipotética independencia. "No sé si Cataluña estará mejor. Le costará. Pero al menos se equivoca ella y no la equivocan los demás", asegura Barrero.
La declaración de independencia no se ha producido, sin embargo, y las consecuencias económicas de la crisis política ya se dejan notar.
En solo tres días, entre el jueves y el sábado de esta semana, el segundo y el quinto banco español (La Caixa y el Banco Sabadell), y la empresa de aguas de Barcelona, Agbar, entre otras, han anunciado que trasladaban su sede social para proteger los intereses de sus accionistas.
Los anuncios han llenado las portadas de los principales periódicos y se han convertido en objeto de conversación en las calles.
Para Salellas, sin embargo, esto no es un problema.
"Yo cuando veo que cuando hablamos de independencia el Banc Sabadell y la Caixa son los primeros que se marchan, pienso que estamos en la dirección correcta", asegura.
¿No es más fácil convencer a la gente de un futuro mejor que todavía no ha llegado?
"Es evidente que se han cometido errores. Cuando se ha hablado de la revolución de las sonrisas, se ha construido ciertamente un discurso muy ingenuo", dice Salellas.
"Pero yo creo que la sociedad catalana es muy consciente de que nada nos va a ser regalado".
Algunos independentistas, como Albert Pont, presidente del Círculo Catalán de Negocios (una entidad que acoge a empresarios y profesionales independentistas), creen que la independencia traerá consigo un aumento considerable de los recursos disponibles.
"Sin déficit fiscal (la diferencia entre lo que se aporta en impuestos y lo que se recibe del Estado en ingresos), Cataluña tendría un presupuesto de un 50% superior. Hablamos de 16.000 millones de euros con picos de 22.000 millones al año", dice Pont.
Pero estas cifras tampoco son objeto de consenso y hay personas como el exministro socialista y expresidente del Parlamento europeo, Josep Borrell, que lo sitúan en los 3.000 millones anuales, lo que equivaldría a un 1,5% del PIB catalán, aproximadamente.
¿Dentro de la Unión Europea?
Para el diputado de la CUP, Benet Salellas, la independencia es también una oportunidad para salir de la Unión Europea, aunque en esta postura no coincide con ninguno de los otros dos partidos que han empujado a la independencia (Partido Demócrata Europeo Catalán y Esquerra Republicana de Cataluña), que quieren una Cataluña dentro de Europa.
Esto, sin embargo, no sería automático. El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, recordó hace poco que en caso de independencia Cataluña quedaría fuera de la UE y, en su caso, tendría que abrirse un proceso de adhesión.
Pero para independentistas como Alex Abella, estudiante de periodismo de 23 años de la universidad privada Blanquerna-Universitat Ramon Llull, la Unión Europa es fundamental para los intereses de Cataluña.
"Es vital el respaldo de la Unión Europea para garantizar que esto va a salir bien", asegura.
Pero hasta ahora, la posición de la UE ha sido la de considerar el tema un asunto interno de España.
Tras la actuación policial en el referéndum del domingo, que dejó 800 heridos según el gobierno catalán, la Comisión europea pidió "pasar de la confrontación al diálogo".
Cuando se habla de independencia en Cataluña, con frecuencia sale a relucir el Estatuto de autonomía que los catalanes aprobaron en referendum y que en 2010 fue recortado por el Tribunal Constitucional tras un recurso del actual partido en el gobierno español, el Partido Popular.
"Nos sentimos frustrados porque cuando se presentó el Estatut, nos lo tumbaron", le dice a BBC Mundo María Teresa Urgeles, de 72 años.
Ella y su esposo, Jordi Masana, tienen colgada en el balcón de su casa, donde BBC habló con ellos, una estelada o bandera independentista catalana.
Ambos consideran 2010 como una fecha clave en su camino al independentismo, ya que antes no habían sido nunca partidarios.
Para Abella, el estudiante de periodismo, la situación actual hubiera sido "evitable" si Cataluña gozase de una mayor autonomía y si el gobierno español hubiera aceptado la petición de pacto fiscal, un acuerdo económico similar al que tiene el País Vasco y que implicaría que Cataluña recoja todos los impuestos y luego negocie un cupo con el Estado, al contrario de lo que ocurre ahora.
Pero esto no sucedió y en los últimos días las relaciones entre ambos gobiernos se han tensado como nunca antes.